31. Only you - The pretty reckless

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No había notado cuánto había extrañado a mi papá, hasta que estuve enfrente de él, en el aeropuerto de New York. Nos dimos un fuerte abrazo motivado por el reencuentro, y me sentí de nuevo como si fuera esa niña de siete años que alguna vez fui. Por un momento pensé que quizás no sería tan mala idea quedarme a vivir con él, y así olvidar al fin todo lo que me había sucedido en Jersey.

Apenas llegué, fuimos a comer a un restaurante y nos pusimos al día conversando. Si es que se puede decir que llegamos a hacerlo. Era muy distinto a hablar por teléfono solamente. «Era sencillamente genial tener un padre», pensé, y en ese momento me lamenté por las personas que no tienen uno o no lo conocen. En la comida, me comentó sobre una nueva pareja que tenía, una señora de su edad que conoció en el trabajo. Incluso me preguntó si quería conocerla. Claro que acepté, después de todo, estaba contenta de que una mujer deseara hacerle compañía a mi padre, que cada vez era más grande. En el fondo me alegró saber que no estaba solo, y que tenía alguien que lo quisiese.

Y yo aún no sabía si Michael seguía queriéndome. Mucho menos sabía si contarle a mi papá sobre mi "novio", ya que él no sabía nada sobre ese tema. Pero finalmente decidí no hacerlo. Después de todo, ni siquiera hablaba con él ya.

Los primeros días en la ciudad de las luces, fueron espectaculares, ya que había mucho que recorrer. Aunque fue una lástima tener que hacerlo sola, pues mi padre trabajaba durante la semana, y yo no conocía a nadie allí. Todo iba más que bien, pero por las noches comenzaba el verdadero problema. Por alguna razón, mi cerebro se empeñaba en recordar momentos felices que pasé junto a Mikey, detalle por detalle, y extrañarlo cuando sabia que estaba lejos. A veces, abría el WhatsApp y miraba su última conexión, o me quedaba un buen rato en su foto de perfil. Era patética, en especial porque no le mandaba un texto y ya, porque quería que él fuera el primero que hablara. Y porque lo extrañaba, cielos que lo extrañaba, pero el orgullo me impedía actuar con normalidad. Cuando menos lo necesito, el orgullo se hace presente. ¿Por qué será así? Y sumado al orgullo, se encontraba el factor miedo. Miedo a que ya no le importara, que ya no me amaba.
Por los días, actuaba normal, e incluso me sentía normal. Por las noches, me hallaba perdida en mi camino, sin Michael.

Y mientras tanto, yo seguía siendo patética por no hacer nada y quedarme extrañándolo, lo se.

Dejé los días correr, y cada vez me convencía más de que New York era mejor que New Jersey. Era una gran ciudad, que tenía todo lo que a la mía le faltaba. Pero a mí, solo me faltaba una cosa. Y era una persona. Supongo que ustedes podrán adivinar a que me refiero.

El día anterior a mi cumpleaños, conocí a la mujer de mi padre. Parecida a mi mamá, cincuentona, con voz adorable. Me trató como si fuera hija suya en todo momento, y eso supongo que fue porque nunca pudo tener hijos. Ya saben, problemas de fertilización. Me saludó con un abrazo, y me preparó mi comida favorita (la cual, le habia preguntado previamente a mi progenitor). Ese fue el día en que más cómoda me sentí allí. Era como estar en una familia. Definitivamente aprobaba a esta mujer. Era quien mejor podría ocupar el puesto de "madrastra".

Durante todo el día estuve recibiendo llamados y mensajes de mis amigos y familiares. Publicaciones en Facebook de mis amigos de Internet, menciones de compañeros que ni siquiera me hablaban en persona, en twitter. Todos tenían muy presentes el aniversario de mi natalicio, y eso me hacia sentir reconfortada. Aunque la mayoría solo lo supieran por el recordatorio en Facebook. Pero no me importaba. Incluso me llegó por correo un regalo de Olivia, Ally y Dea, había sido un gran detalle de parte de ellas, a pesar de que no pudieron estar conmigo en esa fecha. De Annice no hubo ni rastro, pero tampoco era algo que me preocupara.

La noche se hizo, y con ella mi esperanza se agotaba. Llegarían las doce de la noche, y con ese horario, el final de mi día. Pero aún no recibía la felicitación que estaba esperando. La más importante.

A las once y media terminé por resignarme. Ya era demasiado tarde como para seguir esperando. Pero como aún no tenía sueño, tomé prestada la laptop de mi padre. Sin permiso, porque este ya dormía. Planeaba desvelarme en Internet.

Al final, me quedé leyendo y oyendo creepypastas en la oscuridad, para hacer un poco más seria la cosa. Estuve buen rato así, envuelta en una manta, con un pote de Nutella en mis manos mientras veía estas cosas.
Cuando estaba a punto de cerrar la pestaña de una que me estremeció particularmente, mi celular comenzó a sonar. Debo confesar que se me cayó la Nutella sobre la laptop. Pero en mi defensa: "¿A quién se le ocurre hacer una llamada en el medio de la noche, y justo la noche en la que me estoy asustando con esas historias de Internet?"

Me estiré sobre toda la extensión de la cama, para llegar a alcanzar mi teléfono, con pesadumbre. Como sea algo de publicidad, les voy a soltar todo mi cargamento de insultos juntos.

Pero se me erizó la piel de los brazos al ver la pantalla. Mis nervios aumentaron en picada, y hasta podría asegurar de que sentí escalofríos. No exagero. En el teléfono se veía una foto de mi novio y yo sonriéndole a la cámara, y debajo se leía: "Mikey♥ llamando...". Al fin llegó el momento que tanto estaba esperando, pero no estaba preparada. No sabía qué decirle, y un nudo se apoderó de mi garganta rápidamente.

Tuve que atender el llamado antes de que diera con el contestador. Eran las 23.58hs. Aún era mi cumpleaños. Se había acordado.

Silencio era lo único que se escuchaba al otro lado de la línea. Estuvimos ambos callados durante unos segundos que se me hicieron eternos, hasta que uno de los dos decidió romper la quietud, junto con la tensión.

-f-fe-eli-i-iz c-cu-um... -suspiró fuertemente, yo imagino que frustrado. Se supone que conmigo estaba en tal confianza que ya no tartamudeaba tanto. Pero ahora se notaba a leguas que estaba nervioso. - c-cum-ple-e-a-año-os.

Ambos nos quedamos en silencio nuevamente. Yo estaba con una sonrisa enorme, de oreja a oreja. Mientras que podía imaginármelo fácilmente, sentado en su habitación, sosteniendo el teléfono móvil con una mano, mientras que usaba la otra para taparse la cara. Lo conocía tanto, lo conocía tanto que me sentía cómoda incluso en esos pequeños silencios que se producían.

Ya extrañaba demasiado esto, ya casi había olvidado lo bien que se sentía estar en buenos términos con Michael Way. Y en ese momento, deseé con todo mi corazón, que ese fuera el primer paso hacia la reconciliación. Porque nos habíamos distanciado por un rumor, por una idiotez a la cual no deberíamos siquiera haber tomado atención. Sentía muchas ganas de abrazarlo en ese preciso momento, pero tuve que conformarme con agarrar la almohada y apretarla contra mí, en un extraño abrazo con aquel objeto inanimado.

Encajabamos tan bien juntos.

-Gracias, Mikes -estaba segura de que él sonreía conmigo en ese momento.

-a-a-aún t-te a-am-mo

Y dicho eso colgó la llamada. No me dejó tiempo a responder que yo también lo hacía. No me dejó siquiera descifrar, si ya se le había pasado el enojo o si seguía ofendido.

Pero nada de eso importaba ahora. Era feliz, porque Mikey me había llamado primero y porque recordó mi cumpleaños.

Miré la hora en el teléfono: eran las doce en punto. Y me iba a ir a dormir estando feliz.

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Ay, no saben lo contenta que estoy por la llamada de Mikey. Apuesto a que ustedes también.

LEAN ESTO: encontré un fanfic de Mikey (si, si se lo difíciles que son de encontrar, por eso les aviso esto) y lo empecé a leer, y a mi particularmente me gusto bastante. Se los dejo por si quieren leerlo ♥ se llama "isolated from society" y es de: Jin-Kyong__ c:

Otra cosa, recomiéndenme SUS historias si es que tienen alguna que quisieran que yo lea. Tengo muchas ganas de leer, así que voy a leerlas. Así que ya saben, ¡Dejénlas en comentarios!

Leave out all the rest. |Mikey Way|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora