v e i n t i s é i s

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Emilio dejó el cuerpo del castaño sobre la cama con mucha delicadeza, se ha tomado muy en serio el reposo absoluto pues al llegar a la casa, prefirió cargarlo a que caminara. Su mente seguía hecha un revoltijo, pero ahora no se podía poner a intentar aclararla, había cosas más importantes que hacer, así que debía posponerlo hasta la noche.

— Iré a preparar algo para que comas y te puedas tomar tus vitaminas y demás —avisó el alfa, una vez que tapó el cuerpo del contrario, quien lo sostuvo para evitar que saliera de la habitación.

— Lo lamento, todo esto es mi culpa, jamás debí dejar de tomar los anticonceptivos, s-solo que me sentí tan mal que mi primer impulso fue tirarlos sin pensar un algo más... P-por favor perdóname —susurró Joaquín con los ojos cristalizados.

— Shhh, está bien, te dije que fue cuestión de ambos, yo también te abandone después de pasar el celo juntos —dijo el rizado besando la mano del omega, antes de salir de la habitación, para preparar algo. No sin antes mandarle un mensaje a Adriana diciéndole que todo estaba bien, aún no quería decirle del embarazo, por lo que agradeció que debiera irse antes de salir del hospital.

Más tarde Emilio había terminado de cocinar por lo que regresó a la habitación solo que está vez con dos platos de comida y también jugo de manzana el cual es el favorito del castaño.

— Puedes quedarte en la habitación para visitas o tomar la otra, solo que esa deberás arreglarla — susurró Joaquín comenzando a comer a pesar de aún no tener hambre.

— La de visitas está bien —dijo el alfa, agradeciendo el hecho de que el omega respetará la distancia entre ellos, aunque también una parte deseaba dormir de nuevo juntos.

— Ya me, comunique con mi jefe, me dijo que me daría unas semanas, pero en cuanto tuviera el diagnóstico de embarazo de alto riesgo me daría la oportunidad de trabajar desde casa por unos meses hasta que pudiera pedir la incapacidad — comentó Joaquín, concentrándose en su jugo de manzana, en verdad le gustaba demasiado.

— Me parece bien, pero me causa intriga ¿qué va a pasar con tus terapias? No puedes dejarlas, sino lo nuestro jamás funcionará —murmuró el rizado, en verdad estaba preocupado.

— Hablaré con mi psicóloga mañana, estoy seguro de que podremos hacer algo. Ahora estoy más que decidido a superar esto, quiero esté bebé llegue a un matrimonio estable —comentó el omega acariciando su vientre aún plano, en verdad deseaba terminar con todo esto lo más pronto posible.

— Me gusta escucharte hablar de esa manera —dijo Emilio, sentándose en el pequeño sofá que está en la habitación— Ya pedí permiso para trabajar desde la casa, en caso de que no me dejen deberé renunciar y buscar otro trabajo, solo así podré cuidarte bien.

— Lamento ser una carga —susurró el castaño abultando un poco sus labios, se sentía culpable de todo lo que debía dejar el alfa por su culpa.

— No lo eres, sabes que siempre me ha gustado consentirte —musitó el rizado, sonriendo un poco.

— ¿Dónde te quedaste esté tiempo? — preguntó Joaquín, esa duda no dejaba de atormentarlo prácticamente desde que se separaron.

— En mi viejo departamento, recuerda que estaba libre —respondió el alfa sonriendo un poco por la expresión que puso el omega, dando a notar que jamás pensó en esa posibilidad.

Aún sonriendo Emilio se levantó dejando su plato y vaso, en uno de los muebles acercándose al castaño, acariciando el cabello de esté, en un gesto cariñoso.

— Pensé en todo menos en que estabas ahí —admitió el castaño, con las mejillas sonrojadas, que se tiñeron aún más cuando el alfa le beso la frente, quizá era algo insignificante, pero después de semanas de estar alejados era demasiado para ambos— ¿Me prometes algo? Que si me pasa lo mismo que a mi papá tú cui...

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora