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Los sonidos de la primavera llegaban a sus oídos con calma. Los lentos pasos que conocía a la perfección se acercaban tranquilamente a su cuerpo empapado, al detenerse, su vista al cielo despejado fue interrumpida por esa cabellera negra que hacia resaltar sus azulados ojos.

- Hola Giyuu - saludo con una apacible sonrisa.

- Hola Sabito - devolvió la sonrisa - ¿Quieres una toalla? - la extendió sobre él.

- Gracias.

- De nada - se sentó al lado.

- La cascada es más divertida.

- Juegas hasta que Urokodaki-san te obliga a quedarte quieto.

- Bueno, pero es mejor - se enderezo y revolvió su cabello con la toalla - Lo prefiero antes que torturar mis pulmones.

- Sí, yo también.

Giyuu mostraba rápidos avances, llegando incluso a superar a Sabito en varias ocasiones, aunque ninguno de los menores le daba la mínima importancia. Como siempre, estaban ajenos a esas cosas.

- Urokodaki-san me dijo que mañana no hay entrenamiento - le informo con la mirada tranquila - Tendrá que salir y nos quedaremos solos durante el día.

- ¿Va de viaje?

- Supongo - elevo los hombros y los bajo - Sospecho que llegara a primera hora.

- ¿Crees que nos deje comida?

- Después de que casi quemamos la cabaña entera, puedo asegurarte de que lo hará.

- Fue un pequeño descuido - dejo la toalla alrededor de su cuello - Sin víctimas no hay crimen.

- Si tú lo dices.

- Cambiando de tema. Tus ejercicios me ayudaron mucho con la respiración.

- Me alegra oírlo - sonrió - Pero aun falta algo, sirve para saber si tus pulmones son lo suficientemente fuertes o si aun necesitas ejercitarlos.

- ¿Qué es? - pregunto curioso.

- Respirar bajo presión - dijo sin mucho interés.

Sabito lo miro emocionado con penetrantes ojos, no tardo mucho para que su amigo lo notara.

- Ni lo pienses Sabito - dijo negando con la cabeza - No haremos eso.

- ¿Por qué?

- Es más que suficiente con lo que has hecho, no hay necesidad de llegar a ese punto.

- Sí la hay - contradijo - Así podre saber si estoy listo o no.

- ¿Para qué? - lo miro incrédulo.

- Para dominar la respiración de concentración total.

- No necesitas hacer esa locura para saberlo.

- Por favor - insistió.

- No.

- Por favor.

- No.

- Por favor.

- No

- Por favor.

- No - dijo algo irritado.

- Por favor.

- ¡No! - se levanto de regreso a la cabaña con su acompañante diciéndole lo mismo cada que podía.

Giyuu había olvidado otra cosa importante. Sabito no acepta un no como respuesta cuando algo le interesa.

El día siguió su transcurso como todos los anteriores y lo siguientes, la tarde paso dando entrada a la noche quien se marcharía al llegar la mañana.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora