[Número 38~]

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El peli-rosa llegó al edificio para aprovechar de visitar a su madre, le contaría lo sucedido con Kou antes de irse al hotel que había logrado adquirir para hospedarse. Por suerte la señora Minamoto no se encontraba en el establecimiento, le daría miedo encontrarse con la mujer ya que se pondría muy nervioso y raro. Entró al cuarto de su madre y esta sonrió al verle mientras comía galletas, invitando a pasar a su hijo sonriente.

El peli-rosa llegó a pasos lentos mientras se sentaba al lado de su madre, quien le abrazó y el chico se dejó abrazar. La mujer beso su frente para después proceder a ofrecerle galletas a su hijo, con que este se negó, pero después de tanta insistencia por parte de su madre, esta le metió la galleta en la boca riéndose por su reacción y no le quedó de otra que comérsela mientras reía, casi ahogándose con la galleta. Su madre le daba palmadas en la espalda y Mitsuba ya calmaba su tosedera.

La mujer le comentó un poco sobre su estadía en el hospital y sobre que odiaba no poder ir a jugar con la señora del cuarto de al lado ajedrez porque se podría llegar a contagiar, o que no la dejaban ir a la cafetería sola. También sobre que le gustaba lo amables que podían llegar a ser las enfermeras, al menos ellas se tomaban algo de tiempo para jugar UNO. Se sentía aburrida en las horas donde no se permitían las visitas, y eso le frustraba, ya que su única amiga que la venía a visitar era la señora Minamoto, a final de cuentas era una mujer con la que por lo menos le podía contar sobre intereses similares mientras tomaban un cafecito y también de vez en cuando hablaban de sus hijos.

—Por cierto, monstruo de zanahoria, ¿Cómo te sientes? ¿estás mejor? —cuestionó mientras su madre sonreía y le apretaba levemente las mejillas.

—Extrañaba que me llamaras así —mencionó con lagrimas cuan caricatura mientras el peli-rosa rodaba los ojos, a final de cuenta era el apodo que le había puesto a su madre.—¡Estoy mucho mejor! ¡Las sesiones de fisioterapia me han ayudado mucho! —sonrió ampliamente mientras su hijo le cuestionaba si estaba segura, no quería otro problema como lo sucedido con Kou, a lo cual la mujer volvió a confirmar.

—Eso me tranquiliza —suspiró mientras bajaba un poco la mirada, la mujer se dio cuenta de cierta mirada que tenía el chico, conocía a su hijo, le tomó la mano a su hijo y le acarició el dorso, este le vio. Su madre cuestionó sobre cómo se encontraba, a lo que su hijo volvió a bajar la mirada mientras apretaba el agarre de la mano de su madre levemente.—Lo visité.

—¿Y qué tal te fue? —al ver la mirada de su hijo, la forma en la que le respondía únicamente con la mirada hizo que se le pusiese la piel de gallina.—No me mires como si se te hubiese aparecido, Sousuke...

—¿Crees que una lapida con un jarrón de cenizas me va a contestar? Pf, habría hecho lo que tenía que hacer antes de venir acá si no hubiese perdido mi tiempo en visitar a alguien de la cual no me interesa saber a pesar de que no se encuentra en este mundo.

—No digas eso de tu padre, Sousuke... —el peli-rosa bufó y frunció un poco el ceño.

—Ni sé porque lo defiendes, a final de cuentas los muertos no reviven, mamá, puedes quejarte de él si te place, así como yo lo hago, y mira, no me pasa nada —contestó.

Su madre prefirió evadir mejor el tema, sabía cómo era Sousuke cuando se trataba del tema de su padre. No dudaría en decir cosas bastante frustradas de aquel hombre que se podría haber hecho llamar su progenitor si no fuese porque este no lo vio y jamás lo verá así. En parte la mujer entendía la frustración del peli-rosa, pero solo se quejaba de un muerto, de un ser que se quedó básicamente en el pasado.

La Sra. Mitsuba prefirió tocar algún otro tema para romper aquel irritante silencio que se formó entre su hijo y ella, así que al sentir que se le prendió el bombillo al tocar sobre el chico de cabellos rubios sería perfecto, le gustaría saber que tal iba el proceso con el chico, claro, esta desconocía totalmente la situación de la pareja por lo que se sintió muy inocente su pregunta, pero el chico de cabellos rosados sintió una apuñalada en el pecho por la sorpresa del cambio de tema y al escuchar el apellido Minamoto fue donde sintió precisamente el dolor.

Gánate El Derecho De Llamarme Por Mi Nombre [MitsuKou] [JSHK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora