Gánate El Derecho De Llamarme Por Mi Nombre [MitsuKou] [JSHK]

[Número 20~]

[Momentos antes]

El peli-rosa entró a su lugar de descanso, tenía sed, modelar aquel vestido fue una sensación extraña debido a que no quería sonrojarse o morirse de los nervios, se sentía literalmente como en un matrimonio. Tocaron la puerta del lugar y subió la mirada, eran su madre y Mei.

—Me encantó como te veías con ese vestido de novia. Casi me muero~ —dijo Mei emocionada mientras que la mamá de Mitsuba le confirmaba.

—Te veías wow... —dijo su madre.—Sin embargo, vinimos aquí para cuidarte.

—¿Por qué? —cuestiono Mitsuba.

—Hijo, no vayas a comer tu comida y beber esa agua que dejaste aquí. No uses nada de lo que se encuentre aquí porque capaz y el asistente de Sumire infecto todo con ya sabes qué. Dame esa botella de agua —dijo la mujer alzándole la mano a su hijo. Mitsuba le dio la botella y ella olfateó la punta— Lo sospechaba. Por suerte te traje agua y algo de maquillaje para que te retoques —sonrió tiernamente mientras le pasaba los implementos a Mitsuba. Este sonrió.

—Ambas son mis heroínas. Sin embargo ni esa agua la iba a tomar. Preferiría morirme de sed que fallar en mi misión.

—Eres increíble, Mitsuba jeje. Bien, tu madre y yo nos vamos a los puestos, si nos ven aquí nos van a regañar —dijo Mei.

Mitsuba asintió y esperó a que su madre y Mei se fueran. Al rato entro Sumire y sucedió lo sucedido.

—Jiji... Suerte en tu intento de ganar. Es obvio que gané —dijo decidida la de ojos claros.

—Je. Quizás, pero tú capaz y me saboteaste la comida, ¿no es así? —señaló el bento mientras miraba a la chica.

—Meeeh, no tiene sentido porque lo sabrías~ —canturreó.

«Mi mamá analizó bien la botella de agua asesina, por suerte se la llevó. ¿Y si le jugamos una bromilla a la Sumire~?» Tomó la tapa y abrió la botella, tomó un sorbo. Logró leer los pensamientos de Sumire con la mirada y su yo mental sonrió al saber que estaba cayendo, Sumire no sabía que esa botella era otra a diferencia de aquel sabotaje tramposo que hizo.

—¿Qué pasa? —cuestionó con fastidio.—¿Por qué me miras tanto?

—Nada~ jeje —se dirigió a la salida y miró de lado a Mitsuba.—Nos vemos en las decisiones, Mitsuba~ —se fue más feliz de lo que había venido

«Vamos a hacerla cantar victoria antes de tiempo y después le damos su sorpresa, jiji» Mitsuba empezó a fingir toser y darse palmadas en el pecho pero no se sintió convencido de su actuación, así que intentó autoahogarse, claro una forma no tan peligrosa solo que lo haga toser desenfrenado, y se dedicó a toser hasta sentir que la chica ya no estaba ahí. Calmó la tosedera de la ahogada y sonrió de lado con los ceños fruncidos y gran orgullo. Secó las comisuras de sus labios para después retocarse un poco el maquillaje.

[Actualidad]

—Sigo en pie y lista para los resultados —dijo decidido Mitsuba mirando fijamente a todas sus contrincantes.

—¡Genial! Olviden lo declarado, ¡Mitsuba Sousuke sigue en la competencia! —declaró la anfitriona mientras algunos gritaban el nombre de Mitsuba y Kou se tranquilizó llevando una mano a su pecho y soltando un suspiro.

Sumire comía con la mirada a Mitsuba, ¿Por qué no está yendo a un hospital por una reacción alérgica? Pensó. La mujer anunciaba y decía los votos para después empezar con lo demandado.

—En tercer lugar, el premio son doscientos mil yenes y la corona de bronce. Tenemos a... Akite Rose.

La chica de cabello blanco y ojos grises se colocó las manos en la cara y se sonrojó. Tímidamente fue a recibir su premio más la banda, un ramo pequeño de flores y la corona de bronce. Agradeció mientras soltaba lagrimitas por los ojos. Ahora si iniciaría el dolor de cabeza con el segundo y primer lugar. Sumire rogaba porque Mitsuba se quedara en el segundo para así seguir con su plan del salón de belleza. Mitsuba tenía los nervios de punta y se le subieron más al ver entre el público a todos los niños del orfanato junto al ancianito. Los pelos se le pararon de punta y su nerviosismo creció. Al ver que los niños estaban alentándola mientras que se veía que pronunciaban con sus labios «Confiamos en tí» hizo que casi le dieran ganas de llorar ahí mismo, pero se tuvo que resistir.