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En el horizonte estaban los debilitados rayos del sol despidiendo lentamente al mundo, recordándole esa famosa frase que escuchaba de vez en cuando en sus misiones.

"El que mucho se despide pocas ganas tiene de irse"

Era cierta de alguna manera, pero, al igual que las visitas, una vez el sol y sus rayos deciden partir a otro lado llega la oscuridad acompañada de una cambiante luz, de un minuto a otro los colores se bañan en negro, los demonios aparecen, divirtiéndose hasta el próximo amanecer y esperando impacientes la siguiente puesta de sol.

Parecido a un círculo, uno perfectamente sellado que no tiene ni principio ni fin, y no lo tendrá hasta ser roto.

-¡Sabito, amigo!

Ambos miraron sobre el hombro, encontrando la sonrisa resplandeciente del pilar de fuego. El mencionado sonrió, dio media vuelta y se acerco correspondiendo el cálido saludo, Giyuu sólo dio media vuelta.

Seguía sin caberle en la cabeza como es que Kyojuro estuvo a cargo de las investigaciones y ahora es Sabito quien terminara con el trabajo, no tiene lógica... Quizás no es más que una mala jugada del destino.

Una amarga jugada que lo hace temblar y sostenerse el estomago para no vomitar.

Ambos pilares dedicaron su atención a una anciana y una niña, pudo escuchar sus risas y las nauseas crecieron. Eso también era un circulo, tal vez un infinito imposible de quebrar. Hoy ríes, mañana lloras, ¿puedes saber lo que harás después? ¿Cómo aseguras que existe un después para ti?

-¡Giyuu! – elevo la mirada, inseguro de en qué momento la bajo. Sabito le indico que se acercara con señas. Una vez estuvo a su lado el contrario poso la mano en su hombro, rodeándolo por la espalda – Es él.

-Pero si son muy diferentes – opino cubriendo la sonrisa con la mano.

- No entiendo que tienen de gemelos – dijo la menor, alzando una ceja y bajando la otra. A su parecer no tenían nada que les diera el apodo "olas gemelas".

-No es literal – explico Sabito – Es porque somos almas gemelas.

–Es un placer conocerle, señor pilar – saludo la peliblanca.

-Preséntate – susurro en su oreja, sobresaltándolo.

-E-el placer es mío, mi nombre es Giyuu Tomioka, cazador de demonios y pilar del agua – dijo haciendo una reverencia, era incomodo tener todas las miradas sobre él.

-Gracias por protegernos, sé que no debe ser fácil luchar noche con noche.

-Es mi deber...

Continuaron hablando, la menor termino de apilar las cajas de comida preparada y se las entrego al de cabello bicolor, quien agradeció y le pago aunque la pelinegra le dijera que no era necesario.

-Tenías razón Kyojuro – sonrió aliviado – Giyuu se ve más relajado.

-¡Ella es amable! – el rugir del ferrocarril llamo la atención de los tres pilares y la mayor – Pronto el tren partirá.

-Entonces me voy subiendo – oculto la katana es su uniforme, al mismo tiempo un cuervo se poso en su hombro y una mano se aferro a su haori por la espalda.

-Puedes esperar unos minutos, no hay prisa – detuvo con la mirada baja.

-Sé que no – dio media vuelta – Pero quiero empezar cuanto antes y acabar antes de media noche.

-Cuídate mucho, no bajes la guardia – se aferro a él – Vuelve vivo.

-Así será – se separo y señalo al cuervo ahora en su cabeza – ¿Y él quien es?

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora