Llegué a mi casa, y saludé a mi madre de pasada. Ella quiso preguntarme qué tal me había ido, pero yo seguí de largo. Tenía algo más importante que hacer. Entre a mi cuarto, y cerré la puerta, para luego dirigirme a la computadora. Una vez encendida, entré en Wikipedia. Eso confirmaría mis dudas. Tenía una vaga idea sobre lo que creía que le pasaba a Mikey, pero no estaba tan segura de saber de que se trataba, así que antes de dictaminar mis sospechas, prefería informarme.
Dudé un poco, pero tecleé rápidamente lo que tenía en mente: tartamudez. Y en menos de un segundo, ya tenía la información a mano. En la página, decía lo siguiente:
“La tartamudez, espasmofemia, o difluencia del habla, es un trastorno de la comunicación que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla que se acompañan de tensión muscular en cara y cuello, miedo y estrés.
La tartamudez es una discapacidad muy estigmatizada, donde continuamente se cuestiona la inteligencia y habilidad emocional de la persona. Sentimientos que son comunes, y muchas veces severos, en las personas que tartamudean son vergüenza, miedo, ansiedad, enojo y frustración.
A pesar de creencias populares, la tartamudez no está asociada con la ansiedad ni es un efecto de ella para su desarrollo; sin embargo, la tartamudez si genera ansiedad en los individuos que la poseen, llegando a convertirse en fobia social, en donde se teme tartamudear frente a las personas, provocando en muchos casos el aislamiento social de quien tartamudea.”
Eso era. Todo coincidía, y ahora entendía a Mikey. ¿Cómo es que creí que solo tartamudeaba porque estaba nervioso? Y en ese momento quise contárselo a Annice, pero sabía que ella no se lo tomaría lo suficientemente en serio. Pero necesitaba hablar con alguien sobre eso ¿Qué haría?
En eso, oí como tocaban la puerta de mi habitación. Me paré, fui a abrir, y me encontré con mi madre.
-¿me podes explicar que es lo que pasó, por lo que me ignoraste cuando llegaste?- era perfecto, con ella podría hablar de eso con la suficiente seriedad. Y además, era una adulta, debería de saber que decir.
-mira mami- le tomé del brazo y la llevé hacia la computadora.
Ella se sentó, y comenzó a leer lo que allí estaba.
-¿tartamudez? ¿Qué me queres decir Tanya? –preguntó confundida
-Michael, el cual fui a su casa hace un rato, es muy callado. Es decir, no habla con nadie. Eso lo sabíamos todos, pero estoy en un trabajo con él, y conmigo se comunicaba escribiendo en hojas, pero hoy en su casa me habló. Es tartamudo mama. No lo puedo creer, ahora muchas cosas cierran, pero… ¿Qué hago?
-¿Michael Way? –yo asentí con la cabeza –el caso Way… -susurró. –ahora entiendo.
Sacó el celular de su bolsillo, yo diría que automáticamente. Mi pulso se aceleró. Iba a avisarle a la directora, pero yo no podía permitirlo. Él había elegido confiar en mí para dejarme ver su problema y no en otra persona, yo no podría decírselo a todo el mundo
-mama, no…
-¿Qué?
-no le digas a la directora, por favor. Michael confía en mí. Lo voy a ayudar, vos confia en mí.
-… -se quedó dudando un momento -¿estas segura?
-segurísima. Voy a poder. –le dediqué una sonrisa para ganar credibilidad, y finalmente conseguí su aceptación.
-pedime ayuda en lo que necesites
-si, pero prefiero encargarme sola.
A cada momento me sentia mas segura.
Estaba disfrutando de mi felicidad y motivación, cuando sonó mi celular. Era Annice.
-¿aló?
-¡no arreglamos como vamos a ir a la casa de Joseph! –chilló en tanto la atendí. Yo no recuerdo haber aceptado ir a la casa de ese chico
-¿Qué?
-es esta noche Tanya, te lo dije el otro día en el colegio. Además, hay un amigo suyo que es perfecto para vos, así que más te vale arreglarte. –Se rió -¿paso a buscarte a tu casa?
-bueno, ¿a que hora?
-diez y media.
Arreglamos, y yo me puse a hacer tiempo. No me arreglaría demasiado, así que no requería mucho tiempo, por lo cual me puse a usar la computadora. Me entretuve un rato mirando el Facebook de Gerard, en especial sus fotos; cuando se me ocurrió ver a Michael. Lo busqué en sus amigos, y abrí su perfil. Solo por curiosidad. Pero no dejaba ver nada, lo cual me llevó a enviarle una solicitud de amistad. No es que me interese ni nada, es solo curiosidad.
-
El lugar estaba abarrotado de adolescentes, y la música se escuchaba desde afuera de la casa. ¿Cómo es que terminé en un lugar así? ¿Cómo es que una fiesta podía ser de tanta magnitud? Claro, era un cumpleaños de dieciocho. En cuanto entré, me sentí automáticamente incomoda, pero me recordé miles de veces, que hacia esto por mi mejor amiga. A nuestro alrededor habían personas con vasos de alcohol, zorras bailando, y algunos chicos dando vueltas por ahí. Comenzamos a caminar entre la multitud, hasta que Annice pegó un grito. Acto seguido, corrió a abrazar a Joseph. Al separarse un poco, vi como él pegó sus labios en los de ella inesperadamente. Me imagino la felicidad de Annie en ese preciso momento. A pesar de mi incomodidad en la fiesta esa, dejé escapar una sonrisita.
El chico que venia con Joseph se alejó de ellos incomodo, y se acercó a mi.
-¿sos amiga de ella? –preguntó señalando a Annice, a la vez que sonreía.
-¿y vos de él? –lo miré directo a la cara. No era muy alto, varios rizos dorados caían sobre su frente, y una gran sonrisa casi opacaba sus ojos grises.
-exactamente. Mi nombre es Trevor, ¿vos?
-Tanya. –miré hacia mi costado, por donde recién había pasado una chica empujándome. –ugh, odio las fiestas. –me quejé
-yo también. -coincidió –vine acá solo porque es el cumpleaños de mi mejor amigo. Preferiría estar acostado todo el día en la cama jugando a la play
-bueno, yo vine para que ella –señalé a mi amiga –pudiera estar con él –señalé al amigo de él.
-hay que sobrevivir al evento social, no tenemos otra opción.
Me reí de su chiste, y ahí me di cuenta lo bien que me caía. Por suerte lo conocí a ese chico, ya que Annice se fue casi toda la noche con Joseph, por lo que yo me quedé con él. Podría decirse que nos hicimos amigos, si no fuera que apenas lo conocía. En muchas cosas coincidíamos, pero en algunas pocas éramos opuestos, y debatimos sobre un montón de cosas esa noche. Es increíble lo rápido que tomamos confianza.
Cuando volví a mi casa, a pesar del sueño y cansancio, encendí la computadora. Había algo que tenia que revisar.
Michael Way ha aceptado tu solicitud de amistad.
Ya podía ir a dormir tranquila. Mañana vería que haría con eso; quizá mirar su perfil. Pero estaba tan cansada que no podía pensar en otra cosa que no fuera dormir. Me recosté en la cama, y al cabo de unos pocos segundos, perdí el conocimiento, para quedar profundamente dormida, y despertar recién al mediodía
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Leave out all the rest. |Mikey Way|
FanfictionTanya Evans. Mikey Way. Dos personas distintas en su rareza. Ella, una anti-popular, que tiene bien en claro lo que quiere, y cómo lo quiere. Él, un apartado social que no habla con ninguna persona del colegio, salvo con su hermano Gerard, que a su...
