Tener que contraer tus deseos por miedo a un miembro grande, quizás era lo más cobarde e infantil para una mujer y en especial una como Zabaţ, que había encendido una hoguera, que la consumiría a ella, por despertar al demonio, sin embargo allí estaba ella, luchando con su deseo y que su miedo se anteponia.
De hecho, ella es una mujer de pocos hombres, se ha centrado en su carrera y lo que quiere ganar con ella.
En cuanto a su vida amorosa, perdió su virginidad al regresar de la guerra afgana, en una lucha con su ansiedad por los muertos en guerra que no olvidaba.
Luego de eso tuvo una segunda pareja sexual en la universidad, con el que demoró, hasta que él se aburrió, aproximadamente tres meses, él era un hombre con mucho recorrido en su vida sexual, con gusto distintos, a los que ella hizo acopló en algunos.
Fue allí donde aprendió el arte de la seducción, bueno hizo la explotación, de algo tan natural en su ser.
-Entrare y te gustará tanto que no será la primera vez que yo esté dentro de ti, por que Maïa, me tienes deseandote desde que te vi en Italia y no me quedaré así -la acorraló dentro de su suite, entre la puerta y su cuerpo, haciéndole saber su prominente erección, que posaba en su abdomen, sin embargo habían algunas palabras que la habían calado.
-¿Me conoció en Italia, señor Bogdanov? -respondió en susurros, cerca de sus labios, los cuales bajaron a su cuello, dejando un camino de besos mojados los cuales terminaron en el inicio de su escote, sin embargo ella lo tomó de su cuello con ambas manos y lo obligó a que la mirase en una espera a su pregunta.
-Quizas no recuerdes Maïa, pero en Italia chocaste con un cuerpo al ir tan afanada por resguardarte de la lluvia, fue cuando me pregunté ¿acaso esta tipa es de azúcar? Solo eran pequeñas gotas para ese entonces -le reclamó haciéndose el ofendido, pasando sus manos por su cintura, acercandola a él.
-Ahora que lo menciona, si recuerdo, incluso creía haberle visto antes y en cuanto al azúcar, si lo soy, ya me probó, quizás a alguna conclusión llego -respondió con coqueteo, en un intento nulo por distraerlo y liberarse de su agarré.
Pero no fue así, de hecho aquellas manos inquietas que la sujetaban, bajaron la cremallera y también el cinturón, lo cual provocó que el vestido bajara sin problema por el cuerpo desnudo de la abogada.
》No lo haremos Bastian -volvió a forcejear con el masculino que no se daba por vencido, sin embargo le dio su espacio para que se relaja, pero sus deseos de esa noche no eran negociación.
-¿Aque le temes Zabaţ? -Preguntó calmado, mientras se sentaba en un puff color lila, frente a ella que buscaba en su vestier una pijama de dos piezas de seda blanca, bastante sugerente, pero era lo que ella usaba y era la más decente.
-A tú cosa -respondió sincera, mientras se desmaquillaba en la peinadora, sin embargo dejo de hacer lo que hacía, cambiando de limpiador para proseguir, pero antes de continuar lo miró.
》No me interesa tener que pasar por cobarde en estos casos -lo vio apretar sus labios procurando no reírse de la actitud nerviosa de la mujer -si me da miedo lo digo, yo no niego ni oculto las cosas.
Lo vio suspirar, para calmar las ganas de reír, por primera vez en su vida, llevaba una conversación normal con una mujer, por lo general las que llevaba acabo eran con su miembro dentro de ellas y su conversación eran palabras morbosas, que encendiesen el libido de ambos.
-Tengó dos preguntas Maïa -agregó sin dejar de verla, esta vez estaba frente a él, sentada en otro mueble, pero bastante cercano al suyo, peinando su cabello para luego recogerlo con unos palillos -la primera es ¿eres virgen? Pero también de está me surge la segunda, tienes miedo a que entre en ti, pero no te dio miedo cuando estuvo en tú boca ¿qué cambió?
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𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍Á
RomanceDUOLOGÍA DIOSAS Parte I Ellos son hielo, pero también pasión, son sangre y destrucción. El diablo creía ser invencible, hasta que una diosa griega maldita lo captura En muchas relaciones el amor no es suficiente para sopo...