4. Who are you now? -Sleeping with sirens.

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Miré el papel para comprobar que estaba en el lugar correcto, y así era. Así que me acerqué a la puerta. Como no encontraba el timbre, golpeé con el puño cerrado. Al cabo de unos segundos, oí pisadas detrás de la puerta. Cuando ésta se abrió, dejó a la vista a una mujer adulta rubia, que tenia cierto parecido a Michael. Su madre

-¡era real! Mikey tiene amigos- exclamó Gerard, que estaba detrás de ella. Yo sentí como me enrojecía, y no sabia si era por vergüenza, o porque mi amor platónico dijo algo sobre mi. 

-¡Gerard! –se quejó su madre. –Disculpa –se dirigió a mí. –soy Donna, un gusto

-Tanya –respondí sin poder despegar la mirada de su hijo mayor.

-pasa. Voy a avisarle a Michael que llegaste. –me invitó a entrar

Yo di un par de pasos dentro de la casa, algo incomoda, mientras Donna subía por las escaleras. Me había quedado sola con Gerard y eso me ponía nerviosa.

-así que… ¿Tanya? ¿Sos la novia secreta o algo así de mi hermano? –preguntó Gerard con una sonrisa burlona.

Sus ojos verdes se veían muchísimo mas hermosos de cerca, y su sonrisa aunque tuviera cierto grado de ironía, se veía genial en su cara. Su nariz estaba perfectamente moldeada, y sus labios se veían demasiado apetecibles. Sus rasgos eran tan perfectos, que podría quedarme el resto del día sin apartar la mirada de él. 

-no lo soy. Ni siquiera su amiga –afirmé con toda seguridad, y en ese mismo instante me sentí mal por despreciar a Michael. 

Antes de que me pudiera responder, Donna bajó rápidamente. 

-me llamaron del trabajo, y tengo que irme urgente. Gerard, lleva a Tanya al cuarto de Mikey, que no llegué a avisarle. Tanya, un gusto conocerte, espero que estés para cuando vuelva, sino hasta pronto. –se acercó y nos dio un beso en la frente a ambos, para después irse. 

-me parece que voy a salir- dijo Gerard al terminar de cerrarse la puerta -¿le avisas a Mikey?

-pero… yo no sé cual es su habitación. 

-subí las escaleras, y es la tercer puerta. No te podes perder –me dedicó una sonrisa, se acercó a mi, y me dio un beso en la mejilla. –adiós. 

En menos de un segundo, quedé sola. Por suerte. Sentía mis mejillas arder, y me estremecí al recordar el suave tacto de sus labios en mi mejilla. Si iba a volver a venir a esta casa, debería acostumbrarme a la presencia de Gerard alrededor. Pero… ¿Quién me aseguraba que volviera? Bien, tendría que encargarme de eso.

Seguí las instrucciones del pelirrojo, pero al terminar de subir las escaleras, me encontré con un problema. Había un pasillo, y no sabia para donde ir. Opté por la derecha, y toque la tercera puerta. Como no obtuve respuesta, estuve a punto de ir a la otra, pero luego recordé que Michael non habla, por lo que abrí. Pero me encontré con una biblioteca. Esa, definitivamente no era su habitación. Cerré, y me dirigí hacia la tercera puerta a la izquierda. Le propiné tres golpes con el puño, y recibí una respuesta.

-¿Qué pasa?- se oyó desde adentro. Era Mikey, y no era mudo.

Me quedé helada. Creo que era a primera vez que lo oía hablar, y no tuve que pedírselo. Yo sabía que podía hacerlo, pero vuelve la duda recurrente de ¿Por qué no quiere hacerlo?

-¿puedo pasar?- pregunté sin saber bien qué decir. 

No volví a escuchar una contestación, pero al cabo de unos segundos, me abrió la puerta él. Me miró fijo a los ojos, pero ésta vez su mirada no expresaba nada, solo era profunda. Me hizo sentir nerviosa, pero no como Gerard que me ponía nerviosa porque me gustaba, sino, simplemente nerviosa. ¿Qué debería hacer ahora?

Leave out all the rest. |Mikey Way|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora