20. Bleeding Love - Leona Lewis

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Él se quedó callado, con su mirada clavada en mis ojos, como si la ansiedad que yo manejaba en esos momentos no fuera suficiente. 
Y lo esperé. Esperé algunos minutos, por si se dignaba a responder, pero no fue así. Ninguna palabra salió de su boca. 
-Mikes… -susurré agotada. No estaba de humor para esperar por mucho más. 
-y-yo… -comenzó a decir para cuando ya estaba perdiendo las esperanzas de que dijera algo-t-te a-amo
Una sonrisa escapó de entre mis labios sin mi permiso, y quise abofetearme por eso. Me había tomado por sorpresa. Me encantaba que me dijera cosas de esa índole, pero de aquella manera estaba escapando de mi pregunta. Es entonces, que me aferré a la explicación que estaba esperando.
-respondé mi pregunta, por favor. -me mostré con la mayor seriedad posible, aunque para eso tuve que bajar la mirada. Porque sabía, que si miraba fijo su rostro, probablemente volvería a besarlo indeterminadas veces, y lo que yo buscaba no era eso. 
-e-es por eso-o
-¿Cómo? -pregunté confundida, devolviendo mis ojos a los suyos. No podía haberme respondido y que lo haya pasado por alto sin darme cuenta.  
-s-si. P-porque te a-amo -buscó mis manos con las suyas, y una vez que las hubo alcanzado, las entrelazó. -q-quiero protege-erte -me dedicó una sonrisa torcida, que me pareció lo más tierno del mundo. No sé si era porque me gustaba, o por lo que dijo.  
Pero aun así no entendía. 
-Mikey, no te entiendo. ¿De qué querés protegerme? ¿Sos un vampiro o algo así? -sus ojos rodaron ante mi pregunta.
-d-de los com-comentarios de l-los d-demás… p-por mi c-culpa t-también te m-molestan a vo-vos 
En su mirada se notaba un dejo de pena, mezclada con vergüenza, o algo así. Tenía los ojos entrecerrados, y clavados en algún punto de la sala. Yo, por mi parte, solté mis manos de su agarre, y posicione ambas a cada lado de su mandíbula.
-Michael, mirame. -le pedí llamando su atención, y acercándome más a su rostro. Precisaba tenerlo a algunos centímetros para que toda su atención vaya a lo que yo le diría.
-no me importan los comentarios de los demás, nunca lo hicieron. ¿De verdad crees que me afectaría lo que dijera el resto si te tengo a mi lado? Vos sos el que me importa. Vos me traes alegría cada vez que te veo, no ellos. 
-p-pero n-no lo me-mereces
Ambos suspiramos.
-no me importa. Ellos no existen para mí. Sus palabras no me cambian en nada, las digan o no. 
Sentí sus manos apoyarse en mi cintura. Así que solté su rostro, y estiré mis brazos sobre sus hombros. 
-ya no te guíes por los demás. No te preocupes por eso. -le dediqué una sonrisa. -ahora, ¿me harías el favor de besarme? Lo ando necesitando… -terminé en un susurro, que fue acallado por sus labios obedientes. 
La paz que me transmitía sentir el roce de sus labios en los míos, no podría explicarla ni con mil palabras. Amaba sus besos. Eran tan tranquilos, que podría estar todo el día saboreando sus labios sin tener la necesidad de despegarme de ellos. Y ese se veía como un buen plan. El beso continuó, mientras yo me entretenía con su cabellera. Ese era el más largo que nos habíamos dado, y aun así, por momentos yo no lo creía real. 
¿Cómo fue que este chico del cual simplemente quería saber el motivo de su silencio, se volvió tan importante para mí?
-Mikey -le llamé, separándome un poco de sus labios. Sus ojos se abrieron y se encontraron a centímetros con los míos. Y debo admitir que si los ojos sonrieran, los suyos efectivamente lo estaban haciendo. -Yo también te amo… -volví a unir nuestros labios luego de tal confesión. 
Algunos minutos -no podría decir cuántos con exactitud- pasaron de ese momento, cuando decidimos separarnos. 
-entonces… ¿me vas a tratar bien aunque estemos rodeados de gente?
-¡n-nunca te t-traté mal! -se quejó inmediatamente, seguido por mis risas.
-tratar mal, ignorar… es lo mismo. -ahora se escuchó su leve risa. -como sea… ¿no me vas a ignorar?
-c-claro que n-no -me aseguró con un pequeño beso en mis labios. 
-¿amigos? 
-¿q-que? 
-¿amigos? -repetí
-n-no. N-no somos am-amigos
-¿no? ¿y qué somos entonces? -le pregunté con media sonrisa. Estaba esperando esa ansiada respuesta.
-n-novios
-¿Novios? ¿Desde cuándo somos novios? Mirá, nunca me enteré. 
-…- su cara se puso seria. -d-desde q-que nos b-besamos. -sus mejillas estaban fuertemente coloreadas, e incluso había hablado en un tono más bajo. 
-Oh. No sabía que funcionaba así. Nunca me preguntaste si quería ser tu novia. Además, no me acuerdo qué día pasó eso… -me quejé haciendo pucheros como niña pequeña. Estaba completamente consciente de que me veía horrible haciendo eso, pero fue inconsciente, ni siquiera lo planeé. 
Una pequeña sonrisa suya surgió al verme haciendo eso. 
-¿q-querés s-ser mi no-novia?
Se me entrecortó la respiración, y comencé a sentir el aire más pesado al momento de oír esa pregunta. Es decir, ya sabía que iba a preguntarme eso, pero no es lo mismo imaginarlo que escucharlo realmente. De verdad que causó algo en mí. Michael Way, mi novio oficialmente. Al comenzar el año no me hubiera imaginado esto. ¿Quién lo diría? Finalmente novia del maravilloso chico del que nadie sabía nada. Parecía mentira que en este tiempo pude entrar en su vida, y conocer parte de su día a día. Soy consciente de que no lo conozco completamente, pero estoy dispuesta a esforzarme para saber cada vez más sobre él. 
-Ta-Tany… -me llamó 
-¿Si?
-¿si o no?
-¡Por Dios Michael! ¿Te diste cuenta? ¡Santo cielo! -comencé a gritar, para luego saltar a sus brazos
-¿q-qué? 
-¡dijiste "si o no" sin trabarte! -él soltó una pequeña risa. 
-a v-veces p-puedo hacer e-eso 
-¡y si! Si quiero ser tu novia. -lo abracé fuerte mientras decía eso. 
Apenas unos segundos después, sonó el timbre de finalización de hora, que me asustó, por lo que me aferré más a él. 
-t-terminó la ho-hora, podemos i-irnos
-en realidad… -comencé a decir separándome de él -yo no puedo irme. Yo debería quedarme una hora más.
-e-entonces m-me  quedo c-con vos
-no, no hace falta. Si no vino nadie hasta ahora, me puedo ir. ¡Vamos! -tome de su mano y tironeé hacia fuera del salón. 
-¿s-segura?
-si, ¿vamos a tu casa? ¿O preferís quedarte en ese salón abandonado?
-a c-casa. 
Nos sonreímos nuevamente como los tontos enamorados que éramos, y tomados de las manos, caminamos hacia su casa. 
Desde la esquina, podíamos ver un tumulto de gente enfrente de la vivienda. El pelo rojo de Gerard se destacaba entre esa pequeña multitud, y detrás de ellos un camión de bomberos. 
¿Qué? 
Sin dudar sobre ello, Mikey y yo corrimos hacia su hermano. Éste estaba con ambas manos tapándose el rostro, y su cuerpo daba pequeñas sacudidas. Estaba llorando. Y la gente miraba expectante la casa, de la cual salía humo por algún lado.  Tres bomberos entraban por lado puerta abierta, mientras comenzaba a hacerse presente la sirena de la ambulancia que llegaba. 

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Con respecto a la dedicatoria, se me hace realmente dificil elegir al mejor comentario, así que voy a dedicar los siguientes capitulos también c: no se desesperen!

Perdón por la tardanza. Me fui de vacaciones y no tenía internet. 

Ya mismo estoy escribiendo el capitulo siguiente. 

Leave out all the rest. |Mikey Way|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora