Capítulo 32: Rusi-señal

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Habían pasado dos semanas desde nuestra declaración mutua de sentimientos, Daniel llegaba a casa regularmente y se había ganado el cariño de todos en mi familia, incluyendo el de mi padre.

Mis abuelos decidieron visitarnos de sorpresa un día y terminaron cayendo embobados en las atenciones de Daniel y su forma de tratarme.

—Así que... -comentó mi abuelo- ¿qué clase de amenaza usó la rusa contigo para que salgas con ella?

Ambos se encontraban mirando una película antigua en nuestra sala, yo por ratos llegaba a ver cómo estaban pero por lo que percibí, se llevaban de maravilla.

—Ninguno -rió Daniel- al menos no hasta el momento.

Mi abuelo se acercó un poco a él y susurró.

—Si no puedes hablar, escribe un AUXILIO en tu mano -habló lo suficientemente fuerte como para oírle- yo te salvaré.

—Al fin alguien lo notó.

Daniel tomó un bolígrafo de tinta azul y escribió en la palma de su mano "AUXILIO, GATITO RUSO A LAS 9". Haciendo alusión a que yo estaba allí pendiente mirando qué hacían.

El abuelo no pudo contener más la risa y se carcajeó como si no hubiera un mañana, seguido de Daniel.

—¡Este chico tiene mi total aprobación!

—Gracias, abue -le agarré la cabeza y despeiné sus escasos cabellos blancos.

—Rusa, cásate de una vez con él -me dijo entre risas- lo pensará mucho y se irá.

Daniel no pudo resistirse a reír ante la propuesta de mi abuelo, pero le terminó siguiendo el juego.

—Primero tiene que aceptarme como novio, señor.

Mi abuelo lo miró horrorizado.

—¡Qué impertinente soy! -se volvió a mi y me guiñó el ojo- los dejo solos.

¿Qué rayos fue eso?

—Caroline, ¿puedo preguntarte algo? -Daniel se acomodó en el sillón mientras me observaba.

Caminé en su dirección y me senté junto a él, mientras tomaba mi mano y la acariciaba con la yema de sus dedos.

—Dime.

—Pues... -se revolvió en su asiento- no sé por dónde comenzar, pero simplemente lo haré.

Lo observé curiosa. ¿Qué era eso que iba a decirme?

Prosiguió.

—No podía lanzarme simplemente a hacerte esta pregunta, tenía que hablar con algunas personas antes de ello: tus padres, tus abuelos y por supuesto, tus amigos; incluido Spencer.

Me quedé helada.

—¿Qué les dijiste?

Suspiró.

—Qué estoy profundamente enamorado de ti y siento que es a tu lado donde pertenezco.

—Eso significa que...

—Sí -sonrió- que ahora tengo que hacerte una pregunta: Caroline Hope...

—Oh, Dios -dije notablemente sonrojada.

—¿Quieres ser mi novia?

Las piernas me temblaban como si no hubiera un mañana, el corazón parecía que me iba a estallar, recordé el momento exacto en que Alex me hizo la misma pregunta y entendí lo rápido que habíamos ido, sin conocernos, sin entendernos, sin realmente sentir amor.

Y allí estaba Daniel, con los ojos algo vidriosos por la emoción y con sus manos sobre las mías, esperando una respuesta; fue cuando me di cuenta que esta vez era diferente, lo conocía, lo quería, deseaba llegar a amarlo. Y sabía que lo haría.

—¡Sí, por supuesto que sí!

Daniel dio un brinco y me abrazó emocionado, aunque interrumpido por varias voces lejanas -en la cocina- que celebraban.

—¿Qué rayos es eso?

—Le dije a tu abuelo que hoy te pediría ser novios, por eso cuando le di la "rusi-señal", se fue directamente a la cocina y nos dejó solos.

Entrecerré los ojos.

—¿"Rusi-señal"?

—Fue idea tu abuelo -dijo rascando su nuca- era una señal y tú eres la rusita, así que, no me quejo.

El abuelo y la abuela aparecieron en la sala sonriendo grandemente, y se acercaron a abrazarme.

—Por fin soy parte de algo importante en tu vida, rusita -dijo mi abuelo en mi oído.

—No puedo creer que todos lo hayan sabido.

—Claro que sí -mi abuela tomó la mano de Daniel y la sujetó con firmeza- tus padres y nosotros estamos encantados de que seas feliz. Sea quien sea, con quien fuera, tu felicidad es lo primero.

—Exacto, así que si por algún motivo, esta niña derrama lágrimas por ti -me señaló mi abuelo- te haré sufrir mucho, jovencito.

—Entendido señor, prometo que no será así.

Nos reímos, cenamos y disfrutamos juntos. Mi padre abrazó a Daniel, algo arisco porque su pequeña niña ya tenía novio formalmente, pero se llevaban muy bien y eso le daba tranquilidad.

Corrí a contárselo a Camila, Ed y Lisa, con la misma emoción con la que todo había sucedido.

—Sabíamos que pasaría —comentó Ed en la videollamada que teníamos todos juntos.

Sonreí. Nada podía ser mejor. Camila reía y daba aplausos al aire.

—¡Estoy tan feliz que siento que voy a explotar!

—¿Tanta emoción? -dije con una sonrisa.

Camila acomodó un mechón de su rubio cabello tras la oreja y sonrió.

—Pitufa, hemos visto cómo son Daniel y tú cuando están juntos, solo era cuestión de tiempo que sucediera.

Ed fingió sollozar.

—Mi pastelito de nuevo está feliz.

—Oh, basta.

—¡Nos alegra, Carol! -ahora era Lisa quien hablaba- te hemos visto pasarla mal con el tema de...

—Sí, -dije agitando una mano- Voldemort 2.0.

—Ese mismo, y ahora ver el brillo en tus ojos por Daniel, realmente nos hace sentir felices por ti.

Me sentía agradecida de tener buenos amigos con los que podía contar, sabía que Lisa se iría a Dalleston en cuestión de días y si Ed lograba ingresar a la UCR correría la misma suerte. 


— 🦋 —


Nota ❤️

¡He vueltoooo! 🥺 Todo esto para continuar con esta bella historia que nos hace sentir tantas emociones...

Gracias por su apoyo.

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