o c h o

1.5K 184 57
                                    

El lunes, Joaquín llegó más temprano de que sus clases iniciarán, como ya se estaba volviendo costumbre, de inmediato camino a la oficina del alfa, la sorpresa fue que antes de tan siquiera llegar totalmente le dieron el paso.

— ¡Adelante pequeño! —susurró el rizado, con una sonrisa, el que vinieran a verlo lo emocionaban demasiado.

El omega con una sonrisa se adentró en la oficina, manteniendo de nuevo sus manos detrás de su espalda, admirando por unos momentos lo guapo que se ve Emilio con la camisa azul que tiene puesta.

— Hola, te traje esto —el castaño extendió como ya era costumbre una azucena con unos chocolates de coco, sintiendo sus mejillas calientes.

— Gracias —susurró el alfa, tomando las cosas dejando la flor en el jarrón y los chocolates en su escritorio.

— Pensé que podríamos salir cuando termines de trabajar, quizá comer juntos o algo así —musitó Joaquín con gran nerviosismo, por miedo a ser rechazado.

— Me encantaría, pero que te parece si mejor vamos a mi departamento, ahí puedo cocinar algo —comentó el rizado sonriendo ampliamente.

— Solo si me dejaras ayudarte —murmuró el omega, acercándose más a Emilio, haciendo que esté se levante de su lugar, para abrazarlo.

— Está bien, pero me toca lavar los platos —dijo Emilio, bajando la mirada para ver al castaño entre sus brazos, se sentía sumamente feliz.

— En ese caso mejor que sea en mi casa, como yo salgo antes puedo pasar a comprar las cosas para la comida, solo dime que quieres comer —mencionó Joaquín subiendo la mirada para ver al alfa.

— Está bien, de la comida tú decide, pero espérame para ayudarte —musitó el rizado dejando un beso en la frente del omega, de manera cariñosa.

— Recuerda que yo soy vegetariano, ¿no importa? —intrigó Joaquín.

— Sabes que no, me gustan los vegetales y tú siempre te las ingenias para hacer cosas extraordinarias —murmuró el alfa con una sonrisa.

— De acuerdo, te espero en cuanto termines en mi casa, debo irme tengo clase —murmuró el castaño, al recibir un asentimiento, se separó del abrazo para caminar a la puerta, aunque se detuvo cuando sintió que le faltó algo, por lo que se regresó para tomar de las mejillas a Emilio, ponerse de pinturas y unir sus labios, besándolo con suavidad, separándose tras unos momentos.

— Faltaba eso —susurró el alfa con una sonrisa viendo como el omega salía de su oficina con las mejillas sonrojadas.

[...]

Joaquín abrió la puerta de su casa cerrándola con el pie, tras pasar él, rápidamente fue a cocina a dejar todas las compras, que hizo en el supermercado para la comida que compartiría con el rizado, aunque aprovechando que fue también compro por cosas que necesitaba.

Miró la hora viendo que faltaban más de dos horas para que el alfa saliera de su trabajo, más aparte todavía el camino, por lo que comenzó a guardar las cosas que no usarían. Pero cuanto terminó de hacerlo aún faltaba demasiado tiempo, por lo que decidió aprovechar e ir a hacer su tarea.

Al principio el castaño comenzó con algún pequeño repaso de su última clase, para después ir por su computadora, luego de no ocuparlo por al menos una semana, ya que no había tenido ninguna motivo para ocuparlo.

Lo primero que le salió fue la carpeta donde estaban los videos de su padre, sin pensarlo la abrió, pues ya tenía tiempo que no veía algún video y tenía ganas de escuchar la voz de su padre. Comenzó a leer cada uno de los títulos, quizá alguno quede para su situación actual. En cuanto leyó "cuando sientas que encontraste a la persona" de inmediato lo abrió.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora