12. Dream lover. -The Misfits.

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Una vez sentados todos en la mesa, fue cuando realmente comencé a sentirme incomoda. Ahora estaba también Donald, su padre, quien recién había vuelto del trabajo. Él no me miraba mucho, ni a los demás, pero su presencia me intimidaba, ya que era callado y tranquilo, como Michael. No molestaba, no hablaba mucho, pero aun así, su presencia era muy fuerte. En cambio, Gerard con su llamativo pelo rojo, era como su madre en el aspecto de personalidad, y gracias a eso logró crear una conversación amena en la mesa. Por la forma de reaccionar y comportarse de todos, noté que esto ya era común en su familia. Pero por suerte no estuvimos callados, porque sino, me sentiría mas incomoda aun. En cuanto terminamos la cena, Donald se fue a ver televisión, y Donna se mostró un poco mas relajada.

Yo la ayudé a levantar los platos, mientras Mikey se quedó hablando con su hermano. Cuando llegamos a la cocina, y dejamos los trastes sobre la mesada, ella dirigió una mirada nostálgica a la ventana, que dejaba traslucir la imagen del patio trasero, mientras veía como llovía detrás de ésta. 

-¿estás bien? –pregunté acercándome a ella. No se la notaba bien desde que llegó su esposo, incluso ahora comencé a darme cuenta de las ojeras de cansancio que colgaban debajo de sus ojos.

-podría decirse…. –me miró a mí ahora y me dedicó una sonrisa maternal. -¿vos estas bien en tu casa?

Yo retrocedí un paso inconscientemente. Nada estaba bien en mi casa, pero ¿Cómo se daba cuenta ésta mujer? No sabía que responder, porque si le mentía, se daría cuenta. Repentinamente, se formó un nudo en mi garganta.

-¿te distraes con Mikey, por eso te gusta estar acá y no allá? –continuó. 

Asentí sin ganas. –pero yo lo quiero…

-no está mal hacerlo. Te entiendo. –volvió la vista a la ventana. La lluvia había aumentado, y probablemente se acerque una tormenta. -¿Querés pasar la noche acá? 

-si

Y ya no hubo nada más que decir. Ella se quedó mirando aquel espectáculo de la naturaleza, mientras que yo, volví al comedor donde estaban los hermanos Way riéndose. 

-hola… -dije un poco tímida.

-¿así que jugaste al juego de la copa, eh? –me preguntó riéndose Gerard. Mi mirada voló a Mikey, que sonreía también. -¿Cómo terminó eso?

-eh…

-n-nos cansamos de ju-jugar, eso es t-t-todo. –mintió mi amigo para cubrirme.

-bueno, pero no le cuenten a mama o va a enloquecer. –se dirigió a su hermano. –ya sabes como es ella. –luego se levantó de la silla. –bueno chicos, me voy a ir a teñir, así que no vayan al baño de arriba. Ya saben, este rojo no se mantiene sollo.

Mikey negó con la cabeza, y Gerard se fue.

-um… Michael. Hablé con tu mama, y… ¿te molesta que me quede a dormir?

-claro que no. –Interrumpió Donna que acababa de entrar –no molestas Tanya. Mikey, ¿podrías dormir por hoy en el sillón, o en el cuarto de Gerard?

-s-si –respondió mientras asentía con su cabeza. Su madre revolvió cariñosamente su pelo, para después seguir su camino. – ¿t-tenés m-miedo de los fantasmas? –me preguntó con una gran sonrisa cuando su madre se fue, tratando de ocultar una risa

Lo miré seria. –no es gracioso. – él dejó de sonreír. 

-p-perdón… 

En ese momento, yo comencé a reírme, e inicié a hacerle cosquillas. Así, corrimos por toda la casa, persiguiéndonos para hacernos cosquillas, hasta que en el pasillo del piso de arriba, lo alcancé y lo tire al piso. Puse mis piernas a sus costados, y mis manos las apoyé en su pecho, para que no pudiese levantarse del suelo.

Leave out all the rest. |Mikey Way|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora