𝕻𝖗𝖔𝖇𝖑𝖊𝖒𝖆𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖛𝖆𝖑𝖑𝖊 𝖉𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔𝖘

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Desde el despacho de la mansión Kozlov, veía Evangly los movimientos repetitivos que daba su esposo, mientras ella estaba sentada en la espera de sus duras palabras, lo cuál le causaba ansiedad, ya que desde que había descubierto su ausencia y había ido por ella, todo se había vuelto en silenció bajo un manto lleno de ira.

Siendo eso; era lo que se respiraba.

-¿Quieres dejar de darle tantas vueltas al asunto y decirme ya lo que sea que tengas que decir? -Preguntó fastidiada, haciendo que abruptamente Andreį se detuviese frente a ella, colocando sus manos en la cintura, sin dejar de mirarla fijamente a los ojos.

-Es que no se por donde iniciar Evangly, ¿me ayudas?, ¿sera que inició por el hecho de que mi esposa se larga a escondidas de nuestra casa? ¡Oh no mejor! ¿inició por el pedido que recibió está mañana a mis espaldas? -respondió frustrado, señalandola con su índice.

Provocando también en Evangly una exhalación profunda, odiaba discutir con él y peor aún cuándo sabía que tenía razón, el problema era que no podía tocar el tema, por que aparte de ser hipótesis no quiere incluir a tantos en lo que sea que se esté formando.

-Esperemos que llegue Maïa y Bastian, te prometo amor, que les diré todo, incluso mis teorías -se levantó acercándose a su esposo, del cuál tomó por la camisa para atraerlo a ella, pero esté solo se limitó a bajar su mirada, dejando sus manos sobre su cintura.

》Abrazame maldito ruso -refunfuño molesta al verlo renuente a ella.

-Destesto que hagas las cosas a mis espaldas, ¿sabes lo peligroso que es todo esto? -prosiguió completamente iracundo, por los recuerdos que siempre tenía.

》¿Te has puesto a pensar que me pasaría si tú a mi me faltas? -se separó de su agarré encaminandose hasta el minibar del cuál se sirvió un vodka.

》Si te matan, mató a todos lo que te hicieron daño y me mató al final, por que sin ti no me interesa nada -finalizó pensativo, pero con el tono de voz completamente seguro, lo que causó que Evangly pasará saliva con dificultad.

Acortando nuevamente la distancia e impidiendole que pudiese pensar en alguna salida, ya que con sus labios se unió en un beso, que en un inició no era correspondido.

Sin embargo las manos de Andreį haciendo fuerza sobre la cintura de Evangly fueron las primeras respuestas a ese beso que ella aún no detenía y que como alivió a los labios de su esposo que empezaron a moverse con destreza, desesperación y necesidad, brotaron varios gemidos de satisfacción ante la invasión de su lengua, que pedía a gritos una danza en unión a la suya.

-No me pasará nada mi amor, yo soy tuya, tú mujer, no me harán nada -susurró suavemente, luego de haberse separado de esté, descansando su frente junto a la suya.

-Espero que no vallan a salir con que tienen ganas de follar y toda esa mierda -los interrumpió esa voz tan peculiar que internamente si extrañaron, pero que jamás le aceptarían.

-Joder que estábamos en proceso de reconciliación -gruñó Andreį, separándose de su esposa, pero al mismo tiempo tomandola de la mano.

-Diganme que me han traído algo, por que si no devuelvance -protesto Evangly corriendo hacía Bastian y Maïa, escuchando al mismo tiempo el gruñido de su esposo por soltarse de esté.

-¿Que más que nosotros? -agregó Maïa abrazandola calidamente -te extrañé.

-¿A mi no me has extrañado? -Preguntó Andreį.

-A ti nadie te extraña princeso -habló Bastian sonriente.

-Eres envidiosa criaturita -respondió con una delicada voz.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora