[Epílogo]

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Se encontraba sentado de rodillas, con ambas manos entrelazadas, inhaló y exhaló. Nuevamente lo hizo. Apretó un poco la grama a sus costados y dejo nada más que la tierra le comunicase paz. Acomodo su flequillo y sonrió aún con aquella lápida al lado suyo.

—¿Sabes? Todo ha sido diferente desde que no estás, Tooru y Kaede ya iniciaron el primer grado, de verdad quisiera haber hecho algo más, pero sabia que no podia más. Te extraño mucho... —arrancó el pétalo de una rosa—. Perdón por no visitarte tan a menudo, aún duele... Pero te prometo que soy feliz, soy otro Sousuke... Mamá —soltó aire nuevamente—. Tantas veces te dije perdón que no fueron suficientes, pero todo está bien. En tu apellido y en mi nombre te llevaré siempre conmigo. —Sonrió después de sobarse la nariz, se levantó y vio a la lápida una última vez antes de despedirse y tomar camino hasta su auto.

Tenía que buscar a las niñas en la escuela, luego ayudar a Kou a preparar la cena que harán junto a sus amigos, llevaban meses sin verse ya, pero prometieron verse cada cierto tiempo debido a que todos estaban con responsabilidades distintas que no les daba el tiempo como antes.

Sus catorce años de matrimonio dieron frutos a la adopción de dos niñas cuando eran apenas unas bebes. Recordó con nostalgia el día en que las vio por primera vez. Ese día, su madre estaba cerca de dejar este mundo. Recodo las lágrimas en el hospital, como ya no podía luchar más ante el gran obstáculo que le dió la vida, sus últimos minutos de vida en los que permaneció con ella, hace siete años, antes de decidir descansar en paz.

*

Sousuke se encontraba en la unidad neonatal del hospital, observaba detrás del cristal que tenía en frente suyo a aquellos bebés que estaban ahí, quienes apenas descubrían que tenían vida y la iniciaban. Se limpio una lágrima aún pensando en el estado de su madre, no pasaría de ese mes hicieran lo que hicieran. Escucho la puerta a su izquierda abrirse y sintió un abrazo que sabía de quién era, recostó su cabeza en su pecho y solo se dejó hacer.

—¿Necesitas algo más? ¿Estar solo? ¿Ir donde tu madre? ¿Al cafetín?

—Me gustaría estar solo un rato más... —Suspiro y le dió un beso a su esposo—. Espérame en el cafetín, ¿sí? Ordename un café expreso. —Lo vio asentir y sintió un beso en su cabeza antes de verlo retirarse y solo seguir con el silencio.

Pasaron pocos minutos, vio a uno de los bebés sonreirle e hizo lo mismo, sintió la puerta abrirse nuevamente y a alguien posicionándose al lado suyo, sabía que no era Kou, mucho menos su madre, supo por el rabillo del ojo que era la doctora que trato a sus madres esos días. Estaba de brazos cruzados y miraba en frente al igual que él.

—No tiene permitido estar aquí —dijo tranquila, y escuchó un suspiro del otro—. Pero puede quedarse un rato más si quiere. —Reviso su celular la de cabello oscuro.

El pelirrosa asintió y siguió con la vista fija, sintió palmadas en el hombro por parte de la doctora en modo de consolación. Entendía mejor que nadie el sentimiento del otro, ya había visto esa escena miles de veces.

—La niña que está allá —señalo a una pequeña de cabello negro que dormía en la incubadora de la primera fila—. Es mía. Aunque ya no la podré tener conmigo, su padre... murió hace poco. Soy joven todavía, y como médico internista y cirujana no tengo tiempo para cuidarla, me conozco, y sé que no seré la mejor madre por falta de disponibilidad y porque mi esposo no estaba orgulloso de este embarazo. Tengo planeado ponerla en adopción. —Sorbio con su nariz un momento, tranquila por el silencio del otro, que aún siendo un completo extraño para ella, sabía mucho gracias a su madre—. ¿Usted y su esposo no han pensando en tener hijos?

—Si, lo hemos hecho. —Siguio con su semblante serio—. Queremos dos... Pero es complicado.

—Segun tengo entendido, su cuñado tiene un hijo y tiene de pareja a otro hombre.

Gánate El Derecho De Llamarme Por Mi Nombre [MitsuKou] [JSHK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora