Capítulo 17: Las Cosas Cambian - Parte 2

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—¿Has dormido anoche?

—Sí, Camila —gruñí y ella rió como una niña exagerada.

—Últimamente estás de mal humor todo el día.

Salí del salón de clases rápido. Guardé el cuaderno de Literatura en la mochila y caminé jugando con las baldosas de cerámica. Una azul, una blanca. Una azul, una blanca.

—¿Me estás escuchando?

Camila se había colocado frente a mí intentando llamar mi atención. Llevaba la mano en la cadera y una ceja levantada de manera amenazante.

—Un poco —sonreí.

—Me di cuenta.

Podría asegurar que estaba enojada y eso me hacía gracia.

—Rubia, solo era una broma. Te estoy haciendo caso.

—Bien —sonrió y guardó unas cosas en su casillero— lo del tema de Ed y Lisa está muy difícil.

—Lo sé, pero él no puede molestarse por algo así. Al contrario, es una gran oportunidad...

—¿De qué hablan? —Lisa apareció de la nada junto a nosotras. Llevaba dos trenzas a los costados y un poco de maquillaje. Se veía estupenda.

—De ti y Ed —habló Camila.

Ella agachó el rostro avergonzada y escondió un mechón de su castaño cabello oscuro tras la oreja.

—Cada día es más complicado —susurró— creí que cuando le contara sobre la oportunidad de ir a la UCR se alegraría.

—No es tan fácil. Esa universidad está en Dalleston —chasqueó la lengua— demasiado lejos de aquí.

—Pensé que lo entendería.

Nos dirigimos al salón de clases de Camila. Lisa y yo teníamos Álgebra juntas.

Pero al estar llegando vimos a Ed ir en nuestra dirección.

—Hola, pastelitos —agitó su mano frente a nosotras. Pero repentinamente se giró a Lisa— eh, hola.

—Hola —la voz de ella se oía quebrada— tengo que irme.

Prácticamente corrió hacia el salón. Ed me miró confundido y suspiró. Debía ayudar a Lisa. Ella estuvo conmigo cuando pasé lo de Alex.

—¡Lisa, espera!

Corrí junto a ella. Avanzaba rápido, ¡Demasiado rápido! Camila y Ed se quedaron atrás conversando o no sé qué haciendo.

—¡Lisa! —volví a decir agitada.

—¿Qué sucede?

Contestó tan calmada que me asustó.

—¿Estás bien?

—No, pero intento estarlo —se giró y caminó dentro del aula.

Dejó su mochila, sus cuadernos y se sentó en donde siempre suele hacerlo.

—No tienes que aparentar nada. Lisa, no estás bien. Necesitas...

—¿Conversar? —me interrumpió— lo que necesito es que mi novio comprenda lo que es importante para mí.

—Lo hará, solo dale tiempo.

—¿Tiempo? —suspiró triste— la semana de adaptación para nuevos ingresos es dentro de muy poco. Si me adapto rápido tendré que irme antes de que terminen las clases.

—Eso es... demasiado rápido.

Lisa soltó aire de golpe. Al parecer la situación tampoco le agradaba y lo único que esperaba era que Ed la apoyara y aliviara su culpa. Pero, no es culpable de ser admitida en la mejor universidad del país. Es privilegiada.

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