¡INDOMABLE!!

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Desde la distancia, mientras su asistente le indicaba en la carpeta las firmas que debía hacer, Andreį que ya casi estaba por irse, vio a la griega salir de aquella caja de hojalata.

Dirigiéndose a toda prisa hasta la salida principal, por lo que procuró firmar todo rápido y en silencio para luego seguirla.

Quizás está vez necesitaba reiniciar su cerebro con algún golpe, por lo que reviso en la parte trasera de su pantalón, dándose cuenta que portaba su glock, así que apresurando más su pasó, logró acercarse hasta está.

-¡Maïa! -la llamó, haciendo que ella girase su cuerpo, viéndola en completa calma y aquel semblante un tanto despiadado que había conocido con anterioridad -¿Que haces aquí? -demandó sin vacilar.

-¿Estas bien? -Aquello aunque había sonado como una desviación al tema principal, no era así.

Ella si, le iba a dar respuesta, pero luego de verlo agitado y claramente molesto, había preferido saber primeramente por su estado.

-La verdad es que yo esperó, que tú visita sea por que vienes a matarlo y no por que le sigues rogando, por que la verdad te golpearé -se explicó amenazante, logrando que Maïa elevara una ceja un tanto divertida.

-Invitame un chocolate de allí -señalo la cafetería vintage, que hacía que su boca se hiciera agua.

Por lo que Andreį en un asentimiento de cabeza, la acompaño en silencio, en ese momento no habían bromas, ni tampoco chistes, aquél Andreį en realidad estaba muy molesto y eso le divertía ahora a ella.

Así que luego de ordenar, siendo ella la única, pues Andreį solo le estaba haciendo compañía sintiéndose un poco irritado por su silencio y por lo que sospechaba era la razón de su visita.

-Habla -ordenó exasperado, no tenía paciencia y que ella lo perdonará pero trataría de hacerla entrar en razón con un solo golpe en el cerebro.

Si su esposa tenía métodos como aquel de obsoletos y que de alguna u otra manera funcionaban, quizás si lo hacía a una embarazada aquél método fuese más consistente y efectivo, se dijo así mismo evaluando la situación a su alrededor.

-¿Por que me miras así como si quisieras matarme? -volvío a preguntar intencionalmente, para con ello exasperarlo aún más.

Sin embargo un molestó Andreį se levantó de su lugar y se puso en la silla al lado a la de Maïa, al tiempo que sonaba los dedos sobre aquella mesa en señal de exasperación y fastidió.

-No estoy de humor, así que responde a mi pregunta griega -habló viendo como todos se movían a su alrededor.

-He ido por dos cosas, la primera por que necesitaba que Bastian me firmara una constancia, donde él más adelante no me saldrá con alguna sorpresita con respecto a mis hijos -dicho aquello, Andreį la miró con el seño fruncido, por que era obvio que a su amigo no le interesaban sus hijos.

》Quizas tanto a ti como a él, les parezca una estupidez y más cuándo él no quiere a mis hijos, pero yo no se hasta que punto llegará su capricho, aparte de que tengo clara que él no se guiará por leyes, pero almenos hará parte de mi plan B.

-¿Y la segunda razón? -preguntó inquietó, suponiendo a que se debía.

-El divorció, se que no iba a firmar nada, pero ya que necesitaba que firmará lo de mis hijos, pensé que nada pasaría si intentaba llevar la solicitud de divorcio -se explicó tranquila y al mismo tiempo se silencio, al ver cuándo una mujer se acercaba con el pedido de ella.

-Supongo que no te lo dará -murmuró tomando de un pedazo de la torta de Maïa, al tiempo que ignoraba su mirada la cuál sabía era asesina para consigo.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora