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Guiado por la curiosidad, aprovecho sus días libres y se las arreglo para no tener problemas al visitar la montaña Sagiri y ver cómo le iba a Tanjiro con su entrenamiento. Lo que no esperaba, es que Sabito lo acompañara.

-¿Por qué no te quedas a entrenar como sueles hacer?

-No, también quiero visitar al viejo.

-Sabes que no le gusta que lo llames así.

-Eso lo hace más divertido.

Giyuu ladeo la cabeza, aun sin entender que es lo que en realidad planeaba.

Los animales despertaban luego de un largo sueño, los árboles lentamente renacían, creando voluminosas sombras y hermosos paisajes, los rayos del sol abrazaban con fuerza la superficie y derretían todo rastro de una estación pasada, llenando el en...

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Los animales despertaban luego de un largo sueño, los árboles lentamente renacían, creando voluminosas sombras y hermosos paisajes, los rayos del sol abrazaban con fuerza la superficie y derretían todo rastro de una estación pasada, llenando el entorno de colores y verdosas tonalidades. Así era la primavera en la montaña Sagiri.

El Kamado golpeaba el arma contra la piedra constantemente. Nada funcionaba y sus fuerzas se iban junto a su ánimo, amenazando con rendirse.

-¿No crees que tiene potencial? – pregunto Makomo a su lado.

-Sí – él es testigo de ello, y espera volver a serlo – Por eso lo envié aquí.

-Ha progresado mucho desde que vino, pero necesita práctica.

-Déjamelo a mí – terceo con una sonrisa emocionada – No me miren así, no lo voy a matar.

Makomo y Giyuu se miraron antes de sonreír y regresar sus ojos al de cabellos color durazno.

-Bien, nos convenciste – sonrió y salió de entre los arbustos, seguida por los pilares - ¡Tanjiro!

-¿Qué pasa? - sus rojos ojos se sorprendieron al ver a los chicos que la acompañaban. El pelinegro lo recordaba bien, fue quien los trajo a esa montaña y salvo a su hermana. El de cicatriz no lo recordaba, pero su olor le era conocido.

-Extraño a Nezuko – comento dejando que su cuerpo reposara sobre el piso de madera

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-Extraño a Nezuko – comento dejando que su cuerpo reposara sobre el piso de madera.

-Ella está bien, Urokodaki-san la cuida – comento entregándole el agua.

Recuerdos de un Nuevo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora