c u a r e n t a y d o s

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Unos cuantos días habían pasado desde que comenzó el celo de Aldo, se podía decir que lo había superado sin embargo aún seguía algo sensible, pero prefería ya ir a la escuela debido a que ya perdió muchas clases.

Se podía decir que fue un celo difícil pero no tanto pues la chamarra con el olor a Yhojan ayudó demasiado, hubiera sido más fácil sino fuera alérgico a los supresores igual que su padre.

— Hola —saludo tanto a sus padres como a su hermana, una vez que bajo.

— ¿Seguro que quieres ir a la escuela? —intrigó Joaquín, recibiendo un asentimiento como respuesta— De acuerdo.

Desayunaron tranquilamente antes de ambos jóvenes, caminarán a la escuela no sin despedirse de sus padres quienes les dijeron que pasarían por ellos. Se podía decir que Emilio y el castaño se sentían algo culpables por no estar con su hijo cuando los necesitaba.

Un poco antes de medio camino Lucas sintió como alguien lo jalaba hacia atrás asustandolo y a la vez haciendo que se pusiera a la defensiva, al menos hasta que vio que se trataba del alfa, de inmediato su hermana continuó su camino dándoles su espacio.

— Hola —susurró el alfa dejando un beso en la frente, sintiendo el aroma de esté, soltando un suspiro de satisfacción— ¿Qué tal fue?

— El celo es horrible, ahora entiendo porque mi hermana se quejaba tanto, supongo que tendré que acostumbrarme a vivirlo cada tres meses y aun peor porque soy alérgico a los supresores—dijo Aldo, sonriendo cuando sus manos se entrelazaron.

— Lo siento por ti, yo por mas que tome, fue muy duro mi lobo no se calmaba, supongo que eso de conocer a tu destinado desde joven tiene esa desventaja —murmuró el alfa— Quizá sonara algo loco pero, quisiera saber como te imaginas tu primera vez.

— Aún ni siquiera somos novios y ya estás pensando en eso —musitó el omega, sonrojandose.

— Tienes razón, lamento haber preguntado eso, no es el momento y aun falta demasiado para eso —dijo Yhojan con una cálida sonrisa.

— Tampoco es que desee esperar demasiado, estoy por cumplir dieciocho, puedo decidir cuando tener mi primera vez, solo necesitaria plantearla y así sentirme seguro, no quiero ser padre joven y ya que no puedo cuidarme yo deberas hacerlo tú —comentó el omega, sintiéndose algo nervioso.

— De hecho tengo el vasalgel desde el día que empezó el celo, por eso no fui a  tu entrenamiento — murmuró sorprendiendose  cuando le dieron un  corto beso en los labios.

— Gracias —susurró Aldo antes de continuar caminando.

Mientras tanto en la casa, Joaquín se encuentra sentado en la encimera de la cocina mientras se besa con su esposo, sintiendo como este lo toma de la cintura fuertemente, llevando una de sus manos a su cadera.

— Estas muy hermoso —musitó el alfa, con la respiración agitada— Me encantas demasiado —agregó dejando besos en todo el cuello y algunas mordidas.

— Sigues siendo un caliente —comentó el menor, mordiendo su labio para evitar soltar un jadeo.

— Mira quién lo dice, tu me levantas en la madrugada porque te dieron ganas de hacerlo —dijo Emilio, causando un sonrojo en su esposo, quien lo beso para evitar que le dijera algo más—¿Y si no vamos a trabajar? —intrigó tras unos momentos, realmente tiene ganas de quedarse para besarse y quizá otra cosa.

— Me gustaría, pero tengo unos asuntos importantes en la cafetería, así que mejor dejamos esto para noche —propusó el castaño, dejando un corto beso antes de bajarse acomodándose la ropa— Pasamos por los niños, comemos juntos, y como se irán en la tarde con sus parejas aprovechamos.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora