🔥¿TORMENTOSOS?🔥🔥

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Enamorado; era lo que siempre se recalcaba cuándo la tenía en sus brazos, cuándo la llenaba de amor, de lujuria, de su deseó, como en ése precisó momento, en el que aún estaban unidos anatómicamente hablando.

Sintiendo Maïa como el miembro de su esposo, empezaba a fortalecerse nuevamente en su interior, acción que la hizo gemir, lo deseaba tanto, pero también sentía que aquello no estaba acompañado por un simple deseó, que aquello tenía una raíz mucho más fuerte y poderosa que no quería aceptar, ni pensar en ése instante.

En especial cuándo le sintió moverse con él aún en su interior, tomandola con más fuerza de sus piernas, debido a la fricción suave que ejercían en cada movimiento, que para el grado de excitación en la que se encontraban, era más que suficiente para llevarles al delirio.

Sin embargo el control y el propósito que tenía Bastian le hacía no dejar todo y perder la cordura, junto a ella y en ella, en conjunto a la petición que le había hecho.

Deseó que cumpliría, claro que si, pero a su manera, aunque quizás la dejaría jugar un rato; en su debido momento, por supuesto.

Ahora tenía planes como el que estaba ejecutando, llevándola a la cama, que había sido el resguardo de aquella diosa desnuda, de la que no quería salir; por lo que la beso, una vez la sintió caer sobre la colcha.

Deleitandose con sus labios, los cuáles mordía, para así nuevamente sumergirse en ése delicioso sabor natural de su diosa, la cuál jadeaba ante su tacto, pues sus manos también deseaban explorarla, tal como lo estaba haciendo, acariciando sus duros pezones, que además de cargados, se sentían muy suaves y seductores, para hacer que su boca los saboreara.

Pero ahora solo anhelaba que su boca, siguiese explorando aquellos labios que sentía hinchados, por la fricción y el salvajismo con el que se sumergían, explorando en esa necesidad de moverse con embestidas suaves, como delicadas.

Y gruñendo por que aquello era demasiado delicioso, ella estaba completamente caliente, como húmeda, permitiéndole la embestida de una forma muy lenta, sin importar lo aún estrecha que estaba para su grueso miembro, que seguía moviéndose con dulzura, al tiempo que la boca de ambos absorbía los gruñidos que le hacían compañía a los gemidos de la fémina.

Clavando Maïa sus uñas sobre la fornida espalda de su esposo, que estaba tensa ante el control que se estaba obligando a tener y aunque aquello que estaba haciendo Bastian le encantaba por que le hacía sentirlo y detallarlo mucho mejor.

No podía negarse que era tortuoso, por lo que deteniendo el beso, lo tomo del cuello para que la mirase, sintiendo como no se detenía en aquellas enloquecedoras penetraciones.

-M... me... gusta... duro -pronunció aquello entré jadeos, pues Bastian empezaba a moverse en círculos, llevando el mismo ritmo tortuoso, lento, pero al mismo tiempo tan delicioso como mortal.

-Lo sé... pero dejame jugar así, nena -pronunció cerca de su lóbulo, al cuál atrajo entré sus dientes, causando que sus oídos fuesen llenados de ése excitante cántico de su sirena, su diosa maldita.

Sin dejar de lado que el debilitado cuerpo de Maïa se arqueara, ofreciéndose aún más a Bastian, que sintió como la suavidad de sus erectos pezones chocaron contra su desnudo pecho, el cuál ya estaba erizado ante el contacto de ella, además de todas las evocaciones que sentía su pene aún resguardado en la cavidad de su única dueña.

-Pero... ¡ahgs! -gimió cargada de tantas sensaciones deliciosas -quiero jugar tam... también -agregó arañandole la espalda, sin importarle que aquello pudiese doler.

Aunque para Bastian más que dolor aquello fue placentero, eran señales de lo mucho que lo estaba disfrutando su diosa, de la que sin dejar de mirar aquello orbes oscuros, quizás de la misma manera en la que estaban los suyos, al tiempo que dilatados; tomo su mano, la que más le encantaba debido a ése recuerdo.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora