MEDUSA.

2.2K 176 53
                                    

Si anteriormente creer que cargar una barriga enorme y pesada era lo más trágico que podía pasar, aquello cambió cuándo tuvo el desgarró vaginal lo que fue muy doloroso, al sentir cómo su neonato de dos mil doscientos gramos salir por su canal, a sabiendas que no era el descanso, solo el inicio.

Ya que en efecto el desgarro se había provocado en el segundo parto, su vagina había quedado delicada desde el primero con el mismo peso, algo no muy común en un embarazo múltiple.

Sin embargo el verse ahora, corriendo para vestirse con un jogger y una camiseta básica cualquiera, teniendo el mínimo de tiempo para lavar su exhausto cuerpo, contrarestaba todo lo anterior; mientras sentía desesperarse por el lloro incesante del pequeño acostado en su cama con varias almohadas a su alrededor.

Siendo que en definitiva, si estar con uno solo le causaba aquello, no quería saber lo que era estar con los tres activados.

Y aunque no sabía como; debía organizarse por que sus hijos no serían un impedimento para que su vida siguiera su curso, por lo que tomando al pequeño, que revisó, estaba sucio le limpió recordando las instrucciones de la enfermera, para proseguir a darle seno, sintiendo nuevamente la molestia en sus delicados pezones, al tiempo que sentía como le succionaba, atribuyendole más dolor.

Sin embargo ignoró un poco aquella incomodidad acompañado de un pequeño gesto de dolor en sus labios y ceño fruncido, observando con ello al recién nacido que acercaba sin estabilidad su manita en su tórax, dejando Maïa salir una tenue sonrisa, sin dejar de admirarle.

En aquellos meses, apesar de siempre renegar de todas las sensaciones que le causaron, había creado sentimiento; no sabía si llamarle maternal, pero no podía negar que quería a sus pequeños, lo único que odiaba era el caos que causaban en su vida, cuándo les escuchaba llorar.

Incluso recordó el sentimiento de miedo, cuándo fueron atacados y no por ella, si no por no ser suficientemente fuerte para salvarles de algún peligro, provocado por su maldito padre.

Que era otro sentimiento que le calaba, llenandola más de resentimiento hacía su persona, pero no valía la pena pensarle; ahora estaban sus hijos y si antes de nacer su prioridad era ella, aquello seguía teniendo vigencia, solo que ahora se le sumaban a tres seres que dependían completamente de ella y ella, de una estabilidad emocional, que no sabía de donde sacaría, pero era fuerte, al igual que les enseñaría a serlo.

Teniendo en claro que si Bastian cumpliría su palabra de que ellos no vivirían, entonces les enseñaría supervivencia, pero para eso; aquello debía empezar por ella, teniendo presente que aunque tenía conocimientos básicos, no eran suficientes para personas que tenían como institutriz, a las calles y el lado obscuro de lo que en realidad rodea el mundo.

Y no había tiempo para ello, por lo que empezaría cuánto antes, siendo su primera tarea una organización de tiempos, para saber con cuánto contaba para su entrenamiento, repitiéndose mentalmente que la diosa ya existía, pero que su letalidad la llevaría al alto grados de proliferación.

Recordandose aquella mitología, con la que siempre se sintió atraída 《MEDUSA》 tan hermosa, como maldita; pues ella sería una versión mucho más perfeccionada, siendo su única aparente debilidad, sus trillizos.

Pero... Luego de Medusa ser maldita, también usó a su favor, aquellas víboras y encantos para maldecir a los que la rodeaban.

Por lo que podría ser que... Los trillizos se conviertan en lo que la mitología había nombrado como Hidra, solo que está vez serían tres cabezas, pero al igual una serpiente letal.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora