v e i n t i n u e v e

1.2K 150 101
                                    

Joaquín se movió en la cama intentando encontrar una posición para poder dormir, después de estar horas sin poder conciliar el sueño dando vueltas en toda la cama, colocándose en todas las posiciones que su vientre abultado se lo permitía.

Dándose por vencido se levantó yendo directo a la cocina para prepararse un té, quizá así podría relajarse y dormir un poco mañana tendría algo importante que hacer. Después de esperar por semanas por fin la Dra. Julia Lauren Márquez, regresaría de sus vacaciones, dándole la oportunidad de hablar con ella, para que le dé las respuestas que necesita y que por más que se ha esforzado no puede recordar.

Se sirvió su té sentándose a tomarlo lentamente, mientras que con su mano libre acaricia su vientre, esperanzado a que logre hacer que se muevan. Ya casi cumple las dieciocho semanas y según deben moverse a las dieciséis aun nada, la doctora les dijo que no debía preocuparse, pero le es imposible, ha intentado no hacer tan obvia su preocupación para no inquietar también a Emilio, ya que esté ha tenido demasiado trabajo y cosas que hacer en las últimas semanas, por lo que no quiere presionarlo más.

— ¿Qué haces? —preguntó de repente el alfa, causando que el castaño de un brinco, tire la taza mojándose así mismo— Lo siento, no quise asustarte, perdón — se disculpó sintiéndose muy mal.

— Está bien —susurró Joaquín tomando las manos del mayor, evitando que siga intentando secarlo, dedicándole una sonrisa — ¿Por qué estas despierto? Debes descansar para que mañana no estés cansado para trabajar, aunque sea en casa te cansas.

— Mi lobo me despertó, porque el tuyo le dijo que no has podido dormir, no me gusta el hecho de que deba enterarme por nuestros lobos que te sientes mal —dijo el rizado.

— No quiero molestarte —admitió el menor maldiciendo a su lobo por ir de chismoso en estas últimas semanas.

— Eso jamás va a pasar —susurró Emilio acariciando la mejilla del contrario, haciendo una pequeña pausa antes de continuar— Sé que he estado algo estresado por lo del trabajo, pero solo serán unos días más y podré dedicarte el mismo tiempo que antes.

— Lo siento —musitó el castaño abultado un poco sus labios— No debes preocuparte, concéntrate en tu trabajo no necesitas preocuparte por lo demás... Ya sé que no quieres que cocine, pero podemos seguir comiendo de la cafetería.

— ¿Por qué no puedes dormir? —preguntó el alfa dejando un beso en la frente del contrario.

— No lo sé simplemente no me acomodo de ninguna manera —comentó Joaquín, sorprendiéndose cuando el rizado lo tomó en brazos cargándolo a su habitación dejándolo acostado en la cama.

— Quizá si suelto algo de feromonas, puedas dormir —susurró Emilio acariciando el vientre del menor — ¿Aún no se mueve? —intrigó dudoso, recibiendo una negativa como respuesta— Lo harán pronto estoy seguro.

— ¿Podrías hablarles? —pidió el menor— Leí que al hablarles suelen moverse, yo ya lo intente y nada, quizá tú tengas suerte, pues siempre les has hablado.

— De acuerdo —susurró el rizado inclinándose para descubrir el vientre del contrario— Hola pequeños, lamento no haberles hablado en unos días, sin embargo ahora estoy aquí con su papi que esta más que preocupado porque ustedes no se mueven, yo sé que todo está bien allá adentro, pero quizá deberían moverse un poco —dijo con una sonrisa.

Esperaron unos momentos a sentir algún movimiento sin embargo no pasó nada, Joaquín no pudo evitar abultar sus labios y sentirse algo triste en verdad pensó que funcionaria.

El alfa noto esa tristeza por lo que lo abrazo fuertemente dedicándole una gran sonrisa.

— Si te hace sentir mejor, podemos ir con la doctora a que te haga otro ultrasonido, año mejor ya podríamos saber que son —comentó Emilio mientras llena la habitación de feromonas, para calmar al menor y hacer que quizá se pueda dormir.

Dispuesto - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora