v e i n t i o c h o

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A pesar de que ya había pasado un tiempo desde que se enteraron de que tendrían mellizos, aún no lograban asimilar la noticia por completo.

Quizá influyó el hecho de que la doctora les dijo que tenían que tener más cuidado que nunca, Joaquín podía moverse solo lo necesario sin hacer sin ningún esfuerzo para evitar tener una amenaza de aborto y tener dejarlo en completo reposo. Sin embargo lo que más les asustó fue el hecho de que existe el riesgo de un aborto espontáneo.

Aunque no todo era malo, ya que la anemia está bastante controlada. Pero aun así no debe dejar de tener una alimentación correcta pues podía regresar la anemia o llegar a algo peor aumentando el riesgo del embarazo aún más.

Definitivamente serían unos meses difíciles por todos los cuidados que deben tener y los riesgos que hay, sin embargo ambos están más que seguros que valdrá la pena totalmente.

Joaquín está alistándose para su cita con su psicóloga, debió posponerla debido a la impresión de enterarse de que son dos cachorros los que crecen en su vientre. No se sentía listo para volver intentar recordar algo de la voz, al menos no hasta ayer que programo de nuevo la cita, aún sin decirle al alfa de lo que hará, para evitar que lo acompañe, se siente lo suficientemente fuerte para recordar, pero de todas maneras lleva una chaqueta con el olor de su alfa y también algo que le recuerda a su padre.

— ¿Estás listo? —preguntó Emilio entrando a la habitación donde está el castaño, sonriendo cuando lo vio con su chamarra que justo estaba buscando — Ahora entiendo por qué cada vez tengo más ropa en mi closet.

El omega sonrió inocente, sonrojándose un poco sintiéndose algo apenado.

— Anda vamos a que comas algo antes de que te lleve, porque ni creas que te dejaré manejar solo —dijo el rizado pasando uno de sus brazos por detrás del cuerpo del menor, guiándolo a la cocina— Prepare algo de sopa, pero si no quieres come algo de fruta aunque sea.

— La sopa está bien, gracias —susurró Joaquín sentándose frente a la mesa con ayuda del mayor.

Emilio sirvió la sopa la colocándola frente al omega, sin embargo justo en ese momento esté volteo a donde estaba él haciendo que sus rostros queden muy cerca, tanto que sienten la respiración del contrario.

Se quedaron mirándose fijamente sin saber que hacer, ya que algo en su interior les pedía que besaran al contrario, pero el miedo a ser rechazados los hace reconsiderar si es buena idea.

Sin darse cuenta cada uno acerca su rostro un poco más, sintiendo su corazón latir cada vez más fuerte como si estuviera emocionándose por cada milímetro que desaparece de la distancia inicial. Cada uno bajo la mirada a los labios del otro, dándose cuenta de que querían lo mismo.

El alfa cerró los ojos, cuando sus respiraciones se juntaron, estaban a tan solo un movimiento más para que sus labios se unieran después de tanto tiempo. Joaquín lo dudo un momento antes de también cerrarlos y justo cuando se lanzó para terminar la distancia se dio que cuenta que el rostro contrario se había alejado así que abrió los ojos volteándose directo a su sopa intentando ignorar el nudo en su garganta y las ganas de llorar.

— Lo siento —susurró el castaño, comenzando a comer, evitando por completo la mirada del contrario.

Emilio no dijo nada regresó a la cocina lo más rápido que pudo, maldiciendo internamente por la profunda decepción que tenía el omega cuando se separó justo antes de besarse. Está considerando el ir a disculparse por su actitud, pero realidad duda que vaya a ayudar en algo.

— Podemos irnos —pidió Joaquín una vez que terminó su sopa, sacando de sus pensamientos al alfa.

El rizado asintió fue por las llaves del vehículo, acercándose al omega intentando ayudarlo, sin embargo fue rechazado de inmediato de una manera suave, aunque aun así dolió.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora