Leave out all the rest. |Mikey Way|

24. Thank you for the venom - My Chemical Romance

Llegué a casa corriendo, y subí tan rápido a mi habitación que casi no noté que estaba Robert allí. ¿Recuerdan a Robert? Si, mi alcoholico padrastro.

Pero ese no era un tema que mucho me importara ahora, porque sentía que mi vida se desmoronaba. Quizás exagero, pero si Michael se llega a enterar de ese tweet y se ofende conmigo, jamás se lo perdonaría a Annice. Fue lo peor que me hizo en la vida: poner en riesgo mi relación con Mikey. Aunque después de todo, ¿Qué ganaba con esto? No logro entenderlo.

La puerta de mi cuarto se abrió sin ninguna clase de permiso, y la persona parada en el umbral me encontró tirada boca abajo sobre la cama.

-¿Por qué entras corriendo así a la casa? Podrías haber saludado al menos. -se quejó mi madre, sin siquiera imaginarse en que estado me encontraba yo.

-¿Para qué saludar a Robert, para que luego me pegue? -le recriminé. Y lo se, quizás no debería haberle respondido de esa manera, pero es que sentía que todo me salía mal en ese día.

-Tanya... no tengo ganas de discutir. Así que baja y saluda, no me importa lo que quieras hacer.

Me di la vuelta para mirarla, y le dediqué una mirada asesina, pero ella antes ya me estaba viendo de esa forma. Y yo sabía que cuando mi madre me miraba así, ya no había nada que hacer. Por lo tanto, tragué mis lágrimas, deje a un lado los pensamientos sobre Annice y Mikey, y me obligué a mi misma a salir de mi habitación. Caminé pesadamente hacia Robert y rodé los ojos antes de saludarlo. Él, evidentemente, se molestó pero no dijo nada. Supongo que para quedar bien.

-Hola Robert

-Hola Tany, ¿Cómo andas? -Me preguntó como si nada hubiera pasado entre nosotros.

-¿Se va a quedar esta noche? -le pregunté a mi madre con mi mayor seriedad

-Deja de comportarte así Tanya. Si se va a quedar, y va a pasar el año nuevo con nosotras.

-Después de las doce voy a salir.-dije automáticamente, aunque la verdad era que no tenía nada arreglado, pero cualquier cosa era mejor que estar cerca de ese hombre.

-¿Con que permiso? 

-Pero mamá... -me quejé. -ya arreglé con las chicas, y además, es año nuevo. Tenes que dejarme.

Un suspiro escapó de entre sus labios y asintió con pesadez por lo bajo. Eso era suficiente para mi.

La noche cayó, y la cena de año nuevo llegó. Era todo demasiado incómodo para mi, a pesar de tener a mi madre y Robert intentando hacer como si nada malo hubiera pasado antes. Y eso, sumado a mis dramas adolescentes, me superaba.

Cuando llegaron las doce de la noche, luego de brindar, fue la hora de mi felicidad. Sin importarme nada más que irme, saludé rápidamente y salí de la casa. En otras circunstancias, tendría miedo de dejar a mi madre sola con aquel hombre, pero ella insiste en traerlo a la casa. Ahora que lo soporte ella.

Y a pesar del peligro que son las calles por la noche, me la pase merodeando por el barrio. Caminaba lento y casi sin rumbo, ordenando mis pensamientos y preocupaciones. Para cuando volví a la casa, eran las tres de la mañana. El silencio reinaba, y las únicas luces que estaban encendidas eran las multicolores del árbol de navidad. Así que, sin prestar mucha atención a nada, fui directo a mi habitación a dormir, y no volví a abrir los ojos sino hasta el día siguiente a las cuatro de la tarde.

Olivia y sus dos amigas llamaron infinitas veces a mi teléfono, y para cuando les atendí, sólo querían saber si estaba bien por lo del día anterior que salí corriendo de la casa. Les aseguré que ya estaba todo el orden, aunque no fuera así, y terminé la llamada. Necesitaba estar sola. Y así lo hice.