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Emilio se removió un poco, inhalo más profundo sintiendo el aroma a cereza, azucena y un toque de caramelo, inundar sus fosas nasales, una pequeña sonrisa se desliza por sus labios al recordar lo que pasó hace algunas horas. Pero a pesar de eso abre los ojos, para confirmar que el castaño está entre sus brazos, y al ver que es así sonríe ampliamente.

Sin poder evitarlo el alfa saca un poco su rostro del cuello de Joaquín, y besa el hombro de esté.

— Te amo tanto pequeño —susurró el rizado.

Emilio se quedó unos momentos así, pero al ver que el omega seguía durmiendo profundamente, se desiso del agarre que tenía en la cintura y se levantó de la cama, no sin antes dejar un beso en el hombro desnudo. Debió colocarse unos boxers antes de bajar a la cocina para preparar el desayuno, quería consentir a su pequeño.

Algunos minutos después como si Joaquín entre sueños hubiera sentido la ausencia del alfa, se removió en la cama, buscando el calor del contrario, al no encontrarlo abrió los ojos, encontrándose con la habitación completamente vacía.

Rápidamente el castaño se sentó en la cama, mirando fijamente la habitación, notando que la ropa de Emilio que había terminado en el piso ya no estaba.

"Ningún alfa te tomará en serio, solo te uso"

El omega movió su cabeza intentando que el miedo de que eso fuera cierto no lo invadiera, envolvió la sábana en su cuerpo dispuesto a ir a buscar al rizado, sintiéndose nervioso y muy ansioso.

Aunque justo cuando Joaquín se estaba levantando, el alfa apareció por la puerta, con la respiración agitada.

— Pequeño — susurró Emilio sentándose en la cama para abrazar fuertemente al castaño, no sabía que había pasado, pero mientras cocinaba sintió que lo necesitaba y no dudo en correr.

El omega no dijo nada, sin importarle la incomodidad que sintió en su para trasera, se sentó en el regazo de su novio, abrazándolo fuertemente, sintiendo como volvían a colocar la sábana sobre su cuerpo tapando su desnudez.

"Aún no logra lo que quiere, por eso sigue contigo"

Joaquín soltó un pequeño chillido, que no pasó desapercibido por el rizado, aunque decidió no decir nada más.

— No sé que pasó o qué tienes, pero te prometo que todo está bien —musitó el alfa contra el oído de su novio.

— No tengo nada, solo me sentí un poco mal por recordar a mi padre y todo eso —mintió el castaño.

— De acuerdo —comentó Emilio no muy convencido.

Se quedaron en la misma posición al menos hasta que el rizado, se separó un poco para unir sus labios, moviéndolos con tanta suavidad, como si tuviera miedo de lastimar al omega, cuando en realidad solo le intentaba trasmitir cuanto lo amaba.

— Estaba preparando el desayuno, así que por más que me guste estar contigo en mi regazo, desnudo, debo ir a la cocina —dijo el alfa.

— De acuerdo, bajaré en un momento — susurró Joaquín, bajándose del regazo de su novio.

Emilio bajó de nuevo a la cocina, para continuar con la preparación de los hot-cakes y el chocolate caliente. Minutos después sintió como lo abrazan por la espalda recargándose en él.

— Estás calentito —susurró el castaño moviendo su rostro contra la espalda desnuda del alfa, quien soltaba pequeñas risitas, por las cosquillas que le hacía.

— ¿Gracias? —musitó el rizado, sin saber que más decir— Ven para acá, ya está el desayuno listo —mencionó tras unos minutos.

Joaquín soltó una risita antes de caminar al otro lado de la barra mirando fijamente a su novio, que le dedicaba una sonrisa.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora