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Giyuu trago saliva por enésima vez, mirando fijamente el cielo tapizado de blancas nubes. Tenía que darse prisa si quería llegar a tiempo, intentar hacer algo para salvar a la familia de Tanjiro y Nezuko.

Ya no era un niño, había dejado esos días de inmadurez en el pasado, aunque a veces los revivía con su mejor amigo cuando están formando locos momentos juntos. De cualquier modo, ambos eran los actuales pilares del agua, unos jóvenes adultos que debían actuar con seriedad al tratarse de trabajo.

-Bien – se ajusto el cinturón y coloco la espada en su cintura – Vámonos.

-Sí – lo siguió.

El hecho de que Sabito lo acompañara a la misión le daba cierta confianza.

-Pasaremos por la finca mariposa, quiero ver cómo va la recuperación de Kanae – informo cerrando la puerta de la vivienda – Sera breve.

-Hace unos días hable con Shinobu. Me dijo que no ven mucha esperanza de que se recupere.

Sabito tenso la mandíbula. Esa misión con la luna superior dos había sido una pesadilla para ambos pilares, una de la cual Kanae termino gravemente herida, un poco de culpa lo atormenta, las posibilidades eran bajas, pero quizás, solo quizás, el daño hubiera sido menor si no hubiera intervenido en el ataque. Su amigo trato de convencerlo de que él salvo la vida de la pilar, de que habría muerto de no ser por él, pero sabía que mentía.

Giyuu se mordió el labio al notar la acción de su amigo. No sabe cómo hacerle creer que de verdad Kanae estaría muerta si no fuera por él, siempre que lo intentaba de alguna manera se molestaba y lo ignoraba diciendo que exageraba las cosas y que lo dejara en paz.

-¡Kanao! – llamo su atención ingresando a la finca - ¿Cómo está Kanae?

-...No despierta...

-Entonces tenemos que esperar – paso la mano sobre la cabeza de la menor – Esperemos a que despierte – Kanao asintió, sintiendo reconfortante el calor de la mano ajena – Llévame con ella.

-... Sí – se giro para guiarlo.

-¿Vienes Giyuu?

-No, te espero aquí... Por favor, se breve.

-Sí, ya regreso.

Llegaron al pueblo al pie de la montaña, estaban muy cerca del lugar, más que aquella vez cuando iba solo

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Llegaron al pueblo al pie de la montaña, estaban muy cerca del lugar, más que aquella vez cuando iba solo.

-Gracias por aceptarnos en su hogar – agradeció con una sonrisa cálida.

-No deben agradecer nada, es un placer ayudar – recorrió la puerta – Pueden pasar la noche aquí, prepararé algo para la cena – informo retirándose.

-Está tormenta no pasara pronto – dijo mirando los rápidos copos de nieve en el aire.

-Sabito, no podemos quedarnos aquí, tenemos que irnos, ya casi llegamos.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora