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Giyuu estaba hincado a lado de su mejor amigo mientras seguía con la mirada cada movimiento de la mano ajena. El contrarío contaba en voz alta una por una las rayas hechas en la tierra bajo el nombre de Giyuu, al terminar dibujo el número de rayitas al final de estas. El pelinegro arrugo el entrecejo e inflo las mejillas.

-¡Gane! – se dejo caer sobre el contrario.

-¡Quítate! ¡Eres pesado Sabito!

-Ya, no te enojes Giyuu – lo abrazo del cuello.

-... ¿Qué quieres que haga? – bajo la mirada sonrojado.

-Respiremos bajo presión – dijo sonriendo.

Tomioka se separo y miro esa sonrisa de victoria que le decía "Te engañe" en los labios contrarios. Resoplo molesto, sabía que estaba tramando algo.

-Ya te había dicho que...

-No puedes negarlo, hicimos un trato – frunció el entrecejo y los labios – Cúmplelo.

-Es peligroso.

-Y emocionante.

-Pero si te desmayas, se rompen tus costillas, o quedas mal de los pulmones no me culpes.

-De acuerdo.

-... Acuéstate.

-¿Eh?

-Acuéstate – repitió señalando el suelo – Con los brazos y piernas estirados hacia abajo.

Sabito hizo lo indicado. Giyuu se sentó sobre él con una pierna en cada lado y las manos juntas en su pecho.

-¡N-no me mires! – ordeno sonrojado.

-Lo siento – llevo la mirada al cielo despejado.

Con cuidado levantó la cadera, poco a poco fue haciendo fuerza en sus brazos y junto las piernas mientras las alzaba lentamente, de esta manera todo su peso caía sobre el pecho del niño con cabello color durazno.

-Trata de respirar – pidió aún dudoso – Mantén la boca cerrada.

El contrarío respiro con dificultad en un principio, pero conforme iba avanzando respiraba normalmente y sin soltar aire en exceso. El cuerpo del ojiazul se movía lentamente de arriba para abajo, sonrió aliviado.

Se olvido de respirar por unos segundos, quedo hipnotizado por su sonrisa hasta sentir la falta de oxigeno y reanudar su ejercicio, no sabía porque le pasaba eso.

-Tienes muy buen equilibrio Giyuu.

-Gracias, cuando era más pequeño caminaba de manos por toda la casa.

Su sonrisa se borro por unos segundos, no recordaba eso. Sabito pensó que su expresión se debía a recordar la muerte su hermana mayor y estiro el brazo para alcanzar su mejilla.

-Tranquilo Giyuu, ahora yo estoy contigo – sonrió.

Los ojos del pelinegro se aguadaron al escucharlo y ser golpeado por esos solitarios recuerdos.

-¡No me llores encima!

Tomioka volvió a su posición anterior y se apresuro a secarse las lágrimas.

-Lo siento, ignora eso.

Levanto la parte superior del cuerpo con una mueca molesta, le golpeo la frente con el dedo anular y lo abrazo antes de que le reclamara.

-Ignorarlo será peor – susurro en su oído - Se agrandara hasta tener tu atención, no subestimes las emociones.

-... No lo hare – dejo caer la cabeza en su hombro, provocando un sonido sordo.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora