Un rayo de sol caía directamente sobre mi cara; para ser más específicos, sobre mis ojos. Me removí varias veces para tratar de evitar esta luz enceguecedora, pero aún si, seguía dándome en la cara.Ya me había despabilado.
—¿Por qué no cerraste las persianas? —me quejé mientras me tapaba la cara con las manos. Ya no podría volver a dormirme.
No obtuve respuestas. A mi lado, se encontraba Michael aún dormido, perfectamente en la sombra. Bufé y tome mi celular para ver la hora: tres de la tarde. ¿Tanto habíamos dormido?
Me quedé un buen rato, entreteniéndome con el teléfono, hasta que decidí levantarme de la cama. Era hora de comenzar el día. Intenté despertar a Mikey, pero no hubo caso: me suplicó que lo dejara dormir un rato más. Pero mi estómago gruñía del hambre, por lo que tuve que bajar en busca de comida.
Caminé por los pasillos de la casa sigilosamente, ya que no quería encontrarme con Donald y tener que explicarle qué hacía allí. Se que quizás no fuera una sorpresa para él, pero aún no tenía la suficiente confianza para sentirme cómoda con ello. Si tan solo Donna siguiera viva, todo sería más fácil... Incluso supongo que hasta me prepararía un desayuno mientras se sentaría a conversar conmigo. No era mi madre, pero aún así la extrañaba. No quiero imaginarme cómo se sentirían ambos hijos al respecto.
Y hablando de los hijos, me encontré a Gerard en la cocina. Estaba vestido todo de negro, con ropa ajustada, y lo único que resaltaba -además de sus pálidos brazos- era su cabello despeinado. Ese color rojo fantasía realmente le sentaba bien. Dudo que a alguien más le quedara asi.
—¿Que hay? —preguntó en forma de saludo, mientras abría la heladera
—Hambre —le respondí entre risas.
—Somos dos. Veni, vamos a comer algo. —yo asentí y me acerqué a él —¿Sabes cocinar?
—¡Gerard, son casi las cuatro de la tarde!
Él levantó los hombros: —podemos preparar galletas. Tenemos una receta acá.
Finalmente acepté, y pusimos manos a la obra. Llevó un buen rato, pero se hizo entretenido. Nos llevábamos bien. Pero recién cuando nos sentamos a comer, decidí preguntarle lo que hacía rato llevaba dando vueltas por mi mente.
—Hm... ¿Gerard...?
—¿Si? —levantó la mirada, pero su atención seguía en la galleta que estaba comiendo.
—Me enteré que ayer te besaste con Olivia... —pronuncié en voz baja y lenta. Al momento de empezar la oración, ya me estaba arrepintiendo. Ya no sabía si esto era lo mejor, porque me daba un mal presentimiento.
—Si...
—Pero luego lo hiciste con Elizabeth —sus verdes ojos se clavaron en mí enseguida al escuchar su nombre. —¿Vas a volver con ella?
—¿Eli te mando a averiguar? — preguntó enseguida.
—No... —fruncí el ceño —¿Por qué me mandaría a mí?
—No lo sé. Sólo sé que las vi juntas en algunos recreos y supuse que se hicieron amigas.
Negué con la cabeza —No me mandó ella. Sólo quiero saber.
—No voy a volver con ella —anunció luego de suspirar. —a veces es mejor no forzar a que la cosas sucedan... Y volver no se dio naturalmente. —hizo una mueca con su cara, y comenzó a observarse las uñas de la mano —decidí que no voy a estar con nadie.
—¿Qué? ¿Para que te besaste con ella?
Alzó los hombros como respuesta. Unos segundos después añadió:
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Leave out all the rest. |Mikey Way|
FanficTanya Evans. Mikey Way. Dos personas distintas en su rareza. Ella, una anti-popular, que tiene bien en claro lo que quiere, y cómo lo quiere. Él, un apartado social que no habla con ninguna persona del colegio, salvo con su hermano Gerard, que a su...