Y allí estaba yo, mordiéndome las uñas mientras procesaba toda la información que Camila nos daba.
—Anoche salí a comprar algunas cosas al centro comercial, y casualmente...
—¿Casualmente? -alcé una ceja.
—Bueno, ya. Vi a Spencer comprando precisamente en una de las tiendas y entré allí.
—¡Eso es más creíble! -dramatizó Ed burlándose de Camila.
—¿Me dejarán hablar o no?
Ambos asentimos y guardamos silencio.
—Bueno, allí estaba yo y allí estaba él y de un momento a otro nos chocamos y empezamos a charlar y él sonreía, ¡Su sonrisa es tan linda! Y luego me llevó a casa en su moto y....
—¡Deja de decir tantas veces 'y'!
—Lo siento -se disculpó sonrojándose, ¿Camila Reeze sonrojada? - es que él me gusta mucho.
—Sí, lo notamos.
—Aguarden un segundo -Ed tomó la palabra algo confundido- ése tal Spencer, ¿No es el hermanito de tu amor imposible? -preguntó dirigiéndose a mí.
—Hmmm, sí. ¿Por qué?
—Oh, seremos cuñadas... -Camila juntó sus manos ansiosas y sonrió.
—¿Qué?, ¡No! Ni siquiera estás saliendo con él aún, Cami.
—Pero lo seremos.
¿Alexander Ricce y yo?
¡Sería más creíble el que me trague la tierra! Ese chico jamás se fijaría en mí.
—No, no mientras sea invisible para Alex.
—No lo eres, minion -habló serio Ed.
—Como novia, sí. ¡Y deja de llamarme minion!
Camila se burló a más no poder y se despidió de nosotros con un beso al aire. Ed y yo decidimos caminar hacia la siguiente clase de la mañana.
—¿Te toca biología, minion?
—Ajá. ¿Y a ti?
—Mate -sonrió rascando su nuca.
—Carol -una masculina voz familiar me desbordó de mi atención a Ed.
No, no y no.
—Hola, Alex.
Sonreí lo más tranquila posible, llevaba puesto una sudadera negra y unos pantalones de mezclilla sencillos, su cabello lacio en un tono marrón tan oscuro que se asemejan al negro hacían juego a la perfección con sus preciosos ojos cafés, él me devolvió la sonrisa y se acercó a mi mejilla para besarla.
—Te veo dentro -dijo señalando el interior del salón de clases.
¿Por qué tienes que ser tan increíblemente lindo?
Sentí mis mejillas ardiendo.—Oh, minion. Pareces un tomate babeando.
—Cállate -le tiré un golpe a Ed en el brazo.
—Así me amas, lo sé.
Y dicho esto, mi mejor amigo se fue sonriendo victorioso hacia la clase que le tocaba.
Bien, aquí voy. Tú puedes. No te vayas a poner nerviosa.
Entré.
—Hola, otra vez -saludó Alex mientras me sentaba junto a él.
—Hola.
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HOPE
RomanceLa monótona y algo aburrida vida de Caroline Hope da un giro inesperado cuando su amor platónico de la secundaria decide confesarle lo que siente por ella. Sin embargo, hay secretos que se esconden y encuentros peculiares que harán que Caroline se c...