[Capitulo 50~] (Segunda parte)

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—¿Buenos días, es la empresa de la señorita Emma? —preguntó en la línea del teléfono público, esperaba una respuesta.

—Habla su secretaria, ¿quién habla? ¿Desea agendar una cita? —contestó la mujer al otro lado de la línea.

—Soy Mitsuba Sousuke, sí, me gustaría agendar una cita con ella por una propuesta que me hizo.

Hablaba inocentemente mientras veía la tarjeta, era muy bonita, azul como el color del pelo de esa mujer, con detalles dorados, un cartón bastante resistente. Debía ser alguien exitosa, supuso. Siguió hablando con la secretaria y acataron la cita para la hora de recreo, vió el reloj y entró en pánico, estaba llegando tarde, pero la maldita empresa tenía horario de siete a diez ese día. Igual tendría que faltar las demás horas.

Corrió hasta su instituto, lo regañaron, continuó la segunda clase que era más corta, en toda estuvo hablando con Mei por notas, además de decirle que tenía que inventarse una excusa porque iba a faltar las demás. La castaña lo miró confusa, este le regreso la mirada con un «es difícil de explicar».

Empezó el recreo, tomó sus cosas sin explicarle más a Mei y se fue, daba pasos lentos, le parecía una locura, pero ya no quedaban opciones. Se subió al metro, bajo cuatro estaciones después, camino a paso rápido al ver que se podría atrasar y por fin tuvo el edificio en frente. Tragó, apretó la hombrera de su mochila y entró sintiendo sus dedos temblar y sus piernas tensarse, sentia náuseas.

Pasó lentamente por recepción y picó al botón para esperar el ascensor, espero un rato, llegó, la gente bajó y él se subió, marcó el piso con los dedos temblorosos y espero a que subiera lentamente. Se sentía peor cada vez que el piso subía más y más, hasta que llegó. Piso Nro. 10. Bajó, vio la tarjeta de presentación nuevamente y vio la puerta más grande, de vidrio, y con detalles y mujeres en ella estampado, a su vez de un pequeño enmarcado. Vio el pequeño letrero, «empuje», lo hizo y entró sin dejar de ver todo sorprendido.

El lugar tenía aire acondicionado, una pequeña sala de espera de muebles color negro y una mesita con revistas de tópicos famosos como lo eran egg o elle, en algunos más internacionales. Llegó hasta el escritorio de la secretaria y habló tembloroso sobre su cita. La chica se acomodó los lentes, sonrió y lo guío, ¿no le parecía raro que un estudiante le estuviera diciendo eso? Pensó que al menos una mini discusión tendría.

La mujer lo guío hasta el fondo del pasillo y tocó la puerta hasta esperar una respuesta. Al obtener el llamado, abrió la puerta para darle paso al pelirrosa, quien entró tímidamente, más al ver cómo se iluminaba la sonrisa de la oji-turquesa al verlo. Tomó asiento y se quedó callado por un momento antes de iniciar.

—Tu madre no estaba muy de acuerdo con esto, ¿cambio de opinión? —dijo sonriente mientras jugaba con su bolígrafo.

El pelirrosa la analizo con la mirada, ¿siempre iba vestida con ropa de ese estilo? Se veía muy elegante en su traje beige, con un collar de oro y aretes del mismo color. Su cabello ondulado. Un status así no lo podría tener cualquier persona, ¿verdad?

—Quisiera aceptar su propuesta —dijo con timidez el pelirrosa mientras jugaba con sus dedos.

—Hago las mejores propuestas, no por nada mi agencia es la mejor —dijo sonriente—. Si, tu pasarela fue una mierda, nadie modelaría así, pero veo potencial en ti, chico.

El pelirrosa soltó un leve quejido ante lo dicho y frunció el ceño, cruzó los brazos y encaró a la mujer.

—¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Qué me ponga un vestido, modele y ya?

—Ojala fuera tan sencillo. —Tomó una galleta del plato que tenía en su escritorio—. ¿Quieres? —Escuchó el leve «paso» del chico, quien lucho contra el hambre para no sentirse peor, y continuó—: Obviamente te pagaría clases de modelaje junto a mis demás modelos, la pasarela no es cualquier cosa. —Mordió la galleta—. Eres un chico, hay otro obstáculo, pero es lo de menos, yo podria instruirte.

Gánate El Derecho De Llamarme Por Mi Nombre [MitsuKou] [JSHK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora