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Sus pulmones estaban por reventarse, la temperatura de su cuerpo subió muy rápido al punto de quedar empapado en sudor, sus órganos parecían amenazar con explotar.

-¡Agh! – se quejo arrodillado en el suelo, se sentía aturdido.

Tras unos minutos retomo su postura y lo intento de nuevo, pero terminaba igual o peor que la vez anterior.

-... Tengo que hacerlo... - se dijo viendo las gotas de sudor caer sobre la nieve.

-Empezar por reforzar tus pulmones seria una mejor opción – le aconsejo sonriente – ¡Incluso puedes crear tu propio aliento!

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-Empezar por reforzar tus pulmones seria una mejor opción – le aconsejo sonriente – ¡Incluso puedes crear tu propio aliento!

-Lo dices porque no crees que pueda hacerlo – dijo entre dientes.

-Yo creo en ti – tomo sus mejillas a le alzo el rostro – Muéstrame tu hermosa sonrisa Shinobu.

-Siempre dices lo mismo – se alejo de ella.

-Pero me gusta tu sonrisa, me gusta mucho.

-Kanae, no estoy hablando de eso – la miro irritada – ¡Hablo del aliento!

Giyuu desvió la mirada. El que estuvieran discutiendo frente la cama donde atendían sus heridas, lo obligaba a escucharlas.

-Vamos a ver qué sucede – contesto animosa. La tomo de los hombros y la guio a la salida – Ahora, ve allá y refuerza tus hermosos pulmoncitos. Yo tengo que ayudar a Tomioka-san, pero iré a animarte en cuanto pueda.

-No me estas escuchando.

-Aoi-san – llamo sonriente sin escuchar los gritos de su hermana menor.

-¿Qué pasa? – pregunto acercándose.

-Ayuda a mi pequeña con su respiración – la saco del cuarto – Te la encargo mucho. ¡Buena suerte! – cerró la puerta y volvió con el pelinegro – Lo siento Tomioka-san. ¿En que estábamos?

Señalo su cabeza a medio vendar.

-¡Cierto! Continuemos – retomo su tarea – Tomioka-san. ¿Tú qué opinas?

-¿Sobre qué?

-Sobre Shinobu, es muy terca y no puedo hacer que cambie de parecer.

-Pensé que ya lo habías aceptado.

-Negárselo implicaba fuertes discusiones con ella, así que no tuve opción. Sé que lo sabes tanto como yo, ni con un aliento podrá cortar cabezas de demonios.

-No tiene que cortar cabezas – se miraron por unos segundos - ¿Qué tiene de malo? Puede envenenarlos.

Kanae se mantuvo estática.

-Tú ya has trabajado con su veneno y ha funcionado. ¿Por qué ella no puede hacerlo a su manera y ganar?

El rostro de la contraria no cambio. Desvió la mirada algo nervioso, quizás debió guardarse sus comentarios.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora