[Número 28~]

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El silencio reinaba.

Estaban sentados en la mesa, dispuestos a cenar, y Mitsuba ni su comida había tocado, ya eran cuatro días desde el sucedido acto con la madre de Mitsuba. Los sonidos nocturnos se encontraban cantando plácidamente debido al gran silencio y el peli-rosa no tardo nada en pararse, irse a su cuarto y encerrarse nuevamente. Todo el día encerrado. La preocupación lo carcomía y el dolor y miedo de perder a su madre era más y más grande, sin embargo, no dejaba la esperanza de lado. La esperanza es lo último que se pierde. La fe la debía mantener intacta y evitar que le dé un bajón de tristeza por decima vez en el día, no quería llorar, solo ver el techo fijamente o la ventana mientras pensaba en todo lo que ocurría actualmente.

Por parte de Kou, haría todo lo posible para que Mitsuba no decaiga más. Lo único que sabían era que la madre de Mitsuba debía dedicarse a hacer tratamientos hasta los dos meses, la peor parte es que la obra de Mitsuba caía en el mismo día, eso también le preocupaba a Kou, que la decaída no lo deje lucirse. Él era bueno animando a otros pero sinceramente no sabía qué hacer en este momento, debía pensar más a fondo en cómo ayudar a su crush, pero si tenía algo claro, Mitsuba no perderá la fe porque tiene el ego tan alto que no se dejaría robar un beso así porque sí. Es cierto, reto a Kou que lo hiciera, pero es que Kou sabe que Mitsuba a veces lo subestima demasiado. Sin embargo, Kou no se contendrá si llega a ver a Mitsuba perdiendo la fe, después de todo, es un angelito, un angelito que tiene sus lados oscuros ocultos.

Cuando todos cayeron en el sueño profundo llego el día siguiente. Mitsuba se levanto con fastidio, cero ganas de salir, cero ganas de verle la cara al mundo, cero sol, nada de nada, no quería nada. Se vio la cara en el tocador y se restregó los ojos, al recuperar la vista completamente juraba que casi se le parte el espejo al notar aquello.

No. puede. Ser.

¡Me creció algo de barba! Pensó mientras apoyaba sus manos en la besa y se exaltaba viendo el espejo con los ojos bien abiertos. Los pelitos eran muy diminutos pero se notaba la forma. Pero si ayer no la tenía... es cierto que su cabello es loco y crece cuando le da la gana pero, ¿Por qué no en la cabeza y si en la cara? Pero ahora la gran pregunta, ¡¿Cómo hará para que Kou no lo note?! Podía afeitarse pero igual seguiría creciendo, además, no era bueno afeitándose y la última vez que lo hizo se corto unas seis veces o más, no lo podían culpar, por eso siempre tubo que sucumbir al laser.
Llamó a Mei rápidamente, esta contesto.

—Mei, necesito que me consigas una cita con tu tía, la sesión de laser que me dio la otra vez ya caduco y me está creciendo la barba.

—Tú con barba, wow, ¿Qué pensaría Minamoto? Jijiji.

—Mei, no estoy jugando.

—Ya ya, solo trate de hacerte reír, ya te aparto la cita y te paso hora.

—Que sea lo más pronto posible, no puedo dejar que Minamoto-kun me vea así.

Mei afirmó y colgó la llamada. Ya se olía la comida afuera, su estomago gruñía, debía admitir que no había comido bien esos días y estaba muriendo de hambre, sin embargo, al tocar la perilla de la puerta recordó nuevamente los diminutos pelitos —casi invisibles pero notables— en su rostro y tuvo que mantener su apetito, además, no solo eso, tenía ganas de ir al baño. ¿El mundo está en su contra? Parece que sí.

Se pasó los dedos por los finos cabellos, admitía que se sentía algo varonil. Muy pocas veces ha tenido su barba y es que aunque se sintiera masculino no lo veía como algo suyo. Además, le generaba mucha picazón. Su teléfono vibró y se vio la hora en la que iría a la cita, debía ir ahora. El detalle, no iría sin antes ir al baño, se estaba reventando. Abrió la puerta lentamente para fijarse si el chico estaba cerca y al no ver muros en la costa se dirigió lentamente al baño para tomar la perilla de la puerta y abrirla.

Gánate El Derecho De Llamarme Por Mi Nombre [MitsuKou] [JSHK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora