LABIOS ROJOS

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Aeropuerto de Estocolmo-Arlanda, Suecia.

El aeropuerto internacional Arlanda era el escenario perfecto y el estímulo adecuado para despertar el temperamento de una fiera, como el de la abogada Zabaţ.

Para Maïa todo siempre debía llevar una rigurosa organización, ya que con esto ella se impedía perder tiempo, por que el tiempo significaba oro y no era algo que se permitiera desperdiciar, aparte que en el hueco en el que se habia metido la tenía un tanto irritada.

No renunciaría a VINEG BUFFETT & ASSOCIATES, su jefe le había ofrecido su mismo puesto en la sede de Rusia, lo cual desencadenó una que otra revolución por parte de los empleados en dicha sede, alegando por parte de ellos que habían preferencias, algo que a ella le daba igual.

Sin embargo su asistente que también se había trasladado hacía una semana, le había comentado que habían cosas que no resultaban, lo cual le generaría a Zabaţ más carga laboral, ese fue el primer detonante a su mal genio.

El segundo es producto del maldito retraso en el aeropuerto, debido al supuesto clima invernal, algo que la hace arrepentirse por no haber aceptado la propuesta del señor Kozlov, cuando le ofreció el jet privado de BOGLOV COMPANY, pero por sus supuestas reglas allí estaba sentada en una maldita silla dura.

Soportando a su tercer y más grande desencadenante a su fiera interna 《los malditos berrinches de un niño malcriado

Lo peor de todo es que su madre lo único que hacía era discutir con el que creía que podría ser su pareja por celular, permitiendo al escuincle rienda suelta para que liberara, ya no su fiera, el demonio Zabaţ.

-¿Quiere dejar de discutir con su marido y dejarlo ir con su amante y corregir a su hijo? -se dirigió a la mujer, que la miro molesta, pero ella estaban aún más, cuando su pantalón blanco había sido manchado con, no sabía con qué mierda, pero era una mancha amarilla producto de las manos del niño que la usaron como trapo para secar manos.

-Es solo un niño, que esta jugando y esta un poco desesperado, no tiene nada de malo, no se de mala vida, no me la doy yo que es mi hijo y me importa, ahora usted que solo es una espectadora más -trato de justificar las acciones de su hijo, elevando su ira a niveles inalcanzables, no era partidaria de estupidas justificaciones, en su mundo solo existen dos respuestas, si o no, el resto solo son excusas.

-Entonces controle a su hijo, por que si usted no lo hace, terminaré haciéndolo yo, me tiene sucia la ropa, odio verme como una pordiosera joder.

-¿Me está amenazando señorita? -se levantó molesta, por las palabras de la abogada, para ella era un simple niño desesperado.

Suspirando e invocando a todos los santos que le limpiaran sus chakras y que la ayudasen a no arrancarle los ojos la mujer estupida frente a ella.

-Yo no amenazó, solo advierto por aquello que "soldado avisado no muere en guerra" pero si usted no le pone un PARE a su hijo, impidiendo que siga metiendo sus manos en mi ropa, lo haré yo, como también sé a lo que tendría que enfrentarme, por lo que si la ley me infringe pagaré una fianza que con gusto lo haré, tengo mi chequera lista, también tengo mi método de quietura para su hijo que o ¿se lo aplico yo o usted?

Mirándola con horror, también molesta, pero precavida, tomó la mano de su hijo, para alejarse de la loca con aires de mal de rabia, por una simple mancha.

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San Petersburgo, Rusia.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora