d i e z

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Joaquín decidió ir el sábado a la universidad a pesar de no tener clase, para tramitar el permiso por su celo y quisa también para pasar un rato con el alfa pues ese día también trabajaba. Cuando fue a la oficina como ya sabían que su celo y los estragos de este duraban una semana o un poco más, de inmediato le dieron el permiso para faltar toda la semana, pensó en cambiar el día, pero mejor decidió dejarlo así.

El castaño fue de inmediato a la oficina de Emilio para decirle que si podrían irse desde el lunes. Por un momento el alfa lo pensó, pero después aceptó, aún no enviaba el permiso, por lo que podía modificarlo, recibiendo un beso de agradecimiento.

De todas maneras el rizado tenía su cita para ponerse el anticonceptivo el domingo y como su efectividad era casi inmediata no había ningún problema.

[...]

El día lunes llegó y ambos estaban más que nerviosos, decidieron verse directamente en aeropuerto para mayor comodidad.

Joaquín llegó primero, por lo que decidió esperar al rizado cerca de la puerta para evitar no verlo. Solo debió esperar algunos minutos antes de sentir el aroma característico inundar sus fosas nasales, por lo que en cuanto el alfa cruzó la puerta principal se lanzó a abrazarlo, escondiendo su rostro en el cuello.

Así es el castaño está más cariñoso de lo normal, quizá el que su celo esté cerca podría ser una causa, aunque en realidad no era tanto eso. El omega deseaba estar cerca todo el tiempo de Emilio, solo que ahora tenía el pretexto ideal para hacer lo que en todo momento quería y no lo hacía por su ¿orgullo? ¿Miedo?

— Hola, mi pequeño —susurró el rizado, abrazando aún más a su pareja, sintiendo el aroma que tanto le encanta, más intenso.

— Hola —musitó Joaquín aún contra el cuello del alfa, sintiendo como se estremecía un poco.

— Me encantaría segur así, pero debemos tomar un vuelo —comentó Emilio, escuchando un sonido de protesta del omega— Prometo abrazarte todo el vuelo, anda vamos.

A regañadientes el castaño se separó haciendo un ligero puchero, antes de tomar la mano del alfa y caminar directo a donde harían todo el check-in.

Más de media hora después por fin subieron al avión, rápidamente Joaquín se sentó el asiento junto a la ventana. Mientras que el rizado acomodaba el equipaje de mano en el compartimiento, soltando una risita cuando vio a su pareja ya sentada hasta con el cinturón puesto y una gran sonrisa.

— ¿Te gusta la ventana? —preguntó Emilio a pesar de ser obvia la respuesta, tomando asiento y abrochándose el cinturón

— Me gusta ver las nubes —confesó el omega, recargando su cabeza en pecho del rizado, haciendo que lo abrace por los hombros.

El alfa comenzó a acariciar los rizos del castaño, escuchando un pequeño ronroneo, que claramente fue notado, solo que decidió no mencionarlo, sabía que era por el celo que estaba cerca.

Todo el vuelo Joaquín estuvo recargado en su novio, se sentía tan bien que incluso se durmió algunos minutos. Normalmente él no saldría en los días antes de su celo, ya que su aroma se intensificaba, pero junto al rizado se sentía seguro por lo que no se preocupaba.

Tomaron un taxi al salir del aeropuerto, que los llevaría a la playa donde estaba la casa de los padres del omega.

Llegaron a su destino momentos después, bajaron sus maletas, para entrar a la casa, Emilio se sorprendió al ver lo hermosa que era, tanto por dentro como por fuera, con las múltiples cosas que había de madera y los colores cálidos.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora