🔥 𝖀𝖓𝖆 𝖈𝖊𝖓𝖆 𝖞 𝖒á𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓𝖆 𝖈𝖆í𝖉𝖆🔥🔥

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Lo más común es que las mañanas en San Petersburgo sean frías y húmedas, esa no era la excepción, pero en aquél cuarto que compartía el Bratvá con su abogada, lo único que destilaba era fuego, uno pequeño, por que solo era disfrutado por el masculino, quien aprovechaba que Maïa dormía plácidamente, para llevar a su boca, los fríos pezones de la abogada.

La cual al estar en los primeros días de su ciclo menstrual los sentía aún más sensibles y fue esa sensación pequeña de dolor, mezclado con deseo lo que la hizo despertar con premura.

-Bogdanov, me maltratas -se quejó llevando una mano a sus adormilado ojos y la otra se sumergió entre el espeso cabello rubio del hombre que al parecer no tenía intensiones de dejar sus pezones.

Bastian tomó con deseo a la abogada de la cintura, al tiempo que se levantaba, para dejarla a horcajadas en sus piernas, a la vez que su bulto rozaba la delicada tela de algodón, que cubría la humedad de vagina, pero para ese momento aquel líquido solo era absorbido por su tampón.

Sin embargo aquello no evitaba que Bastian disfrutara de la calidez que emanaba de su interior, pues este permanecía desnudo.

-Estoy... hambriento -hablaba entre chuletones, que no dejaba de depositar en los senos de la mujer que lo sujetaba de su cuello atrayendolo a ella con brusquedad, al mismo tiempo que de sus labios salían suaves gemidos de satisfacción por la sensación que él provocaba en ella.

Sin embargo fueron aquellos tres toques en la puerta de la habitación de Maïa, los que hicieron que la mujer dejase un poco su ensimismamiento, algo que Bastian ignoró, repartiendo besos húmedos, lentos y tortuosos en un camino de sus senos a su cuello.

-S... siiii -respondió casi en un gemido, al momento en que sintió la palma de la mano de Bastian, chocar en su duro trasero, ganándose el masculino una mirada reprimenda por la fémina, pues aunque aquel acto le gustará y la encendiera, no era el momento para eso.

-Disculpe señora -escuchó a Tanya hablar desde el otro lado -estuve hace un rato en la habitación del señor Bastian y no estaba, sin embargo abajo le buscan, al parecer es urgente y me preguntaba si usted sabía algo de él.

-Enseguida bajo Tanya, gracias -contestó el susodicho, llevando a la abogada nuevamente a la cama.

Tomando su rostro, el cual acuno entre sus manos, depositando un beso urgido, que demostraba su intensidad, por los movimientos que Bastian ejercía con su pelvis, en la de Maïa, robando de ella, los gemidos desesperados que brotaban de su boca y que él tomaba por el beso intenso, que se había mezclado con la lengua de ambos, que bailaba desesperada, en una aparente guerra de poder, que ambos llevaban a la delantera, pues el deseo en ambos tenía la misma intensidad.

》Hoy iré a la oficina, vuelvo temprano, puedes llamar a tú secretaría si así lo deseas -susurró cerca de sus labios, extrañamente no quería separarse de ella y está, igual, pero no refutó, si no que le dejo vestirse e inmediatamente irse a atender sus negocios.

A lo que tiempo después está se levantó y se dirigió al cuarto de baño a realizar sus respectivas necesidades, para luego optar por ponerse algo comodo, lo cual consistía en un pantalón efecto de cuero, un bralette de encaje largo, una chaqueta de cuero y unos botines planos, todos color negro.

Dejando el cabello en unas ondas sueltas y un maquillaje combinado, ojos pronunciados, con un ahumado y un labial suave, que era un rosa.

Por lo que una vez lista, luego de poner sobre su cuello una gargantilla estilo bohemia dorada, junto a unos anillos del mismo estilo, se dispuso a salir de su habitación, encontrándose con un impecable Bastian que Lucía un pantalón de vestir color caqui, una camisa blanca y un gabán color negro con botones dorados, dejando los primeros botones de su camisa sueltos, dándole un toque despreocupado, pero sexy a la vez.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora