11. Don't be afraid- David Guetta

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- ¿s-se t-te va a-a ha-a-cer c-c-ostumbre v-enir t-t-odos los s-a-a-bados-s? – preguntó mientras se levantaba de la cama, e iba en busca de una remera para ponerse. Ni siquiera me dirigió una mirada, y eso seguro era porque se había avergonzado de que lo viera así. Por mi parte, no me había dado cuenta que ya era el segundo sábado que iba sin razón a la casa de Michael. Pero podría ser una buena costumbre. Es decir, él merece alguien que lo acompañe, y yo necesito alguien con el cual olvidarme de mis problemas.

-bueno, no lo había notado. Pero no me importaría venir cada sábado. Acá te desenvolvés mejor que en el colegio, y se puede tener una conversación normal.

Él se dio vuelta, ya vestido por completo, y me dedicó una mirada asesina. Yo corrí la mirada hacia la ventana, y me quedé observando las nubes del cielo por un momento.

-e-entonces… ¿q-ue… q-ue-e-res ha-hacer? –nos sonreímos mutuamente. Bien, ambos queríamos estar juntos.

-algo interesante… ¿alguna vez jugaste al juego de la copa? –abrió los ojos de par en par en cuanto me escuchó decir eso. Pero luego se tranquilizó, y asintió con la cabeza. –bueno, busquemos las cosas.

Apoyamos sobre el suelo de su habitación, un par de hojas y lapiceras, es decir todo lo necesario para armar el tablero. Pero nos faltaba lo más importante: la copa. 

Bajamos sin hacer ruido por las escaleras, ya que su madre no debería enterarse lo que íbamos a hacer, ya saben como son los padres con respecto a los juegos así. Una vez en la cocina, él agarró la copa y nos dirigimos a la puerta. Se podían escuchar los pasos de Donna por el lado contrario, así que deberíamos apurarnos para que no nos descubra. Es decir, no estábamos haciendo nada malo, es solo un juego, pero los adultos no se lo toman de esa forma. Ella estaba abriendo la puerta trasera de la cocina, cuando Mikey me tomó de la mano, y me sacó corriendo de allí. Subimos las escaleras apresuradamente, al igual que atravesamos el resto de la casa.

-¿Qué pasa chicos? –se escuchó decir a Donna desde la cocina. 

Nos había visto. Pero aun así, no nos detuvimos hasta llegar a su habitación, y cerrar la puerta detrás de nosotros. Recién allí nos soltamos de las manos, y comenzamos a reír, imaginando la cara de su madre al vernos escapar corriendo. Lo bueno, es que no llegó a ver que su hijo tenía una copa en la mano izquierda. Una vez que nuestras risas cesaron, hicimos contacto visual. En ese momento, me di cuenta lo mucho que me gustaba Mikey. Sus ojos expresaban mil cosas, y ocultaban mil cosas más. Él era un misterio que había que conocer bien para ir descubriéndolo. Él era la calma en medio de una marea. Y eso me gustaba. Me gustaba él, completo. Pero lo que principalmente me gusta es su forma de ser, es decir, su personalidad. 

-¿estas listo? –pregunté con media sonrisa, mientras me sentaba en el suelo.

-s-si. –se sentó enfrente mío 

Las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer cuando terminamos de preparar el tablero- estaba todo nublado, y casi no entraba luz del exterior. El ambiente era el perfecto para este tipo de juegos. Me estremecí al ver todo ya armado, pero ya era demasiado tarde para frenarlo sin quedar como una miedosa. Además yo lo había propuesto. A decir verdad, nunca había jugado, y todo lo sabía por películas.

Tomé un respiro buscando calmarme, y me repetí mentalmente “es solo un juego” repetidas veces.

-c-comencemos –estiró sus brazos hacia mi. 

Sujeté sus manos un poco insegura, y luego ambos cerramos los ojos para “invocar” al espíritu. Así comenzamos. La copa ciertamente se movía; pero no se si era Michael, o realmente había un espíritu allí. Prefería la primera. 

Leave out all the rest. |Mikey Way|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora