Ya llevaban tres días desde que veía como Madeleine iba en busca de los Way a la salida del colegio. Como si fuera una madre con sus hijos de primaria. Los veía irse con ella todos los días, y eso parecia que se volvería una costumbre. Pero esta vez iba a ser distinto, yo iba a hacer algo. Esta vez, saldría rápido para poder hablar con ella a solas. Deberiamos aclarar algunas cosas.
Apenas escuché el timbre de salida, escape corriendo, literalmente, del aula. Todo para llegar más rápido que Michael y Gerard a su encuentro. El pasillo aún estaba vacío, por lo cual no tuve ningún inconveniente, y si tenía suerte, también sería la primera en salir de todos los alumnos de la escuela. En el último tramo, pasé corriendo a pocos centímetros de la puerta de un aula, justo donde estaba saliendo un chico, al cual no vi venir. Fue todo muy repentino. Entonces, como se imaginarán, tropecé con él, y debido a la velocidad a la que iba, caímos los dos. Lo peor no fue eso, sino, que por alguna extraña razón, llevaba su mochila abierta entre brazos, así que esta cayó también, desparramandose así todas sus cosas por el suelo. Parecia la escena de una película.
-¡perdon! -chillé avergonzada a la vez que me levantaba rápidamente -¿estas bien? -Le pregunté al chico que me miraba con odio, mientras yo le tendía la mano para ayudarlo a incorporarse. Por supuesto, no la tomó.
-no lo estoy, porque una idiota me chocó y tiró todas mis cosas -me dijo enojado, mientras yo trataba de juntar sus pertenencias para dárselas. Él hacía lo mismo.
Entre lo que levanté, vi un cuaderno de música, tenía hojas de partituras y eso... pero lo extraño es que en nuestro colegio no teníamos música como asignatura.
-¿tocas algún instrumento? -le pregunté mientras le devolvía el cuaderno.
-No es de tu incumbencia. - lo tomó bruscamente. -además, ¿qué hacías corriendo por el pasillo?
Le devolví el último cuaderno, y me levanté del piso, al igual que el.
-yo... estaba apurada -le respondí, mirando a nuestro alrededor.
Era tarde ya. Los preciados minutos que gaste en chocarlo y juntar los libros del desconocido, fue lo mismo que tardó la gente en salir de sus aulas. Ahora el pasillo estaba abarrotado de gente, y ya no sería más la primera en salir.
-y-yo... tenía que arreglar algo. Pero igual... no voy a poder arreglarlo, ya ni se por qué lo intento.
Con esfuerzo pude completar la oración que estaba diciendo, porque al recordar a lo que iba, se me cerró la garganta, impidiendome hasta el paso del aire.
-¿en serio estas lloriqueando por eso?
-¡ni siquiera sabes de que hablo! -Le reproché
-si estabas por ir a arreglarlo, no debe ser algo tan terrible. Si podías arreglarlo vos, no te quejes. No murió nadie ¿cierto? -negué con la cabeza -todo lo demás, puede cambiar.
Baje la mirada al suelo. Quería explicarle que no era todo tan fácil como él decía, pero seguía siendo un desconocido. -p-pero... -y me quedé callada nuevamente. No sabía que decir. No sabía como refutarlo sin explicar toda la historia.
-como sea, no deberías estar llorando y estresandote. ¡viví la vida!
-pero todos me odian... -a decir verdad, no se por que dije eso. Lo dije pensando en Mikey, Madeleine y Annice, ya que hay mucha gente que no me odia, como Olivia o Gerard.
-¡no pienses en eso! Mira... yo te voy a hacer olvidar de tus problemas, pero me vas a tener que pagar por haberme tirado al piso a mi y a mis cosas
-¿pagar? No gracias. Además no se ni quien sos.
-yo tampoco se quien sos vos, pero este es el trato: vamos a un parque de diversiones, y prometo que vas a olvidarte de tus problemas por un día, pero mi entrada la pagas vos ¿de acuerdo?
-lo único que queres es que te pague -me quejé al escuchar su idea. Seguramente lo planeó para que le pagara esa entrada. Aunque... ¿como planeó nuestro encuentro? No. No planeó nada. Él ni siquiera sabía quien era yo.
-Bueno... si al final del día seguís estando mal, te devuelvo la plata de ambas entradas- propuso
-bien... -acepté finalmente.- soy Tanya Evans
-Frank Iero- me dedico una sonrisita que hasta parecia burlona.
Lo miré mejor. Su cabello marrón oscuro caía sobre sus ojos en forma de desordenado flequillo, tapando lo avellana de estos. Su postura era relajada, aunque su vestimenta indicaba... ¿rebeldia? Parecia ser uno de aquellos jóvenes que durante su adolescencia creen ir contra el sistema, cuando un par de años luego se rehabilitan. Mi madre siempre me contaba de sus alumnos que andaban en esa onda, cómo luego se volvían personas normales, como cualquier adulto promedio. Tenía más que claro qué clase de persona era, vi miles de ellos, y escuché hablar sobre ellos, por lo cual, no me asustaba para nada. Es más, me dejaba más tranquila que esté dentro de esta clasificación, porque no me sorprendería en nada de lo que hiciera. Es por eso que acepte, sin prestar mucha atención a nada más. Sólo quería olvidar mis problemas por un rato, como este chico me prometía.
Cuando salimos del colegio, casi inconscientemente miré hacia el lugar donde los muchachos se encontraban con Madeleine, pero ya no había nadie.
-¿Qué buscas ahi?
-Nada Frank... no es nada.
-Bueno vamos. A media cuadra esta mi auto.
-¿Auto? ¿cuantos años tenes? -pregunté sorprendida, realmente creí que iríamos en transporte público.
-dieciocho. Estoy en el último año ¿no sabías?
-...- levanté una ceja. -hasta hace diez minutos no sabía quien eras.- me quejé, y él soltó una risa.
En ese momento algo vino a mi mente. Último año. Era compañero de Gerard seguramente.
-¿conoces a Gerard Way? -le pregunté cuando llegamos a su auto, aún sin subirme a él. Era rojo, nuevo. No se nada sobre autos, pero se que este era uno caro.
-¿Gerard? -frunció el ceño. -No me digas que es tu novio o algo así
-No... pero de su hermano si- le aclaré. Pero me llamó la atención su gesto... ¿odiaba a Gerard?
-oh, esta bien. Su hermano es más normal. A Gerard le falla el cerebro. No le hables mucho, mirá si te contagia.-me reí ante su comentario. No porque creyera eso de Gee yo también, sino que me causó gracia su gran molestia. -bueno, ¿y? Subí al auto. -me indicó, mientras él se dirigia hacia la puerta del conductor.
Una vez que entramos, encendió la radio, donde justamente estaban pasando la famosísima canción " radio gaga", a la vez que yo sacaba mi celular para avisarle a mi madre vía mensaje, que estaría en casa de Olivia. No podía decirle que me iría a un parque de diversiones con un chico del colegio que siquiera conozco. Frank cantaba a los gritos la canción, y yo hacía todo mi esfuerzo para no reír. Aunque a pesar de todo, yo también amaba esa canción.
Cuando estábamos llegando, comenzó a llover despacio. Pareciera que la mala suerte estaba de mi lado ese día.
-oh, ¿en serio? ¡arruinó nuestro dia! -Me quejé,
-¿en serio? ¿vas a dejar de ir por una llovizna a la que ni un bebé le teme? Vamos, ¡ni que fuera lluvia ácida! -Continuó conduciendo, y estacionó. -¿Te molesta que se te corra el maquillaje?
-Ni siquiera llevo maquillaje.
-perfecto. Va a ser más divertido con lluvia.
Sin decir nada más, bajó del auto, y no me quedó otra cosa que hacer más que seguirlo.
La fina capa de agua caía sobre nosotros, cuando vimos bastantes personas saliendo del parque de diversiones.
-¿crees que lo cerrarán? -me preguntó, señalandome la entrada.
-Ese no es motivo suficiente para dejar que me aburra. -le sonreí.
Frank me devolvió la sonrisa. Esta vez no era una burlona, ni una irónica. Era una sonrisa verdadera.
-¡esa es la actitud!

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Leave out all the rest. |Mikey Way|
FanfictionTanya Evans. Mikey Way. Dos personas distintas en su rareza. Ella, una anti-popular, que tiene bien en claro lo que quiere, y cómo lo quiere. Él, un apartado social que no habla con ninguna persona del colegio, salvo con su hermano Gerard, que a su...