27. Alice - Avril Lavigne

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Luego de un momento me separé de él, y me sequé las lágrimas nuevamente. no quería llorar, pero se me hacía inevitable.

-perdona, no quise... 

-está bien -me interrumpió 

-es que... todo me sale tan mal últimamente. -me quejé -pareciera que todo está en mi contra ¿Sabes? 

Él asintió y se quedó mirándome, como esperando a que siguiera explicándole.

-¿Nunca te pasó que crees estar haciendo las cosas bien y conseguís lo que tanto querías, pero al final todo se pone en tu contra? Como si en realidad lo que querías estuviera mal. Como si hubieras estado equivocado todo este tiempo. Y todo lo que te hacía bien parece alejarse sólo porque otras personas quieren que así sea. Es decir, llega un punto donde te preguntas si todo lo que te pasa vale la pena, porque es más fácil renunciar. 

-¿renunciar a eso que te hace bien? -preguntó con una mueca.

-es que esto me está enloqueciendo. Yo sólo quiero que se termine. No quiero estar mal con todo el mundo solo para cumplir mi capricho por eso que quiero. 

-capricho no es, por lo visto. Si te hace bien, no es un capricho.- nuestras miradas se encontraron. -Lo que sea que quieras en tu vida, no dejes de luchar por ello. No dejes que nadie te saque lo poco que te hace bien, porque no lo vale. Si te deshaces de lo que te hace bien, vas a estar mal siempre. Siempre más vale estar mal por estar luchando, que estar mal por haber perdido todo cuando pudiste evitarlo. 

-pero Raymond, esta lucha es realmente difícil. 

-Más difícil será levantarte cada día, y pensar que hubiera sido si lo hubieras intentado. De verdad Tanya, no sé exactamente de qué estés hablando, pero si hay algo de lo que estoy seguro, es que no tenés que dejar nunca de luchar por lo que querés. No importa que tan difícil sea. No te vas a arrepentir...

Mí mirada bajo nuevamente. Ahora me sentía mal por haber querido abandonar todo. Yo había caído, y ahora estaba en lo profundo, pero tenía que seguir adelante. Por mí y por Mikey. Debía recuperar lo que habíamos perdido.  Debía lograr que hablemos nuevamente, y sacar a Madeleine de en medio. Porque es más que obvio que ella seguramente este influenciándolo para que no me hable más. Pero yo no lo permitiría más. Iba a buscarle una solución, y nadie iba a poder detenerme. No esta vez.

-gracias Raymond, tenés razón. No tengo palabras para agradecerte. En serio, me hiciste entrar en razón. 

-de nada -él rió mientras se rascaba la cabeza. -pero decime Ray. Siento que están enojados conmigo cuando dicen mi nombre completo. 

Ambos nos reímos, hasta que comenzaron a entrar algunos compañeros al aula. Por lo visto el recreo había terminado. 

-¿te sentís un poco mejor ahora?  

-sí, un poco. Gracias 

-no hay por qué. Ya sabes entonces, cuando necesites algo, acá estoy. No te sientas sola. 

Me quedé en silencio sin saber qué responder. No recuerdo haberle dicho que me sentía sola. Podría asegurarlo. ¿Cómo sabía que así me sentía?  Decidí pensar que era alguien muy intuitivo. 

-gracias Ray -le sonreí, y él se fue con su grupo de amigos después de saludarme. 

Yo me quedé en silencio mirándolo. Ojalá existieran más chicos como él.  

Mi mente en esos momentos se encontraba llena de pensamientos. Era como tener varias voces hablando a la vez y sin poder entender claramente a cada una de ellas. Eso era por la ansiedad que tenía en esos momentos. Estuve toda la hora de clase reorganizando mis pensamientos, para así tomar una decisión sobre cómo avanzar. 

El timbre me sobresaltó, y salí apurada del salón. Aunque no sin antes echarle una mirada a Mikey. Se encontraba exactamente igual que la hora anterior. Hubiera intentado hablarle nuevamente, pero tenía otra cosa que hacer. Ya tenía algo nuevo en mente. Quizás encontraría las respuestas y la ayuda que buscaba. 

Una vez en el patio, busque aquella cabellera rojo fantasía. No me tomó mucho tiempo encontrarlo. 

-Gerard. 

-Tanya. -me sonrió -¿Cómo estás? 

Antes de responder, me di la vuelta. Alguien me estaba mirando. Y ese alguien era Annice, pero en tanto la vi, corrió la mirada, por lo cual no le tomé mucha importancia. Tenía otras cosas en qué pensar ahora.

-más o menos. Mikey no quiere hablarme todavía. 

-como lo siento... -se lamentó rascándose la nuca, con la cara llena de culpabilidad.

-no, no. -me apresuré a decir.- no es tu culpa. Es más... creo que Madeleine gusta de Michael y nos está queriendo separar. 

En mi mente no parecía una absurda idea, pero así sonó. Gerard me miró confundido, mientras se enroscaba en el dedo un mechón de pelo. 

-Hm... No. No creo. Es demasiado difícil que Maddie guste de Mikey. No lo creo para nada. -soltó una risita. -ella lo ve como a un hermano. Al igual que a mí. No hay nada entre ellos. No se les nota ninguna clase de interés romántico.  -me aseguró. -Quedate tranquila con eso. Te doy mi palabra. No los está tratando de separar. 

-pero y entonces... -comencé. 

-Mikey está sensible, por lo de mamá, ya sabes. 

-si... debe ser eso 

La sonreí algo incómoda. ¿Era real lo que me estaba diciendo o era fingido? Aunque no veo el motivo para que Gerard me mintiera, no terminaba de creerme esa respuesta. Es decir, él  podía creerla, y estar absolutamente convencido de ello, pero yo no. Madeleine trataba de separarnos adrede. A mí me odiaba, y me lo había demostrado. Y Michael no me quería dirigir la palabra debido a las ideas que tenía en mente, inculcadas por esa chica. Mi novio estaba convencido de que me gustaba su hermano, y nada parecia poder hacerle cambiar de parecer. Madeleine hizo un buen trabajo con él.

Quizás ella no gustaba de Mikey ni de Gerard... pero entonces ¿por qué trataba de separarnos? Algún motivo oculto debería tener, y eso es lo que yo tenía que descubrir. Por algo me odia. Por algo hace lo que hace.

Mi cabeza daba mil vueltas por segundo, tratando de encontrar una respuesta al dilema en que me encontraba. El resto de la jornada escolar, la pasé pensando en ese tema, y para cuando salí de clases me encontré con una sorpresa. Que no era tan sorpresiva a decir verdad, si lo pienso un poco.

Al salir del colegio pude ver que sentada en un banco público en la vereda de enfrente, había una muchacha bastante conocida. Al ver salir gente de la escuela, se levantó rápidamente, y se acomodó el vestido. Su mirada se encontró con la mía por unos instantes, pero la corrió rápidamente. Seguí su dirección, y a quien estaba mirando era a mi novio. Él, casi sin notar que yo al igual que el resto del curso estábamos ahí, se dirigió hacia su platinada amiga. Atrás nuestro salieron los demás cursos, y sin saber si es por haberme quedado varios minutos allí mirando cómo se saludaban Mikey y Madeleine, salió Gerard también, y fue a su encuentro también.

Yo estaba estática, allí parada, sin reaccionar, mirando como los dos hermanos se alejaban con Madeleine. Me sentía reemplazada. Gerard no era quien mucho me importaba, pero ver cómo Michael a mí me evitaba, y a Madeleine le hablaba normalmente, me molestaba, y mucho.

Veía como Michael se me escapaba de las manos, y no sabía de qué manera reaccionar. Quizás debería haber intervenido en aquel momento, o quizás estuve bien al no actuar antes de pensar un plan. Pero si de algo estaba segura, era que algo tenía que hacer. Pero… ¿Qué?

-
¿Qué creen que debería hacer Tanya?
Descubranlo en el próximo capítulo. Jajajaja ok no xd
Espero sus comentarios c:

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