𝕿𝖚𝖗𝖇𝖚𝖑𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆𝖘

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Para Maïa volver a su apartamento de soltera, se convertía en una tortura, por que allí para ella solo quedaban recuerdos.

Los recuerdos de una mujer fuerte, muy diferente a la que ahora se reflejaba en aquella pared de cristal, ahora solo era una mujer ojerosa con el maquillaje corrido por tanto llorar, una mujer derrotada, a la que sentía que habían jugado, cuando ella se había entregado por completo.

Todos aquellos recuerdos la lastimaban, por que cuando sus pensamientos la traían al presente se daba cuenta que solo era pasado y que su realidad ahora se basaba en unas simples cenizas de lo que un día fueron sus fortalezas y su independencia.

Aparte de que no seguía en sus planes darle vida a aquel bebé, se sentía simplemente confundida, está bien que le había dicho tantas cosas a Bastian, entre ellas que sería quién le daría vida al feto, pero simplemente aquello había sido un arranque de rabia, de dolor.

Aún no se sentía en la capacidad de darle una oportunidad a aquel bebé, por el simple hecho que no sentía esa supuesta conexión que sienten las madres de vocación.

Sin embargo no podía negar que se sentía en una encrucijada, una donde su filosofía y su fidelidad a ella misma le decía que abortara, por que ser mamá no eran sus planes, pero empezaba a nacer otro con fervor y era callar al Bratvá, demostrarle que iba a ser mamá por decisión propia, no por imposición a sus caprichos que se oponían.

Quería demostrarselo, aunque fuera un pensamiento estupido, quizás ilógico y hasta sin bases por que con exactitud no sabría si era aquello lo que demostraría.

-¿Que creen que debería hacer? -Preguntó; levantando su mirada a aquel par de ojos, que solo la veían con dolor, pero que permanecían también en un silencio que reflejaba el apoyó que le daban.

-Creo que es tú decisión, en la que sin duda alguna las dos te apoyaremos, date tú tiempo, mira si puedes conectarte con esa vida que llevas en ti o simplemente aquello no tiene reversa -agregó la italiana, la cuál no sabía con qué palabras darle aliciente, por que en esa situación se volvería loca de terror.

-¿Creen que si abortó, todo mejorará con Bastian? -indagó dolida, por que lo amaba, increíblemente amaba al puto, más puto que había conocido.

-Yo lo que creó, es que cualquier pensamiento o decisión que tomes, lo hagas basándote en ti, por que a mi no me cabe aún en la cabeza su egoísmo -se expresó molesta la egipcia, sin dejar de mirarla.

》¿Que necesidad tiene en lastimarte, si supuestamente te ama? Es más que obvio que él sabía que tú también te opones a la maternidad, claro, que si lo que busca es un culpable, entonces que se lo meta por donde ustedes siempre dicen -agregó exaltada, hablando rápidamente mientras que su acentuación era un tanto chistoso.

-Yo estoy con Leto, Bastian la ha cagado en grande y creó que si abortas pensando en que volverán y harán como si nada, es como pensar que poniendo una cortina para evitar mirar tú mierda, está se irá -se explicó, aunque duras sus palabras, eran reales y así las comprendía Maïa en su lógica, pero en su corazón no.

-Él no me ama e increíblemente yo, quiero creer que lo puedo reconquistar -murmuró con los ojos cerrados, al tiempo que las lágrimas salían de estos.

-Yo si creó que tú lo puedes conquistar, pero no vale la pena y eso tienes que comprenderlo -anexo Leto.

Mientras, en la habitación matrimonial de los esposos Bogdanov, se encontraba en penumbras Bastian con su mirada perdida en el impoluto techo, a la vez que su cuerpo reposaba en aquella enorme, pero ahora solitaria y fría cama.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora