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Kanae miraba atentamente el cuerpo en los brazos de Sabito, su expresión era sumamente sería. La técnica del demonio aún no desaparecía, y la desesperada mirada de su amigo la estaba apenando. Lo miro con una alegre sonrisa mientras juntaba sus palmas al lado de su rostro.

-No tengo idea – sonrió – Pero no te preocupes Sabito-kun, mi pequeña es experta en demonios – se giro a ver a la menor – Kanao, por favor trae a Shinobu.

La menor asintió y salió con pasos rápidos.

-Ella sabrá como remediar esto, por el momento acuesta a Giyuu en la camilla – señalo.

El de cabello color durazno hizo lo indicado y se arrodillo al lado de la cama, observando el rostro inconsciente de su amigo.

-Tranquilo Sabito-kun – le sonrió colocando una mano en su hombro – Estará bien.

-Sí... - sonrió un poco – Lo siento Kanae, entre tanto olvide preguntar por tu salud.

-Oh, estoy muy bien, aunque no podre volver a pelear – sonrió – Mi cuerpo quedo muy dañado y no podrá soportar la agitación de otro combate, al menos no por un largo tiempo, pero para mí está perfecto – sacudió ligeramente las manos - ¡Mi oruga se hizo mariposa! ¡Qué alegría! Me quedare aquí atendiendo heridos mientras mi hermanita asesina demonios con su fabulosa habilidad.

-Te ves emocionada.

-¡Y estoy emocionada! – exclamo y bajo la mirada con una timida sonrisa – Aunque... Todo esto se lo debo a Tomioka-kun. Si no fuera por él yo no habría notado la habilidad nata de Shinobu.

-Sí, así es Giyuu – miro al pelinegro con una sonrisa admirada.

-... Mm... Sabito... - murmuro removiéndose.

-¡Giyuu! – Entrelazo su mano con la del pelinegro - ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? No te muevas tanto, debes descansar – dio un leve apretón.

El pelinegro lo miro y sonrió, un ligero sonrojo comenzó a formarse en sus mejillas.

-Sabito – lo abrazo del cuello.

-¿Qué ocurre? – correspondió el abrazo – Giyuu... estás muy caliente – llevo la mano a su cuello.

-Hueles delicioso – susurro cerca de su oído, ignorando lo demás.

-Ara ara – dijo la mayor cubriéndose los labios.

-Gi-Giyuu.

De repente se vio acostado en la camilla con el ojiazul sobre él.

-Juguemos un poco... Sabito.

Shinobu estaba vendando la herida faltante del cazador, le dedicaba una dulce sonrisa mientras le aconsejaba no ser tan idiota la próxima vez.

-Shinobu-san.

-¿Qué pasa Aoi? Te ves alterada.

-Es Kanao-san, dice que necesita ir urgentemente al consultorio de Kanae-sama.

-Enseguida voy – se levanto corriendo a la salida. Kanao la siguió. No les tomo mucho llegar. Shinobu se detuvo frente la puerta y la abrió de golpe – ¿¡Que sucede!? – sus ojos se abrieron a más no poder al ver la escena.

-¡Giyuu, ya basta! – exigió alejándolo de los hombros mientras apartaba la mirada.

-No seas tímido Sabito, sé que lo quieres – se relamió los labios.

-Mi pequeña – saludo con la mano – Giyuu está bajo el efecto de un arte demonio. ¿Puedes ayudarlo?

-... Veré que puedo hacer.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora