He vuelto y esperó que les gusté, no he estado bien de salud, por eso me ausentó de esta manera.. un abrazo a todas
●●●●●●Es tan común dejarte llevar por los alcances que es capaz de recorrer tú cuerpo, cuándo la hormona epinefrina te invade, al punto que eres incapaz de sentir dolor o cansancio.
Pero Maïa quien ya se encontraba en el Rolls Royce que inicialmente la había llevado a encontrarse con Bastian en el bar, junto a dos de sus hombres, sentía para ese entonces las secuelas de todo lo que había sucedido.
Por lo que se permitió sacar un espejo de cartera, en color dorado, el cuál abrió sorprendiendose de la sangre seca que había destilado por su nariz, al tiempo que su mirada recorría a su mejilla, la cuál estaba con varios hematomas sobre está.
A lo que maldijo silenciosamente, pero; sabía ella que liberar a sus demonios siempre traía con sigo consecuencias estupidas y rogaba que no tuviese las piernas rayadas, aunque siendo sincera para lo que se supuso que ella rodó, no sentía dolor o ardor, salvo su tobillo también hinchado y que también le dolía, pero que había revisado y no se había dislocado, aquello al parecer había sido algo un tanto superficial.
-Señora ¿quiere que la llevemos a un hospital? -Preguntó el masculino que estaba al volante con algo de nerviosismo, por que el Bratvá los haría papilla.
-No... más bien averigüen con los demás hombres si Bastian sigue en el bar o ya está en la casa -demandó, llevando su espejo a la cartera, para luego elavar su mirada al frente.
-Si, señora -escucho decir está vez al que estaba en la silla de copiloto, mientras lo veía tomar su teléfono y teclear en esté.
》El jefe está en la casa... -habló titubeante -ha preguntado insistentemente por usted y está molestó, señora... ¿que le diremos de sus heridas? -Preguntó ante la obviedad que no se podía esconder u omitir, siendo aquello peor, por que los masculinos estaban preocupados por sus propias vidas.
-Yo me encargo, por lo pronto si preguntan por la ausencia del tercer integrante, yo lo envié en busca de ropa que me hiciera ver como una monja -Los masculinos se miraron entre si de manera discreta, pero aquello no fue pasado por alto en Maïa quien les brindó una mirada gélida, acompañada de una burla interna.
》Si dudan de ello, les meteré una bala en cada huevo, además de que si no suenan creíbles en la versión que quieran dar, los mataré antes que él Bratvá.
No hubo respuesta, pero si; un silenció que la fémina tomó como una afirmación, para luego llevar su mirada a la ventana de su puerta y que revelaba la llegada a la playa y qué en contados minutos estarían en el centro de está, donde habitaba la casa que había adquirido Bastian.
Por lo que esperó que le abrieran la puerta luego de haber parqueado frente a la propiedad, viendo en el interior, a través de la ventana, un Bastian cruzado de brazos con su semblante aún duro; sabía que estaba molestó y a ella le valía cualquier putada.
-Gracias -susurró a su hombre de custodia, quién la había ayudado a bajarse y al tiempo le entregaba las sandalias.
-¿Quiere que la ayudé a subir? -Preguntó aún preocupado por su vida y la mujer a quien había visto pelear como un hombre.
-No estoy inválida, solo es un tobillo hinchado que le puede pasar a cualquiera que esté molestó y salga corriendo para que sus estupidos guardias no la alcancen -le guiñó el ojo al masculino, que había comprendido parte de lo que diría como teoría y al qué solo pudo asentir con la cabeza.
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𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍Á
RomanceDUOLOGÍA DIOSAS Parte I Ellos son hielo, pero también pasión, son sangre y destrucción. El diablo creía ser invencible, hasta que una diosa griega maldita lo captura En muchas relaciones el amor no es suficiente para sopo...