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Suspiro, todo había sido igual, con la diferencia de que no apuñalo a la menor, fuera de eso, todo normal y sin cambios. Cargo a la chica envuelta en una manta para llevarla junto al cuerpo de su hermano.

-¿Qué haces?

Se quedo quieto, sus piernas casi le hacen caer, lentamente regreso la mirada sobre el hombro.

-S-Sabito.

-¿Ese es el chico de ayer? – lo señalo y se acerco hasta posicionarse a su lado y llevar dos dedos a su cuello – Está inconsciente, ¿lo noqueaste?

-Emm, ¡ah, sí! – afirmo nervioso – E-estaba muy inquieto y no tuve otra opción.

-¿Inquieto? ¿Qué estaba haciendo?

- No dejaba de moverse.

-... ¿Quién es ella? – apunto la chica que cargaba.

-Es... E-es su hermana, fue lo que me dijo – retrocedió involuntariamente.

-¿Qué le paso?

-Está herida, pero ya limpie y cure sus lesiones, nada grave.

Su mirada seguía sería, desconfiaba de sus respuestas. Es seguro que no le cree ni un poco.

-Ya veo...

- ¿Ya encontraste al demonio?

-Creo que ya no es necesario buscarlo.

-¿Qué?... ¿P-Por qué? – retrocedió un poco más, pegando el cuerpo femenino al suyo en un intento de protección.

Un silencio se formo entre los dos. Sabito los observaba fijamente mientras sus ojos penetraban cada parte de los chicos frente él, analizando cada detalle de la escena. Giyuu trago saliva, buscando valor bajo las rocas de su alma para poder mantenerle la mirada al contrario, pero se volvía cada segundo más difícil. El pilar de cabello color durazno suspiro y se agacho de nuevo.

-Parece que me equivoque, no hay demonios aquí – miro detalladamente al joven – Tenemos que llevarlos al pueblo a que los revisen.

-Deja que yo me encargue – pidió - ¿Por qué mejor no buscas otros heridos? Debemos asegurarnos de que no haya alguien más a quien podamos salvar.

-Ya lo hice, ni demonio ni heridos, nada.

-Vuelve a buscar. Ellos estarán bien, yo los cuidare.

-... Bueno, daré una última revisada.

-Suerte – forzó una sonrisa – Por cierto, Sabito – el mencionado regreso la mirada – Respecto a la familia de la cabaña, no creo que sea necesario ir a enterrarlos, dejemos que sean ellos quienes lo hagan.

-¿Ellos?

-Parece que eran... son familia.

-Nos vemos en el pueblo – se giro de regreso al camino – Hablaremos luego – informo antes de esfumarse.

Maldijo bajo. Sabía que no es capaz de engañar a Sabito. ¡A ese tipo no se le escapa nada!

Dejo a la menor al lado del pelirrojo y se posiciono al pie del árbol cercano a esperar que despierten.

Descendió la montaña, se junto con Sabito en el pueblo, pasaron a comer y emprendieron su camino de regreso a las fincas, no se detuvieron para nada, así que, llegaron en la madrugada

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Descendió la montaña, se junto con Sabito en el pueblo, pasaron a comer y emprendieron su camino de regreso a las fincas, no se detuvieron para nada, así que, llegaron en la madrugada. Todo en un completo silencio más que incomodo, tenso, como una burbuja en el aire que explotara con el mínimo contacto.

Entro a su habitación y comenzó a despojarse de sus ropas y todo lo que cargaba, Sabito había pasado a visitar y preguntar por el estado de Kanae, quien lleva más de un año sin despertar. Se coloco algo más cómodo y se dejo caer sobre la cama, reincorporándose para abrazar la almohada. La puerta fue abierta, llamando su atención.

-Sal afuera, espérame ahí – ordeno y se encamino a su cuarto. Necesitaba pensar un poco más en lo ocurrido.

-Sí – respondió al aire y bajo de su refugio para acatar la orden de su amigo.

Estaba más serio de lo normal, lo sabía, su amigo no pasaría más de 12 horas sin dirigirle la palabra, menos cuando están uno al lado del otro. Parecía enojado, pero cuando lo está no se calla tanto tiempo... A menos que este realmente enojado y que en realidad le haya hecho llegar hasta aquí para terminar con su relación.

¿Sabito ya no quiere ser su amigo?...

... ¿Fue por mentirle?

El de ojos lavanda llego y se sentó a su lado sin mencionar ni una palabra. El silencio comenzaba a torturarlo, asfixiarlo desde los pulmones.

-Estoy esperando.

-¡Perdón! – casi grito -... No sé porque estas así – susurro.

-... ¿Por qué dejaste libre a ese demonio? Incluso le protegiste.

-Entonces sí lo notaste.

-Le pusiste ese bambú en la boca. ¿Para qué harías eso si no es un demonio?

-Si lo dices así parece muy obvio.

-Y no solo eso, pero no entrarte en detalles... Tus labios han estado presionándose entre sí todo el día, eso es clara señal de que mentiste en la mañana.

-¿Qué? ¿Presiono los labios? – Sabito afirmo y él se cubrió la boca -... No me había dado cuenta.

-Supongo que es involuntario – rodó los ojos – Ahora responde.

-Su hermano...me lo pidió.

-¿Qué más?

-S-siento que ellos son diferentes - por fin alzo la mirada – Ella me ataco, yo lastime a su hermano y ella lo defendió atacándome. No lo sé Sabito, percibo algo distinto en ellos, tal vez especial – sonrió.

-Giyuu, de verdad espero que ese demonio desaparezca antes de que sepan que estás involucrado con él – arrastro los cabellos de enfrente hacía atrás - ... Especial, tienes que estar bromeando.

-¿Por qué siento que me estás diciendo loco?

-No es eso...

Giyuu desvió la mirada molesto, odiaba que siquiera lo insinuaran al mirarlo. No estaba loco, el mundo era cerrado e incapaz de creer en lo poco posible, miedoso de aquello que desafía sus conocimientos.

Sabito se recostó cruzando los brazos tras la cabeza y mirando el cielo carente de estrellas por esa noche.

-Lo malinterpretas. Aunque admito que lo que hiciste me parece una locura – suspiro – Siempre logras sorprenderme, me fascina eso de ti.

Un abrazador calor envolvió sus mejillas, ignorando el frió clima.

-... Un demonio... - sonrió de lado – Esto no les gustara nada a los otros pilares.

-Lo sé – oculto el rostro entre sus manos.

Ese juicio fue un desastre, está seguro de que hubiera terminado en tragedia si no fuera por Oyakata-sama.

-De a momento será nuestro secreto – acostó al pelinegro junto a él – Pobre de ti si me metes en problemas por tu raro experimento, Giyuu.

-Tranquilo, confío en que todo estará bien – lo abrazo, enfocando su atención en esos latidos cálidos y relajantes.

Desde que ambos pasaron la selección final a Giyuu se le a hecho costumbre colocar el oído sobre el corazón del contrario y escucharlo latir por horas. Al principio Sabito se extraño, pero con el tiempo se acostumbro.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora