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Su vida había retomado el nuevo ritmo normal. Lo que antes veía aburrido, rutinario y sin color, ahora le parecía tan maravilloso que no sintió las horas volverse días.

Apoyo la espalda en la cama y miro los fulminantes ojos del contrario, quien estaba de rodillas sobre él y tenía sus manos atrapadas contra las sabanas.

-Sabito... ¿Qué pasa?

El mencionado se encogió de hombros.

-Giyuu, tú... ¿Me dejarías mostrarte mi amor de otra manera?

-¿Otra manera? – ladeo ligeramente la cabeza - ¿Cómo cuál?

-Es... Es algo complicada de explicar, pero te aseguro que es completo amor y prometo ser gentil.

-No te entiendo.

Su mirada tan inocente lo hizo vacilar. Sí, era cierto que ese mismo Giyuu casi lo viola cuando estaba perdiendo el razonamiento, pero era precisamente por esa razón, ahora mismo el pelinegro era completamente consciente de lo que le rodeaba y es un hombre tan puro como un niño.

-Olvídalo – sonrió – No sé que intentaba hacer.

-Sabito – aprovecho que el contrario lo soltó para sentarse – No sé de a que te refieres, pero si quieres hacerlo...podemos intentarlo.

-¿Tienes al menos una mínima idea de lo que quiero hacer?

-... Amarme, ¿no?

-Sí, pero... - los labios de Giyuu sobre los suyos lo interrumpieron.

-Eres adorable – deslizo la mano a sus cabellos y comenzó a jugar con ellos sosteniendo una hermosa sonrisa de pocos centímetros en los labios.

Sabito se decidió por mandar el mundo a volar y besar sus delicados labios, luego de varios minutos descendió hasta su cuello mientras sus manos desabotonaban la camisa del pelinegro y dejaba que sus dedos se pasearan por su tersa piel. Por su lado, Giyuu se dejaba hacer, algo avergonzado por las manos y labios invasores.

Le gustaría preguntar que se supone que está haciendo, pero no está seguro de si es buena idea. Si Sabito le iría explicando conforme vayan avanzando, entonces debe esperar a que el contrario tome la palabra. Se mordió los labios, reprimiendo los quejidos impulsivos que la voz quería emitir de la nada.

-¿Estás bien Giyuu? – se tomo un descanso para mirar los ojos de su pareja.

-S-sí – respondió vacilante – No te preocupes...

-Dime cuando quieras que me detenga.

El pelinegro asintió con un movimiento de cabeza y Sabito siguió con lo suyo, sus labios saltaron hasta bajar al pecho sensible del ojiazul y se entreabrieron para atrapar uno de sus lindos botones y juguetear con él. En respuesta su acompañante soltó un gemido que fue rápidamente ahogado y sellado.

-Lo siento, me sorprendí y salió ese sonido extraño – dijo con una mano cubriendo su boca.

-Es normal – beso la mano que lo separaba de los labios rosados que poseen su novio – No tienes que reprimirlo, de hecho si lo haces me harás saber que lo estoy haciendo bien.

-D-de acuerdo... No lo contendré.

Acordado eso, continuaron. Sabito besaba uno de sus pezones y movía los dedos rosando el otro, Giyuu trataba de mantener la fuerza de sus extremidades y liberar su voz de una manera menos escandalosa.

El graznido de un cuervo interrumpió la labor del pilar con melena clara, quien presa del pánico se separo y abrazo al contrario luego de envolverlo con la cobija. Antes de que Tomioka pudiera preguntar o quejarse el cuervo kasugoi aterrizo en el marco de la ventana con un graznido como saludo.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora