Estocolmo, Suecia.
Era el segundo equinoccio del año, en una mañana otoñal, para las calles principales de Estocolmo, por las cuales transitaba el porsche cayman color carmín, mezclándose entre el flujo vehicular de la hora pico y con destino a las oficinas principales de la firma VINEG BUFFETT & ASSOCIATES.
Aquel bufete ubicado en el centro de Estocolmo, era uno de los mejores de Europa, en donde no solo influían la firma, si no el grupo con el cual contaban, en el que hacía parte, una de las abogadas más versátiles, en la rama penal y sus derivados.
La influyente abogada Zabaţ, está era una de las pocas que podía mezclarse como un camaleón a nivel continental.
Zabaţ apesar de su corta edad, su trascendencia en el mundo jurídico la convertían en una eminencia, al igual que temida por muchos.
-Buenos días Samantha, ¿cómo amaneció? -saludo a su asistente, quien de inmediato se levantó de su lugar de trabajo, siguiendo sus pasos, rumbo a su despacho, en donde ambas tomaron asiento, Zabaţ por supuesto detrás de su escritorio en madera de roble, color terracota, el cual hacía juego con la decoración abstracta de su despacho en general.
-Buenos días señorita Zabaţ, muy bien... ¿cómo amaneció usted? -preguntaba, mientras tecleaba en la pantalla táctil de su Mac color gris, en la cual llevaba organizada la agenda de su jefa.
-Excelente, gracias por preguntar, ¿que tenemos para hoy? -tomo en sus manos, los lentes de lectura, redondos y grandes, con monturas delicadas, al tiempo que su atención se fijaba en la mujer frente a ella.
-A las nueve tiene el caso del señor Frederik en el juzgado número veinticinco -la abogada no pudo evitar blanquear sus ojos exasperada, pues tal caso hacía mierda su vida y no por que el caso fuese difícil todo lo contrario, sin embargo su cliente era del tipo conquistador que a ella le desagradaba inmensamente.
》Por la tarde hay dos citas y los casos están en su escritorio -miro las carpetas que señalaba su asistente, con los números 1290 y 7895, seguido de una cinta pegante de color rojo que indicaban prioridad inmediata, las cuales revisaría al volver del juzgado.
Su asistente aún frente a ella, apagó la pantalla de su Mac que descansaba en sus piernas, volviendo su mirada a ella.
》Su vuelo a Sicilia sale a las diez de la noche, ya el hotel está reservado y me encargue de enviar a su correo los archivos del caso y también contrate un chófer que estará a su disposición de inmediato, usted pise tierra italiana, junto al protocolo de seguridad que usted siempre exige... también el señor D'agostino la espera mañana sábado en su casa a las once de la mañana para un almuerzo y finiquitar detalles.
Respirando exasperada por lo apretada de su agenda para el fin de semana, llevo su espalda hacia atrás, relajandola en el espaldar de su silla, cerrando por un mínimo de tiempo sus ojos, escuchando nada más que el silencio de su asistente quien seguía allí mirándola.
Pero, ella sabia que queria decirle algo más y ese algo embaucaba la mente de su asistente, por lo que enfrentándola y mirándola fijamente a los ojos preguntó -¿qué falta Samantha?
-Es... es todo señorita Zabaţ... -respondió un poco nerviosa y apenada -Es solo que no tengo con quien dejar a mi hija, quería entonces preguntarle ¿si puedo traerla al bufete? Yo personalmente le aseguro que no sentirá su presencia.
El rostro de Zabaţ se había descompuesto por completo, pero disimulando un poco su actitud, volvió a acercarse a su escritorio, para regalarle un pequeña sonrisa tranquilizadora que no sentía pero que ella no tenía que saber a su asistente nerviosa -Samantha, sabes que no tolero mucho a los niños, ve con tú hija y tómate el día libre, pero antes da instrucciones en recepción que tus llamadas pasen directo a la línea de mi despacho.
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𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍Á
RomanceDUOLOGÍA DIOSAS Parte I Ellos son hielo, pero también pasión, son sangre y destrucción. El diablo creía ser invencible, hasta que una diosa griega maldita lo captura En muchas relaciones el amor no es suficiente para sopo...