13. Quiero Ver- Café Tacuba

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Sentí algo moverse debajo mío. Fruncí el ceño con los ojos aun cerrados, y tomé una gran bocanada de aire, decidida a levantarme después. El olor de Michael me inundó repentinamente, y junto con ello, los recuerdos de la noche anterior. Casi sin quererlo, una sonrisa cruzo mi rostro, y por fin me decidí a abrir los ojos. Yo seguía aferrada a su cuerpo, y el me estaba mirando. Sentí como la sangre comenzaba a acumularse en mis mejillas. Ya se me estaba haciendo costumbre eso. Me sentía realmente cómoda así abrazada a él, pero me daba vergüenza a la vez. 

-oh… p-perdona. Te d-desperté 

-no, no te preocupes. –me levanté de encima de él, y traté de acomodar un poco mi pelo, no quería imaginar como se veía. –en algún momento me tenia que despertar. –y todavía no sé como se me ocurrió dar ese comentario tan tonto. Realmente me sentía nerviosa. ¿Qué se supone que le tengo que decir al chico que bese y que luego durmió conmigo, en la mañana siguiente? O al menos me gustaría saber como reaccionar. 

-m-me voy antes de que descubran que dormimos juntos. –sonrió tímidamente, y se fue.

En cuanto cerró la puerta, dejé escapar un gran suspiro, mientras me dejaba caer sobre la cama. Lo del beso había sido impresionante. Me había gustado demasiado. Bueno, en realidad, el que me gustaba demasiado era él. Era increíble, un chico estupendo. Y al darme cuenta de esto, me enojaba más que no todos lo valoren por lo que él es. Pero a cada momento que pensaba en él, el cosquilleo de mi estomago se intensificaba. Realmente nunca me esperé que pasara algo así, pero ¿y ahora qué? 

Luego de unos minutos, me levanté y me dirigí al baño. Mi aspecto era terrible, por lo cual decidí lavarme la cara, sacarme los restos de maquillaje corrido, y peinarme un poco como pude. Una vez presentable, bajé las escaleras, y me dirigí hacia donde escuchaba voces: la cocina. Allí estaban Gerard y Donna hablando animadamente, mientras desayunaban. O al menos Gerard lo hacía. 

-Tanya… ¿Cómo dormiste? –preguntó con una sonrisa la mujer, mientras agarraba su cartera, y Michael llegaba a la cocina. 

-bien, gracias

-chicos, me voy al supermercado, en un rato vuelvo. Mientras desayunen. –esta vez se dirigió a todos, para luego salir por la puerta. 

Miré a los dos hermanos con más detalle. El mayor estaba con el pelo húmedo, y a decir verdad eso era muy llamativo, pero mi vista enseguida voló hacia Mikey, él llamaba mucho más mi atención. Era como si oyera un silencioso llamado suyo que no podía ignorar. Pero no me sentía cómoda allí, ya no más. Había estado demasiado tiempo en esa casa, y a decir verdad, aun solo era una “amiga” de Michael. Pero ¿hasta que punto era solo su amiga? Sentí mis mejillas enrojecer, al recordar aquel beso. Quería disimular. Quería que Michael no se diera cuenta el hecho de que yo lo estaba recordando a cada rato. Es mas, quería saber que pensaba respecto a eso. Quería saber como seguiría nuestra relación a partir de ahora. Lo miré a él, en busca de una respuesta quizá, y note que cuya vista estaba clavada en el piso.

-bueno… -rompió el silencio primero Gerard. La mirada de ambos se dirigió hacia él, mientras veíamos como agarraba cuatro tostadas con una mano, y un vaso de jugo con la otra. –me voy con papá. –mencionó antes de retirarse.

Silencio. 

-¿t-te querès i-ir a t-tu casa?

-no...

-¿t-te querés que-quedar?

-no –nuestras miradas se encontraron. –quiero salir a caminar, ¿Querés venir conmigo? –pregunté con una extraña vergüenza, aun recordando lo de anoche, y sin saber si mencionarlo o no, pero de todas formas me gustaba estar con él.

Leave out all the rest. |Mikey Way|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora