[Número 39~]

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Apenas había recostado su espalda en la cama y miraba fijamente el techo, solo pensar lo antes comentado le generaba una insatisfacción asquerosa. Dos meses, recaía en su cabeza mientras liberaba su mente, «¡¿tanto tiempo me he estado ocultando?!» se tapó la cara mientras pensaba mejor las cosas. Pensaba y repetía en su cabeza «Soy un cobarde...», pero esa definición solo le irritaba más a su persona, su ego y sentimientos se ofendían al escucharse a si mismo decir esa pequeña definición. Solo pensar la cantidad de días que hubieron de pasar, sesenta y un días, en el primer mes había ido tan lento, pero en el segundo había ido tan rápido.

Extrañaba tener al chico en su cotidianidad, sea de la forma en la que la tuviesen; como amigos o pareja. Pensar que ese lapso de tiempo solo estuvo oculto por revelar su verdad. Ese miedo a aquel rechazo por parte de la persona que tanto ama que le había generado. Pero su amor propio no podía decaer, tenía que tomar valentía, tenía que tener responsabilidad por sus actos y carácter, ocultarse ya no serviría de nada, solo sería huir de la realidad, «¿Sí me rechaza? Pf, si me rechaza no sabe de lo que se perderá, un excelente prometido». Inhaló y exhaló relajando su cuerpo.

Ya tenía una decisión.

Por suerte no había desempacado la maleta al llegar. Tomó su abrigo por el frío que generaba el otoño, que a pesar de ser inicios le generaba bastante frío. Se colocó su bufanda rosa oscuro favorita y ya listo contacto un taxi mientras salía de la pieza, justamente la veintiséis. Bajaba en el ascensor sentía como sus manos sudaban un poco, soltó un suspiro pesado y miró hacía al frente, a penas cruzará la puerta del hotel ya no habría marcha atrás y estaba consciente de eso.

Ya fue demasiado tiempo de espera.

Así nos encontramos en la actualidad.

—Ya llegué... Minamoto-kun.

Los brazos ajenos lo rodeaban y este al corresponder sabía que no lo quería volver a soltar. No más. Ya estaban juntos nuevamente. El día en que ambos se reencontrarían. Sentía como el chico de cabellos rubios sobaba sus suaves cabellos rosados y sintió humedad en la zona de su hombro; el chico estaba llorando junto a él. Dándole falta de importancia al sonido de su maleta caerse al suelo, solo estaban ambos, y era lo que necesitaba.

Sentir el calor ajeno y soltar leves sollozos por tanto tiempo de espera, tanto tiempo sin verse, tanto tiempo donde la tortura del extrañar los atacaba, no importaba que ninguno de los dos supiera de los sentimientos del otro, el extrañar estuvo ahí para demarcarles su camino de aquel dolor. El sentir que uno de ambos desaparecía. Como deseaban poder permanecer así para siempre.

Kou canceló la salida con Amane, claramente el azabache le preguntó enojado sobre porque aquella cancelación repentina cuando ya estaban listos para salir, sin embargo su enojo se desvaneció al escuchar que Mitsuba había regresado. Sabía que era importante para su amigo ese momento, y no podía enojarse más con él después de tener que haber esperado tanto. Suspiró pesado echándose los cabellos para atrás mientras entraba a la sala junto a un vaso de agua para el chico, el cual lo tomó y de manera tímida agradeció mientras estaba sentado en el sofá. El rubio se sentó junto a él en silencio, no traía su chaqueta, y el ambiente se estaba poniendo lentamente bastante incomodo y tenso. Mitsuba decidió regresar, pero no sabía que decir, y más si el chico a su lado estaba tan callado sin articular ni una sola palabra lo cual lo desesperaba porque él no se sentía cómodo para iniciar una conversación. Apretó sus labios y un poco sus puños, y seguía sin mirar al Minamoto, sintió la piel de gallina al escuchar al chico articular unas primeras palabras después de tan tenso ambiente.

—Dos meses sin vernos... —mencionó de repente el chico de cabellos rubios mientras el peli-rosa sentía que iba a volver a llorar.—Cuando Shijima me dijo que te esperara, no pensé que sería tanto, pero... ya te veo y te tengo aquí y ahora de vuelta —el chico miraba hacia abajo mientras entrelazaba sus propias manos, que ganas de tomar la del peli-rosa, el cual seguía en silencio y eso le inquietaba.—Mitsuba, por favor, di algo —el chico de cabellos rosas solo permanecía en silencio, viendo hacia abajo sin articular ni una sola palabra.

Gánate El Derecho De Llamarme Por Mi Nombre [MitsuKou] [JSHK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora