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Al abrir los ojos miro un entorno mucho más cálido y hogareño, por la ventana se filtraba la abrazadora luz del cielo y el canto desordenado de las aves, en especial el de un curioso pájaro que saltaba en el marco y movía la cabeza de un lado a otro. Recordó el lazo y se sentó de golpe examinando cada rincón cercano con las manos.

- ¿Dónde está?

- ¿Qué cosa? – lo abrazo – No te levantes tan de golpe.

- Sabito... - con lágrimas en los ojos se aferro a él.

- No llores, Giyuu. ¿Acaso te duele algo?

El corazón.

-... Te amo Sabito – se acomodo sobre sus rodillas para abrazarlo mejor – Gracias por siempre estar conmigo, te amo demasiado.

- Yo también te amo, lo sabes – sonrió de lado y beso su frente para después acariciarle la espalda – ¿Tuviste una pesadilla o algo parecido?

- Quería recordártelo – dijo con los ojos cerrados – Te amo.

- Ya te escuche – rió divertido.

Sabito lo volvió a dejar en la cama y le beso la frente antes de pararse firme.

- Descansa un poco más, iré por alguien para que venga a revisarte.

- No hace falta, quédate por favor.

- Cuando alguien me asegure que estás bien me quedare todo lo que quieras.

- Estoy perfecto, te lo aseguro.

- Segunda opinión – salió dejándolo solo.

Se acostó rendido y miro el cielo por la ventana, no necesitaba pensarlo mucho, lo entendía bien.

Perderá a Sabito en la pelea contra Muzan. Esta vez no depende de él... No del todo.

A los pocos minutos llego Kanae con Aoi para revisarlo, el interrogatorio de la antes pilar termino hasta en la noche y los dejo partir. Aun con la certeza de que su pareja estaba bien, Sabito cargo a Giyuu hasta la finca del agua y lo recostó en la cama de la habitación que compartían.

-... Sabito, ¿no crees que estas exagerando?

- ¿Por qué lo dices?

- Intuición – aparto la mirada.

La noche era fría sí, pero no al grado de estar bajo kilos de cobijas, y tampoco es que estuviera inválido o algo, podía tomar el té por su cuenta.

- ¿Te falta algo Giyuu?

Le sobran cobijas.

- Tú – respondió tomando su mano – Acuéstate conmigo, Sabito.

- Está bien – entro a la cueva de tela.

-... Sabito... - tomo sus mejillas, conectando ambas miradas – Haz lo que quieras conmigo...

- ¡G-Giyuu! – retrocedió hasta la orilla de la cama –... ¿E-es...estás seguro de lo que dices?

- Sí – extendió los brazos – Quiero que Sabito haga conmigo lo que quiera – Sabito llevo una mano a su frente y la otra a la propia. Giyuu cerró los ojos por el tacto y los abrió mirándolo con extrañeza – ¿Qué pasa?

- Me aseguro de que no tengas fiebre, quizás estés bajo el efecto de un demonio otra vez... - aparto la mano y dio media vuelta sobre la cama – Espera, iré por Kanae.

- No, oye – lo abrazo para que no saliera – Me siento muy bien Sabito, sé perfectamente lo que digo.

- Puede que no lo estés razonando bien.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora