39. Made in the USA - Demi Lovato.

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Quise abrir la puerta rápidamente para sorprender a Mikey, pero estaba cerrada con llave. Intenté golpear la puerta, pero no hubo respuesta alguna. ¿Se encontrará Michael allí?

Saqué mi celular y marqué su número, que por alguna razón sabía de memoria. Y a pesar del ruido que llegaba desde la sala, pude escuchar cómo sonaba el teléfono del otro lado de la puerta.

—Ho-hola

—Estoy en la puerta de tu cuarto, ¿Me podes abrir?

La respuesta fue el ruido de la llave girando, y la llamada finalizada.

—Hol-la he-hermosa —lo abracé y rápidamente fui correspondida —n-no sabía que ve-vendrías

—Yo tampoco. Lo que pasa es que Olivia quería asistir a la fiesta de tu hermano, y yo tuve que venir para no dejarla sola.

Él asintió, mientras cerraba la puerta detrás nuestro, dejándonos del lado de adentro de la habitación.

—¿Por qué cerrás?

—Mu-muchos quieren e-entrar

—Claro, es difícil tener que lidiar con un puñado de adolescentes hormonales en tu casa —Ambos nos reímos. —¿Estabas aburrido? —él asintió con la cabeza.

No supe como responderle, no me considero una persona divertida. Por lo cual, me senté en la cama,  y me quedé observándolo.

Lo mire un buen rato, grabando cada una de sus facciones. Él realmente era un chico hermoso. No podía entender por qué yo soy ya de las pocas que lo ve, si su belleza es algo que salta a simple vista.

Él también me estaba mirando fijamente, en silencio. Al no saber qué hacer ante esa situación, solté una risita. Él se contagió rápidamente, y todo terminó en un “¿De qué nos estamos riendo?” por parte de ambos.

Esa noche, hablamos de muchas cosas, hasta llegar al momento de quedarnos sin saber qué más decir. Entonces decidí cerrar mis ojos. Dejar fluir todos mis pensamientos de ese momento. Vivir el ahora.

El suave tacto de su mano, comenzó a recorrer mi mejilla. Una sonrisa se hizo presente en mi rostro. Estaba disfrutando de la sensación de amar y ser amada. En silencio, sin palabras tratando de expresar los sentimientos. Ellas sobraban.

Esos momentos podían ser eternos, y los grabaría en mi memoria con la mayor precisión posible. Michael se me había acercado. Lo sabía por su característico olor, tan conocido por mi. Comencé a sentir su respiración cerca de la mía. Unos instantes luego, su nariz rozando con la mía.

Estiré mis brazos hacia donde supuse que estaban sus hombros, sin temor a equivocarme, y sin hacerlo. Sus manos bajaron a mi cintura. Una de cada lado, subiendo y bajando a partir del momento en que sus labios tocaron con los míos.

Nuestros besos, ese día, no fueron como los de siempre. Se sintieron como si fueran una necesidad, como si no tuviera aún suficiente de él. Y en lugar de retenerme, le di rienda suelta a mis impulsos. Parece que Mikey también le dio libertad a los suyos, porque ese día, llegamos más allá que muchas otras veces.

No creo que haga falta especificar cómo la ropa comenzó a sobrar, y cómo tuvimos la repentina necesidad de demostrarnos amor de otra manera. Pero no me arrepiento de nada de lo que sucedió esa noche, por el contrario.

Y de un momento a otro, me sentía agotada. Creo que si me dejaran, podría haber dormido treinta horas seguidas. Y más aún con la mano de mi novio que me acariciaba el cabello. Una y otra vez, produciendo un efecto adormecedor en mí, acompañado de la contribución del rítmico sonido de su corazón, y del subir y bajar de su pecho bajo mi cabeza, por la respiración. Mis ojos pesaban cada vez más, mis brazos ya estaban relajados alrededor de la cintura   pero aún así, los músculos que contribuían a formar una sonrisa, no lograban relajarse en ningún momento. Y es que realmente estaba alegre. Tenía todo lo que quería en mi vida para ser feliz.

Leave out all the rest. |Mikey Way|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora