VIDA A LA VIDA

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¿Que tenía que pasar para que un humano se sacara a alguien, en cuestión de minutos del corazón?

Esa era la constante pregunta, que hacía ecos en la cabeza de un Bastian, que sin importar cuán bebido estaba, que cosas olvidaba del día o horas anterior, ella no se iba, no se borraba, muy todo lo contrario se intensificaba, creando momentos simplemente dolorosos.

Incluso era consciente de aquél refrán que en palabras siempre le pareció estupido, pero que hoy la vida se lo cobraba como una burlesca ironía 《nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde》 y es que él ya sabía que la había perdido, pero quizás la distancia, el saberse que no la vería cuándo él quisiese le hacía sentir dolor en toda la extensión de su agudeza.

Por lo que dejando a un lado el orgullo tomó entre sus manos su celular, en el cuál marcó ése nuevo número que él se sabía de memoria; esperando varios timbres a sabiendas que quizás no tomaría la llamada.

Sin embargo necesitaba escucharla, aunque sea su respiración, como decía aquella canción latina, que también le parecía ridícula, pero ¡COÑO! que lo necesitaba.

Y sin esperarselo en el quinto intentó la llamada se abrió, escuchando eso, joder que el respiró y como si fuera poco, las palabras no salían, se quedaron atascadas en esos proyectos que en segundos él había creado.

-¿Que quieres Bastian? -respondió sintiendola fastidiosa, haciendo que sus lágrimas se acumularán en las cuencas de sus ojos.

Por lo que elevando su mirada hacía el techo en un vago intento por no permitirles su paso, por que para ése momento, en lo que su silencio se extendía, ya estás lágrimas bañaban en silencio su rostro.

》Si no tienes nada que decir, no estoy para prestarme a éstas payasadas -fueron las palabras finales, lo que arrasaron con lo poquito de cordura que aún le quedaba.

Lanzando con brusquedad su celular contra la pared de la chimenea, para luego caer al piso, quedando a centímetros de aquél fuego que ardía.

Tomando nuevamente en sus manos la botella de vodka que no había dejado y que por lo general amenazaba a sus hombres a muerte para que consiguieran más y más.

Por lo que al momento en que se la empino, vio el tenso cuerpo de Andreį que observaba en silencio todo a su alrededor, a la vez que por sus ojos pasaban varias emociones, que no estaba dispuesto a definir.

-Al parecer sobreviviste a un coma etílico por cuatro días -habló con reproche, acercándose a uno de los sillones frente a él.

-Si haz venido a reprochar, lárgate por donde entraste, no te necesito, al fin de cuentas estarás feliz, por que por fin Maïa me abandonó -se defendió con amargura, reventando la botella luego de acabarla, como habían sido destinadas las anteriores.

-Es suficiente Bastian -pronunció acercándose hasta donde su amigo, que se había levantado por una botella más, con la que iba a reemplazar la ya acabada.

Pero ése movimiento lo previó por lo qué logró dejarla lejos del alcance de su amigo, que en un par de intentos más, lo dejó por un momento tranquilo, viéndolo irse hacía la sala.

-¿Que quieres Kozlov? No necesitó una niñera y de pasó llévate a los pendejos que dejaste -agregó pasando de largo, enrutandose hacía las habitaciones.

Y yéndose a la que había habitado aquellos días, por que era la que aún mantenía su olor y en la que más sufría pero lograba almenos caer en la inconsciencia por algunas horas.

-Ni lo pienses, ya te dejé solo el tiempo suficiente y de aquí salimos los dos que quede claro -pronunció el masculino, que le había seguido y que para ése entonces estaba en el Marco de la puerta a la habitación.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora