COMIENZOS

1.9K 164 57
                                    

La hora se define como la unidad de tiempo que es correspondiente a la vigésima cuarta parte de un día solar medio.

Siendo en aquella ocasión las seis horas, con cuarenta minutos y trece segundos, según lo que marcaba el reloj de pulso que tenía Bastian Bogdanov en su muñeca.

Refugiándose aún dentro de su despacho, en la espera que alguno de sus hombres le indicaran la llegada del Jeep Wrangler y aunque ya había descartado la opción de que algo malo hubiese sucedido, pues en más de cuatro ocasiones se había comunicado con Kozlov, el cuál había alegado que estaban en casa de Maïa, recogiendo sus cosas, no se sentía en nada tranquilo.

Sin embargo a diez horas de ausencia, su paciencia que ya no existía, de hecho luego de haber sobrepasado las tres primeras horas había desaparecido por completó.

Así que llegando a la necesidad de encontrar respuestas, es por ello que se encaminó a la salida, por que presentía que algo estaban ocultando y él lo sabría sin duda alguna.

Por lo tanto se dirigió hasta su SSC Tuatara negra, su nueva adquisición, la más rápida hasta el momento y que por supuesto estaba remodelado y acto para un líder de su rango; a la que ingresó, revisando al mismo tiempo su celular que le indicaba que el Jeep se encontraba en efecto en la casa de Maïa, por lo tanto condujo lo más veloz que aquella bestia le permitía.

Llegando en cuestiones de minutos, por lo que luego de levantar verticalmente la puerta pilotó del deportivo, le indicó en un ademán a los hombres que rodeaban el lugar, que hicieran silenció.

Abriendo la puerta principal con el juego de llaves en había obtenido de su bolsillo y que con esa forma había entrado la vez anterior, caminando está vez con sigilo, hasta encontrar a la pareja Kozlov en la sala junto a varios equipajes 《al parecer era cierto aquello》 pensó.

-¿Y Maïa?... ¿pasó algo malo en la revisión? -preguntó preocupado, mirando a la pareja que no le esperaba y que lo miró con nervios, sintiéndose él aún más angustiado, de una forma que no comprendía.

》¿Se murió el engendró? -preguntó casi que en un hilo de voz, mirando hacía las escaleras que conectaban la segunda planta.

Perturbado y aún sin saber por que se sentía así, pero se lo atribuía al apegue emocional que sentía su esposa y si el engendró se moría ella podría entrar en alguna crisis depresiva.

-Siéntate -pidió con calma Evangly, que a su vez fruncia si ceño, pensando en que 《en definitiva Bastian, eres un completo capullo, por que es más que obvio tú devoción a Maïa, pero tú simplemente segues dándole vueltas a tú ego herido》

-¿Está arriba? -insistió ya que no la veía, ignorando también el intento vago de la fémina por tranquilizarlo.

-¡QUE TE SIENTES JODER! -gritó fastidiada, por que a fin de cuentas eso lo provocó él 《toda acción, conlleva a una reacción》 así que no espere flores en lugares de sangre, ante heridas que él mismo provocó.

-¡Habla Evangly, sentado, de pie, como jodida me plazca puedo escucharte! -prosiguió frustrado de su dadera de vueltas al asunto.

-Bien -suspiró -Maïa se ha ido y espero que te abstengas a buscarla, por que ella se fue a continuar con sus sueños y tú lo único que eres, es un tropezón que le impide lograrlos -explicó con resentimiento, por que ante todo lo que le habia hecho a su amiga, sorprendentemente no le habia reclamado.

Pero ya estaba allí la oportunidad y no la dejaría pasar por alto, mucho menos ante lo estupido que era Bastian, que por más que sea nunca cambiaría por que su orgullo tenía más peso ante lo que sea.

𝖀𝖓𝖆 𝖆𝖇𝖔𝖌𝖆𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝔹ℝ𝔸𝕋𝕍ÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora